“Mi madre me decía: ‘No tengo dinero, no tengo tierras, sólo la educación puede cambiar tu vida”
Entrevista a Maimunah Mohd Sharif, directora ejecutiva de ONU Habitat: “Si el urbanismo es bueno para las mujeres, es bueno para todos”.
Es lunes, 31 de octubre. Aparte de Halloween, se celebra el Día Mundial de las Ciudades, y Maimunah Mohd Sharif, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU Habitat), ha hecho una breve parada en Madrid antes de viajar a Bilbao para inaugurar en la ciudad vasca la sede permanente del Secretariado de la Coalición Local2030, un órgano de la ONU establecido para impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 en los municipios y comunidades.
Sobra decir que la agenda de Mohd Sharif (Kuala Pilah, Malasia, 1961) es apretadísima, y que en su camino hasta la sala del Ministerio de Transportes donde atenderá a El HuffPost deberá pararse en varias ocasiones a saludar a las autoridades y trabajadores que la requieren. Cuando Mohd Sharif llega finalmente a la entrevista, saluda educada, sonríe profundamente y coge una tablet de la que extraerá datos y estadísticas para contestar a las preguntas.
La primera, confiesa la directora ejecutiva de ONU Habitat, le hace reír, aunque también sentir añoranza al evocar a sus padres y su vida en Malasia. Fue en su tierra natal donde Maimunah Mohd Sharif desarrolló su interés por el urbanismo con perspectiva de género, y donde recibió también los primeros comentarios condescendientes por el hecho de ser mujer. Como cuando, al jurar su cargo como alcaldesa, un hombre comentó: “No tengo ningún problema en que una mujer sea alcaldesa, siempre y cuando esa mujer sea capaz de hacer el trabajo”. A lo que ella respondió: “Esa mujer tiene un nombre, se llama Maimunah”.
Maimunah Mohd Sharif no se achanta. Ya al terminar la entrevista, antes de apagar la grabadora, le preguntamos qué piensa de la próxima cumbre del clima (COP), que se celebrará en noviembre en Egipto, y Mohd Sharif es muy clara: “Necesitamos la COP; pero después de la COP, necesitamos acción y no sólo hablar, hablar y hablar”. Su conclusión, más allá de esta cumbre, también es rotunda: “Creo que no habrá desarrollo sostenible si no hay paz, ni habrá paz si no hay desarrollo sostenible. Y cuando digo paz no me refiero sólo a la ausencia de guerra, sino también a acabar con los problemas del cambio climático”.
¿Cómo una niña de un pueblecito de Malasia acaba convirtiéndose en la directora ejecutiva de ONU Habitat?
Esta pregunta me hace sonreír. Procedo de una zona rural de Malasia, donde no había agua corriente ni electricidad. Creo que lo que tengo hoy se lo debo a mis padres, sobre todo a mi madre, que creía en la educación. Mi madre me decía que sólo la educación puede cambiar tu vida, sólo la educación puede cambiar tu futuro. Me decía: no tengo dinero, no tengo tierras para darte, pero la educación puede cambiarlo todo. Por desgracia, ella no está ahora para ver mis éxitos, pero todo se lo debo a mi difunta madre y a mi difunto padre.
Ese es el motivo por el que estoy aquí, y por eso también me gustaría ver cambios en el mundo, cambios sencillos que tengan un impacto positivo en la gente que está sobre el terreno. Yo me beneficié de una nueva política económica que se implementó en Malasia en ese momento; en los 80 conseguí una beca para estudiar Urbanismo en la Universidad de Cardiff (Gales), luego volví a Penang (Malasia), trabajé como urbanista, y al cabo del tiempo me convertí en la primera mujer alcaldesa de Seberang Perai, en Malasia. Desde hace tiempo trabajo por impulsar la igualdad y equidad de género.
¿Cómo el urbanismo puede contribuir a alcanzar la igualdad de género y, al revés, cómo la perspectiva de género puede cambiar una ciudad?
En mi familia soy la hija mayor y mi madre tuvo un papel muy importante en mi formación. Cuando era alcaldesa de Penang, impulsé unos presupuestos participativos con perspectiva de género, incluyendo a las mujeres y a las niñas. Creo que si el planeamiento urbano es bueno para las mujeres, es bueno para todos. Somos la mitad de la población.
Al mismo tiempo, tomando datos actuales, vemos que sólo 24 países del mundo tienen jefas de Estado mujeres, sólo el 5% de las ciudades están regidas por una alcaldesa, y en el mundo empresarial, sólo el 8% de las 500 mayores empresas, las Fortune 500, están lideradas por mujeres. Las mujeres ganan en torno a un 37% menos que los hombres.
Así que lo que hicimos en ONU Hábitat fue situar la cuestión de género como algo transversal. Todos los proyectos, todas las políticas, tienen perspectiva de género. Para acabar con la brecha de género, creo en primer lugar en la educación. La educación para las mujeres es muy, muy importante. Recuerdo cuando me fui a estudiar a Reino Unido, mi abuela me decía: “¿Para qué te vas a ir a Inglaterra? Te vas a casar con un británico, te quieres casar con un blanco”. Pero mi madre me dijo: “Vete, ya lo arreglaré yo con tu abuela”. En este sentido, soy un ejemplo real, si no hubiera cogido la oferta de ir a Reino Unido, no sé dónde estaría hoy.
Por otro lado, me gustaría ver a más mujeres en el empleo formal. En un informe que publicamos el pasado junio, decíamos que lo que queremos es que el trabajo informal se formalice, no que se penalice. La mayoría de los trabajos informales los hacen mujeres.
Y en tercer lugar, está la cuestión de la tenencia de tierras. Tenemos proyectos en Afganistán, en África, en Asia. Las mujeres tienen que ser incluidas en la propiedad de las tierras; si tu nombre aparece como titular, puedes cultivar la tierra, puedes pedir un préstamo. A veces se produce un conflicto social; muchos de los desplazamientos forzados que se producen es porque las mujeres no poseen las tierras.
¿Cómo deberían adaptarse las ciudades al cambio climático? En España, se estima que este año han muerto más de 4.000 personas por culpa del calor.
Me gustaría cambiar la narrativa, en cierto sentido. Que dejemos de pensar en el proceso de urbanización como algo malo debido al cambio climático, a la contaminación, a las desigualdades… y empecemos a pensar en que si el urbanismo está bien planteado, bien gestionado, bien diseñado, las ciudades pueden convertirse en una solución urbana al cambio climático.
Hay que cambiar la narrativa. El proceso de urbanización es imparable. No podemos evitar que la gente deje las zonas rurales para ir a vivir a las ciudades; lo que podemos hacer es planearlo de antemano. Necesitamos planear mejor las ciudades intermedias; creemos que si se planean mejor las ciudades pequeñas, secundarias, se reduce la sobrepoblación de las grandes ciudades, y los problemas asociados a ello.
En segundo lugar, hay que equilibrar la proporción de espacios públicos con respecto a la cantidad de población, hay que apostar por las energías renovables. Y por último, es muy importante la economía circular, confiemos más en los productos de economía circular para reducir el gasto de energía y, por ende, el calor y las islas de calor.
Usted ya ha estado antes en Madrid. En general, los madrileños se quejan bastante de los precios de la vivienda, de la contaminación, del tráfico… ¿Cómo se soluciona esto?
Estuve en España en el 2018 y ya escuché sobre el problema de la vivienda, y también sobre la despoblación rural. Tanto esto como la pandemia de covid nos muestran que realmente se necesita una ley sobre la vivienda. En mi opinión, que se apruebe la ley de vivienda es positivo, es una buena noticia. Un buen planeamiento urbanístico puede contribuir en cierta medida a reducir la contaminación del aire, a reducir el calor urbano… pero hay que planear bien las ciudades.
Cuando el mundo estaba saliendo de una pandemia estalló la guerra en Ucrania. ¿Cree que estas tragedias pueden enseñarle algo a la humanidad en general, y a los gobiernos y a los urbanistas en particular?
Las ciudades se enfrentan ahora a cuatro desafíos: la pandemia, el cambio climático, los conflictos o las crisis, y el capital, en términos de recursos humanos o financiación. Definitivamente, las crisis afectan a las ciudades. Pienso en la guerra, y la mayoría de los conflictos ocurren en las ciudades. Las ciudades juegan un papel crucial, ya sea para mitigar o para responder a estas crisis. Ahora necesitamos una regeneración urbana, una reconstrucción urbana, traer una nueva vida a las ciudades.