Guía breve de la Ciudad de México para visitantes primerizos
Hay mil formas de comenzar a describir la Ciudad de México. Por su historia, su gente, su geografía, por alguno de sus mundos: el culinario, el artístico, el intelectual, el financiero, el político, el social, el deportivo. Las dimensiones de esta ciudad son tan grandes que cuesta mucho hacerse una idea de ella en la cabeza. Es casi como imaginar el universo. Dimensiones enormes, lugares que parecen tan lejanos que se tardaría más de una vida en llegar. Hay que estudiar mapas y recorrer las calles varias veces, recordar los nombres de las avenidas, ubicar los monumentos más importantes. Perderse.
No hay una vista igual a la de esta ciudad desde un avión. Es un mar urbano gigante, casi surrealista, que nunca se acaba. Parte de lo que la hace tan vibrante es justamente la concentración de tantas personas en un mismo núcleo urbano. Por eso definirla y adjudicarle una personalidad es tan complicado, por no decir que imposible.
En la Ciudad de México coexisten varias ciudades en una sola. Cada colonia tiene su personalidad, su arquitectura, hasta los nombres de las calles y el tipo de locales que albergan. El Centro Histórico con sus fachadas cargadas de historia, que recuerdan un pasado colonial que aún hoy sirve como semilla para la búsqueda de la identidad, no solo de México sino de todo el continente latinoamericano. El lugar donde comenzó todo y donde converge todo, desde la intelectualidad, hasta el comercio, la política, el centro le hace honor a su nombre a cada instante.
Está Coyoacán, otra zona emblemática. Es hermoso caminar por sus calles sin rumbo fijo, solo para ver las fachadas y balcones que son tan mexicanos. Calles amplias. Casas de colores. Incluida la Casa Azul de Frida Kahlo, donde junto a Diego Rivera vivió desde su arte la mexicanidad que esa zona representa y atesora. Es una zona relajada, bohemia, donde baja considerablemente el ritmo de la ciudad. Desde los viveros hasta el Centro Cultural Elena Garro, un mercado donde venden carnes y tacos exquisitos, pero además están las casonas de Hernán Cortés y las iglesias y capillas que mandó a construir. Quizás la más impresionante, aunque no la más grande es la de "la Conchita": una pequeña capilla, con una fachada muy delicada y una puerta de madera de esas que el tiempo está tratando de vencer. De los espacios más bellos y llenos de misterio que haya visitado jamás.
La Condesa es una zona que se ha puesto de moda, una zona con un toque bohemio, hipster, que está tratando de ser cosmopolita como Polanco, pero sin perder su personalidad. En Polanco es común ver mujeres elegantes en terrazas de restaurantes de moda. En la calle puedes escuchar cualquier idioma. A veces da la sensación que estás en una ciudad de Europa. Todo se hace caminando y es mejor, porque el tráfico en esta parte de la ciudad es un caos. Una de las cosas más bellas de Polanco es el parque Lincoln, con sus espejos de agua, sus vendedores de globos y burbujas de jabón y su hermoso mariposario. Allí también está el teatro Ángela Peralta, donde puedes ver desde un concierto de Jazz hasta el Réquiem de Mozart.
En Condesa hay librerías, mezcalerías, bares, algunas en sitios insospechados. Al igual que en la Roma, que tiene el mismo estilo, hay casonas recuperadas que ahora albergan locales pequeños, desde tiendas de bisutería hasta restaurantes de moda, pero las calles no pierden ese ambiente de barrio viejo, como si las transitara una cierta nostalgia. En esta zona encuentras desde una panadería tradicional hasta la sucursal de un restaurante famoso. Tienen muchísimas librerías y el Parque México en lo que fue el hipódromo de la Condesa, con su zona canina, su librería al aire libre y una pequeña pero hermosa biblioteca pública.
Aún falta mucho por descubrir, desde Xochimilco hasta San Ángel, en cada colonia hay que tomarse el tiempo para explorar. Quizás por esta amalgama de visiones es que la Ciudad de México ha hechizado a artistas, cineastas, editores, cocineros, empresarios, porque cada espacio es una oportunidad nueva para soñar, para estimular la imaginación y para sumirse en historias inagotables, tanto las que se oyen como las que se cuentan.
La ciudad es enorme y para muchos es un caos. Definitivamente sí, lo es, pero es un caos que atrapa. Es una ciudad que se sabe hija de su tiempo, heredera de su pasado imperial y forjadora de futuro. Es un lugar mágico, inagotable, que nunca terminas de conocer del todo, que tiene tanto que ofrecer que es casi imposible experimentarlo en su totalidad, lleno de ideas, de corazón. Este cosmos que es la Ciudad de México es un lugar casi fantástico, que no se acaba nunca.
Este post fue publicado originalmente en la edición mexicana de The HuffPost