La COVID dispara en España el doloroso virus de la 'culebrilla'
Más del 90 % de las personas adultas en España se han infectado con el virus varicela zóster y, por lo tanto, pueden desarrollar el herpes.
El desconfinamiento y el hecho de que el uso de las mascarillas haya dejado de ser obligatorio en España no solo ha supuesto recuperar el contacto con familiares, amigos y desconocidos sino también la reactivación de ciertos virus.
Ha sucedido con el estallido de bronquiolitis, una epidemia que no es nueva pero que en algunas áreas sanitarias ha provocado la saturación de hospitales y la falta de camas en UCIs pediátricas. Más reciente es la alerta generada por los casos de estreptococo A en Reino Unido y España, aunque los pediatras llamaban a la calma porque el virus que lo provoca “es una bacteria totalmente común”.
Más allá de estos casos, otro virus que afecta a adultos y pequeños vive desde hace unos meses un repunte que preocupa a médicos y expertos. Aunque el herpes zóster, popularmente conocido como culebrilla, no es una enfermedad de obligada declaración, se calcula que los nuevos casos habrían crecido entre un 10 y un 20 % respecto a años anteriores.
El herpes zóster es una infección cutánea que causa una erupción roja y dolorosa, que se manifiesta como una sola franja de vesículas. En la mayoría de los casos envuelve el torso como un cinturón o culebra, aunque también puede aparecer en otras partes del cuerpo. Además, puede ir acompañada de fiebre, dolor de cabeza, sensibilidad a la luz y fatiga, con una evolución de dos a cuatro semanas.
La erupción está causada por el mismo virus que provoca la varicela y que permanece latente en el organismo una vez superada. Con el paso de los años, puede reactivarse por una bajada de las defensas o por una menor inmunidad motivada por tratamientos o por el envejecimiento. Por tanto, el herpes zóster es más común en personas mayores o con sistemas inmunitarios debilitados.
Más del 90 % de las personas adultas en España se han infectado con el virus varicela zóster y, por lo tanto, pueden desarrollar el herpes. De acuerdo con los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad sobre su incidencia entre 1998 y 2018, se puede observar como crece en el grupo de pacientes de más de 50 años hasta alcanzar su máximo en el grupo de más de 80 años.
Algunos de los efectos secundarios de la vacuna contra el coronavirus han sido las reacciones cutáneas. La llamada culebrilla o el herpes zóster, una erupción de sarpullido o ampollas en la piel causada por el virus de la varicela-zoster, el mismo que causa la varicela, es una de las reacciones adversas que podrían tener relación con la inyección, según apunta una investigación publicada en la revista British Journal of Dermatology.
El tratamiento indicado para el herpes de zóster es un medicamento antiviral, que puede administrarse oral o bien intravenoso.
También existen dos vacunas preventivas autorizadas. De hecho, este mes se ha incorporado al calendario de vacunas en España para mayores de 65 años y, además, se podrá captar progresivamente cohortes entre 66 y 80 años comenzando por la población que cumple 80 años.