Huesos de verano
España tiene una herida que siempre está a medio camino de cicatrizar o de gangrenarse por completo. La democracia llegó a través de una evolución del régimen anterior, y no por medio de una revolución que rompiese todo vínculo con el pasado -lo que en aquel momento hubiese sido una catástrofe y otra guerra-.
En este aspecto, con la idea de superar el escollo, no nos vendría mal mirar hacia Alemania, incluso si lo hacemos a su vertiente artística. La obra de Joseph Beuys recalca que el primer paso para sanar una herida es reconocer la misma y mostrarla sin ningún pudor -Zeige Deine Wunde-. El dolor que hubo en el pasado proseguirá en el futuro si no existe reconocimiento previo para la curación.
La ley de la memoria histórica (52/2007, de 26 de septiembre) está siendo revisada desde la llegada del PSOE a La Moncloa, con el aplauso de organizaciones como la ONU, para cerrar de una vez las subtramas abiertas en el guion de temporadas anteriores de este país.
El verano concluirá seguramente con la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, para que este lugar se convierta al fin en un cementerio que reconcilie a ambos bandos, y no en un símbolo de peregrinación para anacrónicos seguidores del fascismo.
A este proceso de higiene democrática no contribuyen declaraciones como las del actual líder Popular, Pablo Casado, hace unos años: "Los de izquierdas son unos carcas, todo el día con la fosa de no sé quién".
Al hilo de la exposición del pensamiento de Casado encontramos a personajes públicos que vierten sorprendentes proclamaciones en medios sociales. No sólo con déficit de profundidad en su análisis, sino directamente posicionándose en contra de una ley democrática. Es el caso del cantante José Manuel Soto en Twitter durante este fin de semana.
El sábado 18 de agosto se cumplían 82 años del asesinato del artista universal Federico García Lorca a manos de un pelotón de fusilamiento, bajo la bendición del teniente general Queipo de Llano -su premisa fue "dadle café, dadle mucho café"-.
El delito de Lorca según el informe de su ejecución de 1965 fue ejercer "prácticas de homosexualismo", ser "masón", y "socialista".
El comentario de José Manuel Soto en Twitter no sólo es hipócrita, ya que alaba su obra y menosprecia los motivos de su asesinato, sino que es hiriente para las victimas del franquismo, y además, atenta contra la ley de la memoria histórica.
Como si se tratase de la protagonista de la película Winter's Bone, las víctimas de las violaciones de derechos humanos durante la dictadura militar y la guerra civil topan una y otra vez con un entorno hostil y miserable que no les ayuda a curar sus heridas, sino que las socava bajo un fieltro de ambigüedad.
Quizás a estas alturas convendría una reflexión colectiva que indagara hasta qué punto es moralmente lícito que el señor Soto sea jurado en un concurso de talentos en una televisión pública, cuando su juicio no entronca con lo cabal democrático, ni con las leyes vigentes del estado.