La abuela de Texas
La brecha racial en Estados Unidos vuelve a estar más abierta que nunca. Nos advierte recordándonos la existencia de una América racista.
Solo Estados Unidos es capaz de pasar de un presidente negro a otro blanco sin dejar de ser un país tremendamente racista. Esto nos dice que el color de la piel del presidente nada tiene que ver con el racismo. La Presidencia los iguala. Ninguno es el otro.
Que el Capitán América es un blanquito racista es una obviedad. Lo es en esencia, ya que representa los valores neoliberales de la nación americana. Aunque el personaje ha pasado por varios guionistas y ha cambiado su discurso varias veces, nunca ha dejado de ser lo que es. Propaganda neoliberal, mercancía americana que, como producto, se debe a sí mismo.
En 1968 se aprueba el Acta de Derechos Civiles en Estados Unidos. Es decir, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley con independencia de su etnia o procedencia. Ese mismo año Marvel publica Capitán América y Pantera Negra. La América blanca y la América negra se encontraban también en el cómic.
Posteriormente, en la época de Obama, llegó el primer Capitán América negro. Le siguieron varias versiones del súper héroe, donde el discurso era inequívocamente contrario al racismo. Al igual que los presidentes es irrelevante el color de su piel. El sistema los iguala para seguir existiendo.
Sin embargo, es imposible separar al capitán de la nación, de la unión de sus valores. El héroe sin América no sería nadie. Porque son esos valores precisamente por lo que nace y existe. Con una sola razón de vida, ser el patriota de América.
Estos blanquitos racistas provienen de algún lugar. Alienados renacen en un tiempo que reivindican como propio. Creando un espacio violento contra lo que le ha dicho tener enfrente. Que no es más que el otro. El que no es igual.
La brecha racial en Estados Unidos vuelve a estar más abierta que nunca. Nos advierte recordándonos la existencia de una América racista. Crece en el interior de los nietos de la “abuela de Texas ”, una patriota con una larga cicatriz que cruza su cara.
El discurso extremadamente nacionalista y neoliberal ha despertado el monstruo sureño del lago negro norteamericano. La incertidumbre por el futuro da paso a la xenofobia. Miedo y odio se retroalimentan socialmente y se patrocina y tolera la violencia policial. Al igual que los Americops en el cómic de Marvel, la policía norteamericana tienen total libertad para actuar con violencia desmedida sobre la población negra o de otras etnias.
Pero, si negáramos que esto pasa en todo el mundo y no solo en América, seríamos unos hipócritas. Porque es algo que verdaderamente sabemos todos.
Black lives matter!