¿Puede la España vaciada llenar las urnas?
Qué fuerza puede llegar a tener en las elecciones el “instrumento” que preparan asociaciones en la España interior
Teruel Existe… y toda la España Vaciada quiere también existir en el Congreso. Ya han dado las asociaciones de diferentes provincias el pistoletazo de salida acordando crear una “herramienta” para presentarse en los próximos procesos electorales y se augura un fenómeno que podría cambiar el mapa electoral en los próximos años.
“La vía de participación electoral está siendo reclamada por muchos ciudadanos, en muchos territorios que sienten la necesidad de dar este paso decisivo”, concluía la Asamblea de la España vaciada este mes de septiembre en Priego (Cuenca). Un movimiento que gana cada día más adeptos en provincias que se sienten abandonadas y que reclaman materias básicas como mejores trenes, hospitales más cercanos, planes para recuperar población o facilidades para que los niños puedan estudiar cerca de sus casas. Todo ello frente a la tendencia de las macrourbes que campa a lo largo y ancho del país y del mundo.
En España, según datos de Funcas, 23 provincias han perdido en los últimos setenta años la mitad de su peso demográfico, laboral y económico. Esa España despoblada estaría formada por las nueve provincias de Castilla y León, las tres de Aragón, cuatro de Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara), las dos de Extremadura, dos gallegas (Lugo y Ourense), dos andaluzas (Córdoba y Jaén) y La Rioja. Todas ellas cumplen dos premisas: haber perdido población entre 1950 y 2019 y tener una densidad por debajo de la media nacional.
Y qué representan políticamente: pues allí se juegan 92 de los 350 diputados que hay en el Congreso (es decir, el 26,3% de la Cámara Baja). Un pastel que en las últimas elecciones se repartieron principalmente tres partidos: PSOE, PP y Vox. Los socialistas son los que más parlamentarios tienen en esas provincias (41), que representan el 34% del total de su grupo. Los de Pablo Casado suman 34, y es el partido en el que internamente representan más (38,2%). La ultraderecha de Santiago Abascal se adentró con 14 escaños en esas zonas (el 26,9% de su grupo). Unidas Podemos sólo logró dos en esas zonas (apenas el 5% del total del grupo).
Por lo tanto, con los datos en las manos, esa herramienta política de la España Vaciada haría principalmente daño al PSOE y al PP, ya que afectaría especialmente a provincias donde sigue mandando el bipartidismo
José Pablo Ferrándiz, sociólogo y fundador de Elemental Research, tiene claro que este va a ser el “fenómeno” a estudiar y que va marcar las próximas elecciones generales: “Vimos la incorporación de los nuevos partidos, Podemos y Cs, y luego la aparición de Vox, con la fragmentación del Parlamento y del sistema de partidos. Ahora, de repente, aparece esta novedad, que puede fragmentar todavía más, en un momento en el que cualquier voto es necesario para conformar mayorías de gobiernos y aprobar leyes”.
“Es verdad que hablamos de bibloquismo, pero yo hablaría de tres bloques, es un bibloquismo imperfecto. Ese tercer bloque es el territorial, incluye a independentistas, nacionalistas, regionalistas y ahora provincialistas”, comenta Ferrándiz. En este mapa de la España vaciada, Ferrándiz mete a veinte circunscripciones frente a las 23 de Funcas, porque coge como parámetros la pérdida de población y que no se repartan más de cinco diputados (por ejemplo, cree que Zaragoza funciona de otra manera que las más pequeñas).
Comenta que cuando se reparten tan pocos diputados estas plataformas lo tienen más difícil por la ley electoral (la barrera “efectiva” está en torno a un porcentaje del 12 o del 13 para lograr escaño). Por eso, “a priori” le parece difícil que de repente se llegaran a 20 escaños de este tipo de asociaciones provinciales. Pero también señala que parecía muy difícil en Teruel y se consiguió. “Potencial hay”, apostilla Ferrándiz, que indica “estamos en un momento de nacimiento y habrá que ver cómo se desarrolla, pero será el fenómeno de las próximas elecciones generales”. Y atiende especialmente a su peculiaridad: hablan de temas más pragmáticos y no de ideologías.
Los que perderían especialmente serían PP y PSOE, añade Ferrándiz, porque son provincias bipartidistas. “Es verdad que también entró Vox, pero parece que tiene un público más asentado”, indica. “Y diría que todavía sería más el PSOE el perjudicado por esa condición de primera fuerza en 2019”, indica el sociólogo, aunque insiste en que estos “movimientos rompen la barrera ideológica, por lo que atraen votos de los dos espectros ideológicos”. No obstante, advierte de que también una vez que llegan al Parlamento tienen que posicionarse sobre muchas cosas, empezando por una investidura, por lo que deben hacer notar si sirven para sus intereses a los ciudadanos
Una de las incógnitas es cómo responderán los grandes partidos. Ferrándiz señala que las formaciones dirán que no tienen miedo a este movimiento, pero “estarán muy atentos” y “preocupadas”. Por ello, vaticina, por ejemplo, que a lo mejor intentarán poner perfiles en sus listas que estén más vinculados a sus provincias y defensa de los intereses territoriales, e incluso cree que se podrá ver a diputados saltándose la línea del voto de su partido en algunos temas al no coincidir con los intereses de su circunscripción. Esto llevará también al debate sobre el propio Senado si el Congreso se convierte de facto en la cámara territorial con estos partidos. Con otro tema de fondo y calado: qué proyecto de país queremos o “si es cada uno a lo suyo”.
“Demoscópicamente complejo”
Antonio Asencio, director de Comunicación y Estrategia de Sigma Dos, indica que se trata de “un tema políticamente muy interesante, pero demoscópicamente muy complejo”. “En realidad una encuesta al Parlamento son 52 encuestas, una por provincia. La dinámica política de Cáceres no tiene nada que ver con la de Ávila”, pone como punto de partida. “Es muy difícil de medir”, señala sobre este fenómeno en sus inicios.
Y dentro de las propias provincias hay dinámicas diferentes, como puede pasar entre Zaragoza ciudad y un pequeño pueblo de esa provincia. Lo que sí entiende es que puede estar surgiendo una problemática que ya ha tenido efectos en otros países y en España no: el voto urbano vs. el voto rural. En muchos países, comenta, esto ya ha sido motivo de división de voto, y recuerda lo que sucedió con Donald Trump en Estados Unidos.
“Las realidades rurales no coinciden estrictamente con las provincias”, ahonda Asencio. Dice que ahora mismo hay una idea de que este tipo de partidos pueden perjudicar más al PSOE porque el voto de la derecha es más fiel y el de la izquierda más “poroso”. Pero dice que lo que hay hasta el momento son interpretaciones.