India y Pakistán: el miedo de los dos enemigos a mostrar debilidad complica la peor crisis en 50 años
Un cruce de atentados y bombardeos en la zona de Cachemira eleva la fiebre en la frontera de dos vecinos que tienen armas nucleares con las que amenazarse.
El peor ataque terrorista contra las fuerzas de seguridad en la Cachemira india, ocurrido hace dos semanas y en el que murieron 42 policías, ha desembocado en una escalada de tensión entre la India y Pakistán de la que nadie está dispuesto a salir perdedor mostrando debilidad ante los suyos.
Al bombardeo llevado a cabo el lunes por cazas indios a campamentos insurgentes dentro de territorio paquistaní siguió este martes una supuesta incursión de aviones paquistaníes en la Cachemira india, unos ataques aéreos sin precedentes desde hace casi 50 años.
Ajai Sahni, el director del Instituto de Gestión de Conflictos de Nueva Delhi, se mostró pesimista ante la posibilidad de que ambas potencias alcancen pronto una solución al conflicto. "El problema ahora mismo es que todo esto se ha unido a una campaña política y, más importante, a una campaña electoral. Tenemos elecciones generales (en la India) en un par de meses, y el Gobierno indio ha puesto en el centro de su campaña la cuestión de castigar y humillar a Pakistán", lamentó Sahni.
El ataque a las fuerzas de seguridad indias en la conflictiva región de Cachemira, disputada por ambos países, fue reivindicado por el grupo terrorista con base en Pakistán Jaish-e-Mohammed (El Ejército de Mahoma o JeM), por lo que Nueva Delhi ha denunciado la implicación de su vecino.
El analista dijo que esto obligó al Gobierno del primer ministro, Narendra Modi, a sacar músculo militar con el beneficio añadido de silenciar momentáneamente a la oposición india.
Islamabad y Nueva Delhi están determinados a no dar un paso atrás, explicó, y la única solución sería encontrar una fórmula para salvar la reputación de ambos países, que han librado tres guerras y numerosos conflictos menores desde su nacimiento en 1947.
Pero a pesar del aumento de la tensión, Sahni no cree que vaya a estallar una guerra convencional o nuclear: "ninguno de los dos países es suicida".
Al igual que sucede en la Línea de Control (LoC, frontera de facto en Cachemira), donde ambos países bombardean posiciones enemigas frecuentemente, la India y Pakistán podrían comenzar a hacer incursiones aéreas periódicas.
"Ellos perderán un avión, nosotros perderemos un avión, y esta locura continuará porque ningún bando está dispuesto a retirarse pero tampoco quiere elevar la tensión más allá de cierto punto", explicó.
Sameer Patil, del centro investigador indio Gateway House, reconoció que la tensión entre ambos países es grave: "el último uso de las fuerzas aéreas en territorio paquistaní o incluso de aparatos de Pakistán en la India tuvo lugar durante la guerra de 1971", que llevó a Pakistán Oriental a independizarse con apoyo de la India, naciendo Bangladesh.
El analista afirmó que ambos países han dado muestras de querer rebajar las tensiones en sus declaraciones oficiales, "como cuando el secretario de Exteriores de la India habló el lunes de una operación no militar y con información de inteligencia contra objetivos no militares".
"Por supuesto, las cosas pueden cambiar si hay otro ataque terrorista (...) pero ahora mismo la atención está más centrada en los esfuerzos diplomáticos por aislar a Pakistán y en presentar la operación militar india como necesaria", señala.
El primer ministro paquistaní, Imran Khan, también se mantuvo hoy en la misma línea e intentó calmar los ánimos llamando al diálogo -sin olvidar mencionar los arsenales nucleares que posee cada país.
El indio Sushant Sareen, de la Observer Research Foundation (ORF), afirmó a Efe que la India se aventuró ayer a desafiar el "chantaje nuclear" de Islamabad al tiempo que se mostró convencido de que Pakistán tratará de rebajar la tensión.
"El Gobierno de la India puede pensar que han anotado un tanto y que no hay por qué continuar con la tensión", explica, aunque la incursión aérea paquistaní de hoy se saldó con dos cazas derribados y el arresto de un piloto indio. "La India va a tener que pensar muy bien su próximo paso antes de decidirse a rebajar la tensión", concluyó Sareen.