Ganan las mujeres: un debate auténtico y a la altura (y no precisamente por los tacones)
Siguen sin estar en primera fila de la política, a pesar de estar tan, o más preparadas, que sus líderes.
Menos testosterona, menos sobreactuación y menos lanzamiento de adoquines. Más complicidad, más respeto, más argumentos, más temas reales desaparecidos en el debate del lunes... Las evidentes diferencias entre el encuentro en televisión de los cinco candidatos a la Presidencia y el de las cinco representantes de los partidos deja una pregunta en el aire: ¿Por qué aún no hay ninguna candidata al Gobierno de España que sea mujer?
Aunque no han faltado roces y encontronazos, María Jesús Montero (PSOE), Ana Pastor (PP), Inés Arrimadas (CS), Irene Montero (UP) y Rocío Monasterio (VOX) han dado una lección de educación y saber estar a los líderes de sus partidos, que más que un debate pareció que protagonizaban cinco mítines electorales.
Ni Sánchez ni Casado ni Rivera ni Iglesias ni Abascal han sido capaces de sentarse y llegar a un acuerdo de Gobierno en seis meses. Este lunes, sus diferencias eran notables en un debate que, una vez más, estuvo dominado por la testosterona y el “a ver quién la tiene más grande”, con la excepción de Pablo Iglesias, que se distanció en cierto modo de sus compañeros siendo el único que tendió puentes y habló de diálogo.
Este jueves, las cinco políticas se han mostrado menos encorsetadas, más valientes a la hora de decir lo que tenían preparado e, incluso en las discusiones, se podía notar cierta complicidad y autenticidad. Han hablado de Medio Ambiente, de Ciencia, de Sanidad o Educación, problemáticas olvidadas en el gran debate de los candidatos y más cercanas a los ciudadanos, así como de políticas públicas para solucionarlas. Los Pactos y Cataluña han tenido muchísima menos presencia en el debate. Daba incluso buen rollo ver a Irene Montero pidiéndole a María Jesús Montero que convenciese de algunas medidas a Pedro Sánchez.
No sólo eso: han contrastado los argumentos, destapado mentiras y tenido más empatía. Además de tener propuestas mucho más concretas. En una de ellas, la reforma del Código Penal en cuanto a violencia sexual, incluso coincidían todas las candidatas menos Rocío Monasterio, que señalaba que el machismo se combate con “cadena perpetua”.
Otra diferencia: las mujeres de la izquierda no han tenido ningún problema en plantar cara a Vox y a sus argumentos fascistas, calificándolos de “machistas y xenófobos”, algo que no sucedió con los candidatos.
Maria Jesús Montero ha estado mejor —mucho, mucho mejor— que Pedro Sánchez, Ana Pastor ha dado mil vueltas a Pablo Casado, Inés Arrimadas ha superado por mil a Albert Rivera e Irene Montero ha demostrado tener el mismo (o más) poder de liderazgo que Pablo Iglesias. Rocío Monasterio... En su línea, como Abascal, de extrema derecha xenófoba y machista.
Me pregunto qué habría pasado si la decisión de formar gobierno hubiese estado en su mano. Si hubiesen sido ellas las que se hubiesen sentado a dialogar. ¿Habrían tardado seis meses en conseguir NADA o habríamos tenido gobierno en un mes?
El hecho de que hayan sido cinco mujeres ha sido casualidad, según laSexta. “Llamamos a los partidos, les pedimos a los mejores que tenían y las han mandado a ellas”, explicaban los periodistas de la cadena Antonio García Ferreras y Rodrigo Blázquez minutos antes de comenzar el encuentro, “nosotros no buscábamos un debate entre mujeres”.
Quizá no sea tanta casualidad que pidan a los mejores y manden a cinco mujeres. Quizá lo que pasa es que por fin la sociedad está preparada para tener una presidenta del Gobierno. Y quizá sean esos mismos partidos que presumen de tener a “las mejores” los que les cierran el camino hacia el liderazgo.