Investigan una segunda muerte relacionada con un fármaco experimental contra el alzhéimer
La primera muerte relacionada con los ensayos clínicos del lecanemab se conoció hace un mes y ahora se investiga el caso de una mujer de 65 años.
El medicamento lecanemab se presentó como una gran esperanza contra el alzhéimer por sus fabricantes, las farmacéuticas Biogen y Eisai. Además, en septiembre anunciaron que en los resultados del ensayo clínico de fase 3 el medicamento redujo un 27% el deterioro cognitivo leve a los 18 meses de tratamiento.
Ahora, sin embargo, la muerte de un segundo paciente que participó en estos ensayos a causa de una hemorragia cerebral masiva aumenta la preocupación por su seguridad, según ha publicado la revista especializada Science.
La primera muerte relacionada con estos ensayos se conoció hace un mes y ahora se investiga el caso de una mujer de 65 años de Chicago a quien se administró lecanemab. La paciente recibió infusiones del anticuerpo durante el ensayo clínico, sufrió un derrame cerebral y un tipo de hinchazón y sangrado ya descrito como posible efecto secundario de estos anticuerpos. Tras esto, fue tratada con un activador tisular del plasminógeno (tPA), un anticoagulante que inmediatamente después causó la hemorragia.
El estudio forense, realizado en el Centro Médico Universitario Northwestern de Chicago, atribuye la muerte al lecanemab. El medicamento actuó sobre depósitos amiloides muy cercanos a los vasos sanguíneos, que sufrieron un proceso inflamatorio y se debilitaron.
La mujer sufrió un trombo cerebral y al aplicarle un anticoagulante, esos vasos sanguíneos dañados “ardieron”, según describen los autores de la autopsia. “Si la paciente no hubiera recibido lecanemab, hoy estaría viva”, ha asegurado el neuropatólogo Rudolph Castellani, uno de los forenses, en la revista Science.
El viudo de la paciente, con el que ha hablado la revista, ha contado que llevó a su mujer a urgencias con síntomas de trombosis cerebral. Informó a los médicos de que estaba en el ensayo clínico con lecanemab, los médicos revisaron la información facilitada por la entidad responsable del estudio y le administraron tPA.
“En cuanto se lo dieron, parecía que su cuerpo estaba en llamas. Gritaba. Hicieron falta ocho personas para mantenerla tumbada. Fue horrible, todo el mundo corría y decía ‘¿qué diablos está pasando?’”, ha recordado. Lo único que pudieron hacer por ella fue sedarla para que dejara de sufrir.