¿Es Bella un personaje a la altura del feminismo de Emma Watson?
Disney estrena la adaptación en carne y hueso de 'La Bella y la Bestia' tratando de dar un giro feminista a la historia inicial.
¿Era Bella la princesa Disney más feminista de los 90? Es una de las preguntas que se hacen muchos desde que Emma Watsonaceptó el papel de la protagonista de la adaptación en carne y hueso de La Bella y la Bestia. La película se estrena este viernes y hay quien no entiende por qué Watson, que se autoproclama feminista, aceptó este papel dados los estereotipos machistas que se observan en la historia animada. ¿Están en lo cierto? ¿Ha logrado Watson adaptar el papel a una perspectiva más feminista?
El filme animado se estrenó en 1991 y dio paso a un cambio en la productora durante esa década: aparecieron nuevas protagonistas femeninas como la propia Bella o Mulán (1998), que rompían con ciertos estereotipos —aunque resulta representativo que esta última tuviese que disfrazarse de hombre para que la tomasen en serio—. A partir de los 2000, los personajes femeninos van evolucionando y empoderándose hasta la llegada de princesas como Elsa, deFrozen, o Mérida, de Brave. Ambas chicas fuertes e independientes que no necesitan ningún príncipe azul para ser felices y comer perdices.
La joven actriz que interpretó a Hermione Granger en Harry Potter ha dejado claras en numerosas ocasiones muchas de las razones por las que decidió aceptar el personaje de Bella y no rechazarlo como hizo con el de Cenicienta. En primer lugar, Watson admitió que se sentía muy identificada con la protagonista de la película, más que con otras princesas de Disney: "Cuando me ofrecieron Bella, sentí que el personaje resonaba en mí mucho más que la Cenicienta". Además, aceptó el papel con la condición de poder trabajar con el director, Bill Condon, para hacer de Bella un personaje más feminista que el de 1991.
Es cierto, como dice Watson, esta princesa rompe con varios estereotipos: no cumple los roles que se esperan de ella y desafía el status quo de la aldea en la que vive. "Sigue siendo curiosa, compasiva y de mente abierta, y esa es la clase de mujer que me gustaría encarnar como un modelo a seguir", señaló la actriz.También rechaza a Gastón, un hombre supuestamente apuesto que tiene locas a todas las chicas de la aldea menos a la protagonista, con quien quiere casarse. Al contrario de lo que ocurre en otras películas de la época, Bella tiene claro que es independiente y que Gastón no es el hombre de su vida. Su vida son los libros. Esa es otra de las grandes diferencias a las que se refiere la actriz: es la primera princesa Disney a la que le gusta leer y se muestra un poco más inteligente.
Otro de los aspectos más criticados de la película animada es la relación entre Bella y Bestia. Él se muestra como un monstruo enfadado y cruel que la obliga a permanecer encerrada en su castillo. Por eso muchos hablan del Síndrome de Estocolmo, el proceso por el cual una persona secuestrada se enamora del secuestrador. En una entrevista para Entertainment Weekly, Watson aseguró que Bella "no tiene síndrome de Estocolmo" porque mantiene su libertad de pensamiento en todo momento y, mientras está presa, intenta hacer de la vida de Bestia un infierno. Finalmente Bella decide quedarse.
Para dejar a un lado el machismo posesivo y la relación casi de maltrato entre los protagonistas de la película de 1991, Bill Condon decidió dar un giro feminista al personaje de la Bestia y para ello contó con la ayuda de Emma Watson. Así, Bestia se presenta como un monstruo un tanto bobalicón, menos posesivo y abusivo con su prisionera. Esto hace que la relación entre ellos sea más estrecha. Además el director trató de hacer que hubiese una mayor conexión intelectual entre los protagonistas, que en la versión de carne y hueso comparten en mayor medida su afición por los libros, en especial por autores como Shakespeare.
A todos estos cambios se suma la polémica sexualidad de Lefou, el fiel compañero de Gastón. Para algunos sectores conservadores no es aceptable la presencia de un personaje homosexual en una película infantil. En Rusia sólo podrán ver la película los mayores de 16 años y un cine de Alabama ha dicho que no la proyectarán. En Malasia también se ha retrasado "indefinidamente" el estreno. La homosexualidad de Lefou constituye otro componente feminista que da puntos a la película.
Y, por último, cabe resaltar que, a pesar de la trama, una de las ideas más importantes del cuento es que la belleza está en el interior. No hay que juzgar los libros por surtada. Bella no caerá ante los pies del guapo del pueblo como hubiese hecho cualquier princesa anterior, sino que conocerá el interior de la Bestia y dejará a un lado la superficialidad.
A pesar de todos estos avances, hay muchas formas de mostrar la importancia de fijarse en el interior. Y la historia de la Bella y la Bestia, quizá no sea la mejor de ellas. Sigue siendo una película con estereotipos patriarcales y machistas. Es cierto que hay matices importantes en la nueva entrega, como los mencionados. Pero el personaje de Bella apenas cambia y no basta únicamente con hacer de Bestia un personaje menos bruto o hacer que tengan mayor conexión intelectual. Él sigue siendo un hombre que mantiene a una joven en un castillo en contra de su voluntad y ella, a pesar de que al principio se queja un par de veces o intenta huir, acaba aceptándolo y enamorándose del que la encerró en una celda. ¿No suena un poco a historia de maltrato?
Además, a pesar de que Bella se muestra como una mujer lista e independiente, el resto de personajes femeninos de la película no corren la misma suerte. Las chicas jóvenes de la aldea siguen el estereotipo de la mujer que se desvive por conseguir a un príncipe azul como Gastón. E incluso hay alguna parte en la película en la que este las humilla mientras ellas suspiran por él. La señora Potts, cuyo personaje es una tetera la mayor parte del tiempo, se ocupará de la cocina y los cuidados de su hijo, Chip, además de consolar a Bella y hacerla sentir mejor. Mientras tanto, son sus compañeros masculinos los que tratan de hacer un plan o una estrategia para quitarse la maldición que tienen encima.
El personaje de Gastón es un estereotipo en sí mismo. Al igual que ocurría en la película de animación, se considera el más apuesto de su aldea y con derecho a todo lo que quiera, incluso a humillar a Bella o al resto de mujeres. Es el hombre fuerte, que cree que la princesa necesita ser salvada, el que podrá vencer a la Bestia y cuyo exceso de testosterona casi se puede palpar desde los asientos del cine.
Es cierto que Bella supuso un cambio importante en las princesas Disney a partir de los 90. Nada tiene que ver con otros personajes como la Cenicienta, la Sirenita o Blancanieves, que se esperan sentadas a que aparezca su príncipe, un chico guapo y apuesto que será el centro de su vida. Bella no busca un príncipe azul, lo que busca es salir de esa aldea y ver mundo. Pero no es suficiente. La nueva película no supone un cambio radical comparada con la de 1991: sigue transmitiendo una serie de ideas al público más joven que se quedan en esa época de los 90. No tiene nada que ver con la sumisión de Blancanieves o de la Sirenita, pero tampoco con la fuerza de Elsa o Mérida.
Quizá haya otras formas mejores de enseñar ciertos valores. Las cifras de violencia de control y posesión entre los jóvenes siguen siendo preocupantes y ellos son el principal público de estas entregas.