Jersón, día 1 después de Rusia: vuelven las sonrisas y las banderas nacionales
Un día "histórico", lo define Volodimir Zelenski. La enseña ucraniana vuelve a ondear en el enclave fundamental del sur.
Un día “histórico” para Ucrania, y no ha habido demasiado en los 261 que lleva vigente la invasión rusa. Este viernes, las tropas de Kiev han confirmado la reconquista de Jersón, la gran ciudad del sur y la única capital de provincia conquistada por Putin en una ofensiva cada vez menos rentable para sus intereses.
Dos días después de que Moscú diera la orden de repliegue para proteger otros puntos clave, la salida militar de las fuerzas invasoras se ha concretado sin que se hayan registrado mayores incidentes.
El tono de victoria expresado por Volodimir Zelenski y su gobierno se traslada a las calles. La bandera azul y amarilla vuelve a ondear de los edificios oficiales de Jersón y se asoma, por fin sin miedo, en las calles que vuelven a recoger vida y ruido.
Las imágenes que llegan desde este municipio, que hace menos de nueve meses censaba alrededor de 300.000 habitantes, son las de la emoción nacional. Ciudadanos anónimos, militares, hombres, mujeres y niños, fundidos en abrazos y en lágrimas.
No basta con llegar, asumen Zelenski y todo el país. La ciudad, apunta el líder, “no ha sido limpiada por completo”, aunque la la población se afana por “eliminar los símbolos rusos y cualquier rastro de la ocupación en las calles y edificios”.
Una de esas escenas la ha enviado un vecino local:
Queda aún el miedo. Nadie se fía de que la ciudad no albergue trampas mortales en formas de bombas. Por ello, Zelenski en su mensaje a la nación ha informado de que, después de la entrada en la ciudad, “comenzarán las medidas de estabilización”, como ya sucedió en otras partes de Ucrania “liberadas”, según ha recogido la agencia de noticias estatal Ukrinform. Aún quedan por desminar zonas críticas.
A modo de aviso, la Inteligencia Militar ucraniana lanzó un comunicado en ruso en el que advertía que las rutas de retirada de la ciudad ya estaban al alcance del fuego de su artillería. “Cualquier intento de oponer resistencia a las Fuerzas Armadas de Ucrania será repelido. Todo soldado ruso que resista será aniquilado”, advertía el texto. Sus palabras se reflejan en algunas capturas a estas horas, que muestran una huida a la carrera de efectivos rusos.
Al otro lado del río
Moscú, dentro de lo que puede, intenta justificar su maniobra militar de retirada sin reconocer una verdadera retirada, sino un reajuste de tropas. Bajo el nombre que sea, más de 30.000 de sus soldados se han retirado al sur del río Dniéper, así como se han trasladado más de 5.000 piezas y equipos militares en la margen izquierda.
Es la tercera gran huida de Rusia del territorio invadido y, esta vez, no han dejado atrás ni siquiera los automóviles y equipos que requieren reparación, como apuntan fuentes de Defensa rusas. La población local denunció en las últimas semanas cómo en esa evacuación exprés se habían llevado todo lo de valor de la ciudad, incluido material hospitalario, obras de arte y los artículos de numerosas tiendas.
Dentro de las fronteras rusas, la jugada es otro varapalo a la reputación de Putin. Como recoge EFE, ha sido mal recibida por expertos cercanos al Kremlin. “La rendición de Jersón es la mayor derrota geopolítica de Rusia desde la desintegración de la Unión Soviética”, ha llegado a decir Serguéi Márkov, quien fuera asesor del presidente ruso.