Ni lo que diga la UE ni nada: según Vox, en Hungría el colectivo LGTBI vive con “tranquilidad”
Mientras miles de personas se echan a las calles para manifestarse contra el Gobierno de Orbán, Espinosa de los Monteros sigue defiendo al presidente húngaro.
Poco le importa al portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, que la Comisión Europea haya abierto un expediente sancionador contra Hungría y Polonia por promover leyes que violan los derechos fundamentales de las personas LGTBIQ. Ni siquiera que las principales organizaciones en defensa de los derechos humanos hayan puesto el grito en el cielo con la situación que vive el colectivo en estos países, y tampoco que miles de personas se hayan echado a las calles en señal de protesta. Para Espinosa, “en Hungría, una persona homosexual tiene tranquilidad para llevar una vida normal”.
Así lo ha afirmado este viernes en la televisión pública. “Lo que Hungría ha dicho, y en concreto Victor Orbán, que fue el que más luchó por los derechos de las personas LTGB en la época del comunismo, es que no se imponga que colectivos subvencionados lGTBI vayan a doctrinar en las aulas. No hay estado más opresor contra los gays que los comunistas”, ha añadido.
La Comisión Europea inició este jueves sendos expedientes por entender que ambos países están dando cada vez más pasos en una dirección que amenaza con socavar los derechos y libertades de las personas LGTBIQ. El primero por la controvertida norma que prohíbe hablar de sexualidad en las escuelas y el segundo por decretar “zonas sin ideología LGTB”.
El procedimiento de infracción arranca con el envío de una carta de emplazamiento que detalla las razones de la preocupación de Bruselas a las autoridades nacionales y les da un plazo de dos meses para enmendar la situación.
Los expedientes sancionadores prevén una segunda etapa de diálogo si no se resuelve el conflicto en esta primera fase y, en última instancia, el Ejecutivo comunitario podría elevar los casos ante el Tribunal de Justicia de la UE.
Lo cierto es que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya tildó de “vergüenza” la reforma promovida por el Gobiernode Orbán porque bajo el paraguas de una reforma contra los delitos de pederastia incluyó medidas para impedir que los menores tengan acceso a información sobre el colectivo LGTBIQ.
Desde hace semanas, la guerra por los derechos y las libertades continúa en las plazas y en las redes sociales donde profesores y activistas manifiestan abiertamente que no cederán ante las imposiciones del gobierno. “Tenemos la obligación moral de desobedecer una ley injusta. Nos expondremos a lo que venga, aunque eso pueda suponer que se abra juicio y que haya un gran acoso por parte de los instructores”, señalan desde la Unión Húngara de Libertades Civiles. En total, ya se han recabado más de 100.000 firmas solicitando la anulación del texto.