La ‘muralla’ de Felipe VI
Los nuevos escándalos de Juan Carlos I y las infantas Cristina y Elena sacuden con fuerza Zarzuela y tensionan al resto de instituciones.
Felipe VI alaba el papel de su padre en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso ante todo el poder actual español en el cuarenta aniversario del 23-F… y a las horas salta la bomba de una regularización fiscal de más de 4 millones de euros. España saliendo de la cuarta ola pero con el clamor de que se acelere el ritmo de la vacunación… y se publica que las infantas Elena y Cristina y el emérito ya se han pinchado en los Emiratos.
¡Vaya días para Felipe VI! No gana para disgustos en un momento delicadísimo para la corona, pero que empieza a afectar a la imagen también de otras instituciones esenciales del Estado como la Fiscalía (encargada de la investigación sobre Juan Carlos I), la Agencia Tributaria (competente en la regularización fiscal), el Gobierno (que intenta defender a Zarzuela y que se divide internamente) y hasta al propio Congreso (que organizó el acto del 23-F y que sigue rechazando las comisiones de investigación).
Zarzuela y La Moncloa han ido todo este tiempo de la mano con el mismo relato: se trata de cuestiones personales que no tienen nada que ver con el actual monarca y con la institución que representa. Es el argumento que se quiere hacer calar en la sociedad ante esta situación tan delicada y poner de esa manera una ‘muralla’ para proteger a Felipe VI. ¿Pero servirá estrategia ante los escándalos que crecen día a día por culpa de sus familiares?
“Está atrapado”
“¿Alguien se cree que ese cortafuegos va a ser suficiente?”, se pregunta el politólogo Pablo Simón, ante los hechos que se reproducen entre los miembros de esta familia desestructurada, en la que muchos de sus miembros ni se hablan ni parece importarles el coste que tenga para la institución.
Simón lo tiene claro: “Felipe VI se encuentra atrapado”. Recuerda que “cualquier acción pública” de sus hermanas tiene implicaciones “reputacionales” para la corona. Pero al mismo tiempo, prosigue, el monarca actual “no puede hacer nada”, ya que no puede controlarlas fiscalmente ni en sus actos ni aplicar sanciones ni regularlas a través de mecanismos porque no son miembros ya directos de la casa real.
Según Simón, la línea mantenida hasta ahora por Zarzuela de “esas infantas de las que usted me habla” es complicada de mantener. Y opina: “Tendrían que tener otro relato sotto voce de que ellas son desleales con su hermano e incurrieron en un comportamiento poco ético sabiendo que el coste lo va a asumir la corona como institución y no ellas”.
Comenta este profesor de la Universidad Carlos III de Madrid que es muy “difícil” que la gente distinga entre la corona y las infantas porque “son las hermanas del rey y tienen implicación directa”. “Estamos hablando de un contexto en el que asumen responsabilidades políticas los concejales que se han vacunado. ¿Pero qué haces con alguien de estas características? A lo mejor revela una verdad que es incómoda: a lo mejor existe un mercado negro de vacunas del que no nos estamos enterando”, reflexiona.
Estos episodios de Juan Carlos I y las infantas, añade, “revelan que no existe una estrategia concertada: el rey emérito y las infantas hacen lo que les da la gana y la casa real se dedica a apagar fuegos”. Para Simón, Zarzuela tendría que darle la vuelta a la tortilla, organizar una gira del rey y cambiar 180 grados su plan de comunicación. Lo resume así: “cambiar el foco, hacer actos de proximidad, recuperar el pulso”.
Simón está convencido de que es necesario hacer una ley de la corona, pero reconoce que no hay mayorías actualmente: “Tendría que ser un pacto amplio”. De esta manera se podría proteger a la institución estipulando qué hacer en situaciones complicadas, como si un candidato rechaza la investidura, o contemplar escenarios de tasación del patrimonio. “No sabíamos qué hacer hasta para abdicar”, se lamenta.
Por el momento, el “cortafuegos” ha funcionado, comenta Simón al hilo de las últimas encuestas, en las que aprueba Felipe VI frente a su padre. Pero pone el énfasis en que cada vez hay un mayor rechazo entre los jóvenes, las personas de izquierdas y la España plurinacional. “Tiene que recuperar, sobre todo, el tema generacional, es el más importante”, remata el profesor.
Las repercusiones de los escándalos
Son días de nervios en Zarzuela y de indignación entre muchos ciudadanos por lo que está pasando. En un comunicado, las propias infantas han reconocido que se vacunaron, pero ni siquiera han pedido perdón. “Con el objeto de tener un pasaporte sanitario que nos permitiera hacerlo regularmente, se nos ofreció la posibilidad de vacunarnos, a lo que accedimos. De no ser por esta circunstancia, habríamos accedido al turno de vacunación en España cuando nos hubiera correspondido”, señalan en el texto. Desde Zarzuela se han desvinculado del asunto y han dicho que el rey no es responsable de los actos de sus hermanas y que los actuales miembros de la casa se vacunarán cuando corresponda.
Esta vacunación ha sido criticada abiertamente por algunos de los miembros del Gobierno de coalición como el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y los ministros de Política Territorial y de Igualdad, Miquel Iceta e Irene Montero, respectivamente. En paralelo, el Gobierno está dando explicaciones por la regularización fiscal. La ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, decía tras el Consejo de Ministros: “Es falso que el Ministerio de Hacienda o la Agencia Tributaria hubieran tenido conocimiento de ningún tipo de actuación que no haya dado lugar a las actuaciones habituales”.
Hasta la asociación de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE) tuvo que salir a defender la labor de la Administración Tributaria ante el “daño” a su imagen, derivada de las insinuaciones de “inacción” en el caso del rey emérito. Todo ello después de las sospechas lanzadas por los técnicos de Hacienda (Gestha), que advirtieron de que el rey emérito podría librarse de sus responsabilidades penales y tributarias ante la “lentitud” de las investigaciones de la Agencia Tributaria y el Tribunal Supremo.
“Parece que es su propia familia la que boicotea”
Todo lo que está pasando, como explica la politóloga Verónica Fumanal, tiene “reverberaciones” y “ecos” en las otras instituciones del Estado: “Esto tensiona a la Fiscalía, a Hacienda, al Gobierno y al Congreso, que hizo un gesto la semana pasada para reivindicar el capítulo por antonomasia de Juan Carlos I con el 23-F”.
Esos “esfuerzos”, añade Fumanal, como el del Congreso, no sirven con episodios como la regularizacion fiscal. Esto hace que la casa real tenga que “volver a empezar” en el camino para quitar lo “negativo”. A lo que añade: “En estos momentos hacen mucho más por acabar con la institución monárquica los miembros de la familia real que los republicanos”. E insiste en su tesis: “Parece que es su propia familia la que está boicoteando el reinado de Felipe VI”.
¿Puede ser una solución que el rey pida a los partidos una ley sobre la corona? Fumanal responde: “No puede, eso excede de sus competencias”. Lo que sí puede hacer es “llamar al orden a sus padres, hermanos primos”, comenta. Al hilo, deja esta reflexión: “Esta institución es tan rara avis que lo institucional se mezcla con lo familiar. Uno puede romper en lo institucional pero no en lo familiar. Está atrapado por los vínculos de sangre”.
Sobre las consecuencias de la imagen de Felipe VI entre los españoles, explica que “esto va por barrios, como casi todo en la política de la era de la polarización”. “Estamos en un proceso, como dice Leon Festinger, de disonancia cognitiva. La gente está dispuesta a justificar cualquier decisión si es para reafirmar sus creencias. Por lo tanto, los que ya eran republicanos encuentran más argumentos, y para los monárquicos son anécdotas sin importancia”.
Hasta qué punto es fuerte la ‘muralla’ de Felipe VI. Queda todavía mucho por venir.