Los 'jamases' de Ignacio Cosidó y Francisco Martínez
El exdirector de la Policía dice que nunca despachó con Villarejo y el ex número dos de Interior que no oyó hablar de la Kitchen.
Jamás de los jamases. Ignacio Cosidó, quien fue máximo responsable de la Policía Nacional, y Francisco Martínez, el ex número dos de Interior, se han agarrado este martes a la misma palabra en la comisión de investigación de la operación del Congreso, “jamás”, para desentenderse de la operación Kitchen.
Cosidó ha negado cualquier relación con el excomisario José Manuel Villarejo —pieza clave de la supuesta trama organizada en Interior para espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas—. El director de la Policía, “jamás” ha intercambiado mensajes, comido o despachado con el hombre clave de las cloacas del Estado, imputado en la causa que investiga el juez Manuel García Castellón.
Es más, Cosidó, que no se ha quitado en ningún momento la mascarilla azul, no solo ha negado cualquier conocimiento de la operación Kitchen, también ha asegurado que desconocía que hubiera agentes o exagentes siguiendo al extesorero popular para robarle información comprometedora para los populares o para altas instituciones del Estado.
Poco después de Cosidó, Francisco Martínez también ha soltado la palabra de marras. El ex número dos de Interior ha dicho que “jamás en la vida” habló de ningún operativo policial para cercar a Bárcenas con la entonces secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal —que declarará este miércoles en la comisión—.
“Les avanzo que niego de forma contundente que durante el ejercicio de mi cargo entre enero de 2013 y noviembre de 2016, participase o tuviese conocimiento, directo o indirecto, de cualquier forma de utilización ilegal de efectivos, medios y recursos del ministerio con la finalidad de favorecer intereses políticos del PP, perseguir ilícitamente a personas o anular pruebas inculpatorias”, ha zanjado Martínez, quien antes de empezar su intervención ya había advertido de que no podría contestar a todas las preguntas de los portavoces por la investigación en marcha en la Audiencia Nacional.
Si de algo ha servido la intervención del exdirector de la Policía ha sido para contradecir la versión que dio Villarejo hace apenas una semana también en el Congreso, cuando dijo que habló directamente con el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy sobre la Kitchen sin aportar prueba alguna.
“Yo con el señor Villarejo jamás he despachado, jamás he comido con él, jamás he hablado por teléfono con él, jamás he intercambiado ninguno tipo de mensaje con él y jamás le he hecho llegar ninguna instrucción a través de terceras personas”, ha zanjado Cosidó con cierto nerviosismo que ha detectado el portavoz de ERC, Gabriel Rufián.
Villarejo aseguró que el exjefe de Asuntos Internos de la Policía Marcelino Martín Blas fue quien le llamó para una “reunión urgente” en la Dirección Adjunta Operativa de la Policía. Allí fue Cosidó, supuestamente, quien instó al excomisario a abandonar dos operaciones que tenía abiertas en Arabia Saudí y Líbano para que escuchara a Eugenio Pino, quien le dió los detalles de un operativo en el que tenía interés Mariano Rajoy. Es decir, la Kitchen.
¿Y cuál era ese operativo? Según contó Villarejo, ese “encargo” era captar a un confidente para espiar a Luis Bárcenas y “verificar” si guardaba información sensible, no solo para el partido sino también para “altas instituciones del Estado”. El problema es que Cosidó ha dicho que no se cree las palabras del excomisario.
- “No se enteraba usted de nada”, le ha espetado Rufián a modo de reprimenda.
- “Me enteraba de lo que me tenía que enterar”, ha respondido airado Cosidó.
El exdirector de la Policía ha negado que existieran estructuras paralelas en Interior y en la Policía durante su mandato: “La única estructura que hay o por lo menos que yo conociera en la Policía es la que regula la ley”. Además, el ex máximo responsable policial se ha lavado las manos de toda responsabilidad en el cargo de Villarejo. Y ha dicho que estaba adscrito a la Dirección Adjunta Operativa desde 2011, antes de que él fuera nombrado director: “No fue una decisión que se tomara bajo mi mando”.
De las palabras de Cosidó también se ha desprendido que el excomisario, señalado por el poder como urdidor de todo tipo de conspiraciones, estaba “a disposición” del director adjunto, pero “sin ningún mando específico de unidad ni atribución específica de funciones”. Algo así como un enigma con piernas en el seno de la policía.
Objetivo: despolitizar la Policía
Cosidó ha defendido su gestión al frente de la Policía Nacional y ha afirmado que uno de sus principales objetivos fue despolitizarla. Por eso, ha aclarado, redujo en un 60% los puestos de libre designación y aprobó un código ético: “Tenemos una policía limpia [...] Algunas de las prácticas desarrolladas en España contra la corrupción son modélicas y sirven de referencia para otros países”.
Pero la ética se ha convertido en una trampa. Justo cuando Cosidó ha hablado de ella, Rufián, de ERC, ha preguntado si le parecía ética la conducta de Villarejo. El exdirector de la Policía ha dicho que “en absoluto”. En ese momento, Rufián ha sacado la artillería: “Entonces, ¿por qué le condecora en el año 2012?”.
- “Mi conocimiento sobre el señor Villarejo era mucho más limitado”.
Al final parece que nadie conoce al excomisario pese a haber tenido contacto con casi todos los engranajes de Interior. Eso sí, Francisco Martínez ha reconocido que trató con él, pero siempre a instancias del excomisario. El ex secretario de Estado de Seguridad ha culminado confesando un lamento; un “sentimiento de abandono” que le invadió cuando dejó la vida pública, en 2019.
- “Se sintió decepcionado con su superior, el ministro Jorge Fernández Díaz?”, le pregunta un diputado.
- “Probablemente, sí. A lo mejor él también conmigo, pero no creo que eso tenga relevancia”.