¿Están los derechos de las mujeres garantizados con Ayuso?
El Gobierno de Ayuso y Aguado vive todo el año de las rentas de los titulares y las falsas promesas.
El último día del año es tradición hacer retrospectiva. Miramos atrás y nos alegramos por los logros conseguidos y también nos apenamos por las cosas que quisimos hacer y no pudimos. Un día al año para evaluar, quedarse con lo bueno y desechar lo que no funciona. Noviembre es el mes del año en el que se hace esta retrospectiva en la Asamblea de Madrid y el nombre con el que atravesamos la es “liquidación de presupuestos”.
El Gobierno de Ayuso y Aguado vive todo el año de las rentas de los titulares y las falsas promesas. Con la llegada de Ciudadanos al Gobierno hay quien pudo pensar que mejorarían, al menos, las políticas sociales. Sin embargo, hoy, después de hacer esta, podemos afirmar al menos dos cosas: la distorsión gigantesca entre lo prometido y lo ejecutado y que la llegada de Ciudadanos al Gobierno madrileño no ha supuesto ninguna mejora en las políticas sociales ni ha mejorado los derechos de las mujeres.
Iniciaron la legislatura comprometiéndose, ante la exigencia de los partidos de la oposición, a mejorar la prevención de violencia machista y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. No fue sencillo conseguir este compromiso. Tal vez quisieron desmarcarse del PP y Vox en su deriva trumpista.
Sin embargo, una vez pasado el momento del titular, hemos visto cómo han eliminado el Plan de Formación contra la Violencia Machista, dotado con 150.000 euros. Y lo han hecho el mismo año que siete mujeres han sido asesinadas en nuestra comunidad.
Del mismo modo llama la atención que siendo Ciudadanos el partido que anunció con bombo y platillos la creación de una web y una app para luchar contra el ciberacoso dotada con 75.000 euros, la hayan eliminado dejando a las mujeres más expuestas y sin remedio ante las situaciones de acoso que se producen diariamente en Madrid.
También se ha eliminado el apoyo psicológico para las mujeres en los juzgados que estaba dotado con 243.000 euros. Esta eliminación no es un simple apunte contable, sino que significa que las mujeres de Madrid que tengan que pasar por los juzgados por situaciones de violencia, maltrato, acoso, etc. no tendrán apoyo subvencionado por la Comunidad de Madrid. Se producirá, por tanto, un desequilibrio entre aquellas mujeres que pueden permitirse pagarse este apoyo y aquellas que no pueden. Si tenemos en cuenta que el 65% de las personas que solicitan la Renta Mínima en la Comunidad de Madrid son mujeres, frente al 35% de hombres, podemos hacernos una idea del número de mujeres que van a poder pagarse este apoyo. ¿Por qué si tenemos los problemas señalados y algunas medidas anunciadas después no se ejecutan? ¿Dónde va ese dinero? ¿Qué puede haber más importante que permitir que toda persona pueda vivir una vida digna en igualdad y sin violencia?
¿Qué pasará en otras comunidades autónomas? Pues la diferencia de presupuesto es abismal. Mientras Catalunya, por ejemplo, invierte 72,5 millones en esta materia, la Comunidad de Madrid invierte un tercio menos. ¿Y otros años habrá sido así? Y la respuesta no es sorprendente, hace una década se invertía un 45% más en prevención de la violencia machista y la igualdad de oportunidades de lo que invierten actualmente el Gobierno Ayuso y Aguado.
Teníamos la esperanza de que, tras el avance del feminismo durante los últimos años, las instituciones hubieran asumido la importancia que tiene para una sociedad acabar con las desigualdades e implementar las políticas públicas necesarias para que mujeres y hombres puedan vivir en igualdad. Para esto hacen falta planes de formación contra la violencia machista, educación afectivo-sexual, acabar con la brecha salarial y los techos de cristal, fomentar la corresponsabilidad, hacer campañas dirigidas a construir nuevas masculinidades, aumentar los presupuestos y ejecutarlos en su integridad y en definitiva generar las condiciones de posibilidad para que las mujeres podamos ser libres. El Gobierno de la Comunidad de Madrid no ha estado a la altura de lo que merecemos quienes habitamos esta región.