España sufre la peor ola de incendios de los últimos 10 años y es el país europeo más afectado
Todavía restan seis meses para el final del año y se han quemado ya 193.247 hectáreas forestales, una cifra superior a la de todo 2012, según datos de EFFIS.
Un día más, España sigue a merced de las llamas. En lo que va de año los incendios han arrasado 193.247 hectáreas forestales en España. Según estos datos, en poco más de seis meses y medio se han superado las cifras de todo 2012, año en el que ardieron el récord de 189.376 hectáreas, según cifras del organismo europeo EFFIS basados en imágenes por satélite
El Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS, por sus siglas en inglés) usa las estimaciones satelitales de Copernicus, y en solo 24 horas los datos correspondientes a España se han incrementado en 11.000 hectáreas, pues los registros hasta este martes arrojaban 182.497 calcinadas.
Hasta ahora, el segundo peor año de la serie histórica (iniciada en 2006) que publica EFFIS era 2017, con 130.920 hectáreas arrasadas por las llamas.
Hay que tener en cuenta que, además, continúan avanzando incendios de grandes dimensiones en el centro y oeste del país, como Carballeda de Valdeorras y Folgoso, en Galicia, Ateca (Aragón) o Cebreros (Castilla y León).
Según los datos de EFFIS recabados por EFE, España es el país europeo más afectado por los incendios en lo que va de año, con el 0,38% del territorio nacional; seguido de Rumanía (149.264 hectáreas), Portugal (46.593), Francia (39.904 hectáreas), Croacia (30.889 hectáreas) e Italia (25.103 hectáreas).
Las cifras arrojadas por EFFIS superan ampliamente a las aportadas por el Gobierno español, que, basándose en datos de las comunidades autónomas, ha cifrado en 70.000 las hectáreas arrasadas hasta el 10 de julio, con lo que no contempla los incendios de los últimos días.
Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica han apuntado que, además, las cifras reales de afectación de un incendio pueden tardar años en conocerse y que para una mayor precisión los datos deben tomarse sobre el terreno.
La campaña pinta muy mal, según la UME
”La campaña pinta muy mal. Según estamos, los datos probablemente igualarán e incluso superarán a los de 2012″, sobre todo porque a corto plazo no se prevén lluvias, ha dicho a Efe el capitán Roberto García, analista de riesgos naturales de la Unidad Militar de Emergencias (UME).
En 2012, la UME hizo un total de 60 intervenciones en incendios forestales y este año llevan unas 30, ha apuntado García, quien ha reconocido que las previsiones que manejaban a inicio de la campaña “se han quedado cortas” debido a que las previsiones meteorológicas se han visto superadas.
“No pensábamos que iba a ser así, pero las dos olas de calor que se han registrado han sido brutales, no se esperaba tanto calor ni que fueran tan largas”, según García.
El otoño fue seco y normal en cuanto a las temperaturas y el invierno muy cálido y extremadamente seco, lo que ya adelantaba que sería “un año fatal para los incendios forestales”.
Marzo fue frío y muy húmedo, lo que ayudó a controlar los incendios que habitualmente se registran en el noroeste por las quemas agrícolas, en tanto que en abril, el frío y las lluvias dispararon la proliferación de combustible ligero (pastos).
Tras las altas temperaturas y las bajas precipitaciones de mayo y junio, ese pasto está extremadamente seco, lo que, unido a las elevadas temperaturas actuales, favorece la rápida propagación del fuego, incluso aunque no haya viento, según García.
“El pasto y el matorral están muy secos y el arbolado está tan poco hidratado que se generan incendios de tanta intensidad que son muy difíciles de extinguir”, ha advertido García, que ha subrayado que aunque la mano del hombre está detrás de muchos de los incendios, este año están teniendo especial incidencia los rayos caídos durante tormentas secas (no acompañadas de agua).
No obstante, ha subrayado que aunque las previsiones no anuncia lluvias en, al menos, los próximos quince días, la situación podría mejorar en cualquier momento si entrara un frente que trajera lluvias y frío.