¿Eres disperso o centrado?
Dos soldadores, Disperso y Centrado, son llamados por Don Yossef, su jefe, para una prueba destinada a medir la eficacia de cada uno en el trabajo. Don Yossef les pidió que se vistieran en sus monos de trabajo y recogiesen todas sus herramientas habituales, pero para ser usadas en una tarea poco relacionada con los encargos de su día a día.
Esta vez tenían que usar sus sopletes no para soldar, sino para atravesar un muro de metal y conseguir, con el calor, abrir un boquete.
Disperso inspeccionó el muro, identificó el punto que consideró que era el más frágil, encendió su soplete, aplicó el calor en ese punto del muro metálico, observó que el muro no cedía y pasó a aplicarlo en un punto distinto. Tras unos minutos comprobó que el segundo punto tampoco respondía al calor, por lo que pasó a un tercero y luego a un cuarto y un quinto.
Centrado siguió el mismo proceso, identificó el mismo punto, y cuando vio que éste no cedía, hizo algo distinto a Disperso. No cambió de punto, sino que mantuvo paciente el calor sobre él. Tras unos minutos, comprobó que el metal apenas se había derretido, y tras varias comprobaciones sucesivas, el resultado no había cambiado. Sin embargo, Centrado permaneció constante y centrado en su meta. No un poco de calor sobre varios puntos, sino todo el calor en un punto. Llegado un momento, la concentración de calor se volvió irresistible para ese punto del muro y Centrado consiguió derretirlo.
Ambos aplicaron calor sobre el muro durante exactamente una hora. Disperso terminó con cinco hendiduras sobre sendos puntos del muro. Centrado acabó con un boquete sobre un único punto.
Lo impactante de esta historia reside en un hecho deslumbrante:
Tanto la cantidad de minutos como la cantidad de calor empleada por ambos es...
¡Exactamente la misma!
El mismo calor que en un caso produce una perforación, en el otro sólo produce hendiduras.
Concentrarse en los objetivos uno a uno, hasta ir consiguiendolos y aplicar el foco en la vida tiene un enorme poder, igual que no aplicarlo tiene un importante peligro. El mismo esfuerzo que cuando se concentra en una única meta produce resultados, dividido entre muchas metas produce no el 90 por ciento del éxito, no el 50, y ni siquiera el 10, sino... nada. Con el mismo calor con el que Centrado consiguió obtener un agujero en su muro, Disperso no obtuvo «medio agujero» o incluso «un cuarto». Obtuvo el mismo resultado que si nunca hubiera empezado: ninguno.
#88peldaños
Buscar el éxito en todo se traduce en no encontrarlo en nada.
Ten foco para tener éxito.
@ANXO