Los ‘escollos’ del futuro Gobierno de coalición
Los problemas (y retos) a los que se enfrenta el acuerdo PSOE-Unidas Podemos.
“Escollo”. Esto es lo que dijo Pedro Sánchez sobre Pablo Iglesias para no llegar a un acuerdo el pasado verano. Pues se acabaron los vetos, y PSOE y Unidas Podemos van camino de conseguir el primer Gobierno de coalición en nuestra democracia. Alegría entre el electorado progresista, que ahora sí ve reflejado su voto.
En los dos partidos son conscientes del enorme reto que tienen por delante: una coalición de izquierdas que puede convertirse en un referente para Europa o un fracaso que podría llevar a La Moncloa en un periodo corto a las derechas. En sus manos está.
Estos son los escollos a los que se enfrenta:
Los votos para la investidura
Ese Gobierno todavía no está asegurado. El primer paso es conseguir los votos necesarios para superar la investidura, que podría ser en la segunda quincena de diciembre. Ahora toca hacer realidad la calculadora: creen que lograrán pasar la investidura, pero deben atar al resto de diputados necesarios. Para completar la fórmula es necesario pasar por ERC o por Cs.
La portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, ha tomado ya las riendas este miércoles para iniciar los contactos. Vamos a la suma: PSOE (120) y UP (35) parten con 155. A ellos hay que sumarles los 3 de Más País (158). Esperan contar con PRC (1), PNV (6), Teruel Existe (1), BNG (1) y CC-NC (2), para sumar 169. En la primera ronda hace falta mayoría absoluta (176), por lo que se mira a la segunda votación, donde es suficiente recabar más síes que noes.
Y ahí entran dos factores: la abstención de ERC (13) o de Cs (10). Los primeros han dicho que para eso se produzca debe haber una mesa de negociación política sobre Cataluña, en tanto que los segundos -ahora descabezados por la marcha de Rivera- se muestran en contra de un Gobierno PSOE-UP y le piden al socialismo que pacte con PP y ellos.
Estabilidad parlamentaria
Las direcciones de los dos partidos creen que superarán el trámite de la investidura y Sánchez e Iglesias han avanzado su intención de que sea un Gobierno que dure toda la legislatura. Pero se van a encontrar con un Congreso enormemente atomizado y ellos cuentan con menos escaños que en abril (155 frente a 165). Para lograr el objetivo de aguantar cuatro años es vital aprobar los Presupuestos Generales del Estado, algo que no consiguieron PSOE y UP a principios de año, lo que abocó al adelanto electoral. El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha hecho este pronóstico: sería “milagroso” que durara los cuatro años y sería para “ponerle un monumento”.
Cohesión interna
Este acuerdo exprés entre el PSOE y UP llega tras meses de duras críticas y de desconfianza absoluta. El presidente en funciones llegó a decir que no dormiría tranquilo si hubiera ministros de Podemos, mientras que Iglesias le acusó públicamente al secretario general del PSOE de mentirle.
En la comparecencia de este martes se habló de “cohesión” y “lealtad”. Después de las palabras habrá que ver los hechos. Sánchez siempre creyó que podía darse la situación de dos gobiernos paralelos y dos Consejos de Ministros, que pondrían en riesgo la continuidad propia del Ejecutivo. Siempre comentó que prefería nuevas elecciones antes que aguantar solo un año y tener que ir otra vez a las urnas, dándole a la derecha el argumento de que las izquierdas no sabían gobernar juntas. Además, hubo miedo en el socialismo por tener dentro a su máximo rival luego en las elecciones. Todo ello dominado por la mala relación personal entre los dos líderes.
Se trata del primer Gobierno de coalición en nuestra democracia y no hay experiencia de este tipo a nivel general. Pero en autonomías sí se han dado, siempre poniéndose como ejemplo el pacto del Botánico en la Comunidad Valenciana. Este tipo de coaliciones siempre se suelen tensar cuando llegan periodos electorales.
Cataluña (y elecciones)
Sánchez siempre argumentó que no podía pactar con UP por su postura sobre Cataluña: Iglesias había defendido un referéndum y hablaba de presos políticos. Lo que suponía un grave problema para un Gobierno que debía gestionar la situación ante la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés.
Ahora creen que las discrepancias pueden relajarse una vez ya se conoce el fallo del Alto Tribunal. En el documento firmado este martes se referían a este asunto dentro del punto 9: “Garantizar la convivencia en Cataluña: el Gobierno de España tendrá como prioridad garantizar la convivencia en Cataluña y la normalización de la vida política. Con ese fin, se fomentará el diálogo en Cataluña, buscando fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución. También se fortalecerá el Estado de las autonomías para asegurar la prestación adecuada de los derechos y servicios de su competencia. Garantizaremos la igualdad entre todos los españoles”.
Los miembros de UP siempre han sido muy críticos con las actuaciones policiales en Cataluña y ahora deberán defender la gestión que se haga desde el Ministerio del Interior de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Ese ‘dentro de la Constitución’ también supone que deben renunciar a la celebración de un referéndum.
La situación catalana podría derivar próximamente en una convocatoria electoral. UP ha pedido, por ejemplo, que dimita Quim Torra. El problema es que los ‘comunes’ siempre han estado más cerca políticamente del soberanismo que del resto de partidos. Ante una convocatoria podrían tensarse las relaciones entre los dos socios de Gobierno para captar al electorado o diferenciarse precisamente. Sánchez ha optado por una posición dura contra el independentismo y ha llegado a prometer que se incluirá en el Código Penal la convocatoria de referéndums ilegales. Con una diferencia clara dentro de estos años entre los ahora socios: la aplicación del 155.
Durísima oposición
Los dos partidos se preparan para una durísima oposición. Especialmente, teniendo a la ultraderecha de Vox en el Congreso, con 52 escaños y tercera fuerza política. Esto va a marcar el tono a toda la derecha, ya que el PP siente el aliento en la nuca de Santiago Abascal. Cs no ha cambiado por el momento de rumbo: Arrimadas y Villegas se aferran a que no apoyarán la investidura.
Nada más conocerse el pacto, Pablo Casado (PP) aseveró que se trataba de un Gobierno “radical”. “Para este viaje no hacían falta alforjas”, se quejó el líder conservador: “La cabra tira al monte y Sánchez ha dejado muy claro que está de acuerdo con la radicalidad de izquierda y no con un PSOE que llegaba a acuerdos de Estado no con nacionalistas sino con el PP”, agregó adelantando el estilo que imperará en su discurso.
Desde Vox, Santiago Abascal ha proclamado: “El PSOE se abraza al comunismo bolivariano, a los aliados de un golpe de Estado en mitad de un golpe de Estado”.
Los mercados y los poderes económicos
Nada más conocerse la noticia, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa pidieron la formación de un Gobierno “estable y moderado” y subrayaron la necesidad de avanzar en las reformas pendientes y aplicar “rigor presupuestario y ortodoxia económica” ante la desaceleración.
Desde la patronal siempre se hubiera preferido un Gobierno de gran coalición o del PSOE con Cs.
Sánchez ya lanzó un mensaje a los mercados y la UE prometiendo que Nadia Calviño sería vicepresidenta económica, una política que fue directora general de Presupuestos de la Comisión Europea y que mantiene buena relación con empresarios. Unidas Podemos no la veía con buenos, pero el pacto incluye no poner vetos.
El propio Gobierno ha lanzado este miércoles un mensaje a través de la titular de Industria, Reyes Maroto: “Los hechos dan la razón de que somos un Gobierno moderado, que atiende el interés general. Nada más llegar nosotros había mucha crispación sobre el futuro de la economía y hoy tenemos tasas de crecimiento que van a cerrar en torno al 2%, con una mejora importante del mercado laboral”. “Los empresarios han estado muy cercanos estos meses a la acción del Gobierno y apoyándola”, añadía.