Adrián Barbón: “Es momento de unidad, punto”
Entrevista con el presidente de Asturias: “Hay muchas probabilidades de rebrote”
No lo oculta. Adrián Barbón ha llorado durante estos días. Alguna vez de alegría como cuando vio el vídeo del alta de Arcadio, de 95 años. Y también de tristeza con el número de fallecidos. Lo confiesa durante esa entrevista el presidente de Asturias, que cree que debe ser un momento de unidad política: “Punto”.
“¿Qué capacidad política podemos demostrar la generación actual si no somos capaces ante la situación más complicada desde la Guerra Civil de aparcar el debate de partido y centrarnos en la ciudadanía y la sociedad?”, reflexiona. Repite que le gusta hablar claro y que hay que ser transparente con los españoles. Por eso, avisa de que hay muchas probabilidades de rebrote.
Ahora, remarca, comienza la etapa más compleja: la desescalada. Llama a la responsabilidad de todos: “Nunca como ahora vamos a depender todos de todos”. Admite que todos los gobiernos han cometido errores, empezando por el suyo. “Somos unos grandes ignorantes frente al virus, lo estamos conociendo ahora”, comenta. Y lanza esta idea: “Tenemos que salir de esta crisis con una visión más humana”.
¿Cómo está?
Confinado, pero bien. Vivo en un concejo que está como a 35 minutos de Oviedo que se llama Laviana, pero desde que se declaró el estado de alarma consideré que lo justo es que estuviera en Presidencia del Principado. Hay un apartamento del presidente que no usaba, iba y venía todos los días. Entendía que ante cualquier urgencia era mejor estar aquí directamente, al pie del cañón
¿Cómo está la situación en Asturias? ¿Está controlada ya?
Controlada no está en ninguna parte. Seríamos unos osados si dijésemos que la situación está controlada. La situación está remitiendo, estamos en una fase de mitigación. Pero sí que estamos mejor que en otras áreas de España. A pesar de que somos la segunda comunidad que más PCR hacemos por cada mil habitantes y sin tener un foco como La Rioja que es la primera, sin embargo el número activo de casos activos (sumando PCR y test de anticuerpos) es de 2.828. En el total de España sería el 1% cuando en población somos el 2,1%. Tenemos datos quizá sensiblemente mejores.
Va a empezar el plan de desescalada aprobado por el Gobierno el pasado martes. Ha habido muchas críticas por parte de muchas autonomías. ¿Qué le parece esa hoja de ruta?
Lo primero, es un plan que como todos admite interpretación y posiciones distintas, eso es respetable. Seguramente si cada presidente autonómico hubiésemos tenido que diseñarlo, cada uno haría una planificación distinta. Cuando uno se enfrenta a esta enfermedad tiene que ser humilde y reconocer que somos unos grandes ignorantes frente al virus, que lo estamos conociendo ahora. Hay muchísimo desconocimiento, los propios científicos no llegan a consensos todavía en muchas materias, lo que hoy son certezas hace una semana eran todo lo contrario en el debate científico mundial… Es muy complejo elaborar un plan. Asturias, aprovechando esa puerta abierta a que no sólo sea el ámbito provincial, va a hacer aportaciones y propuestas que mejorarían el plan aquí. Sobre todo teniendo en cuenta que tenemos áreas en las que la incidencia del virus ha sido casi inexistente y que casi pueden tener un reconocimiento de insularidad. Con espíritu de construir y aportar nuestra visión.
¿Ha sido un error poner como unidad geográfica la provincia?
Creo que ahí tuvieron un debate amplio, pero las variables no eran muchas: la comunidad autónoma, la provincia, el municipio, el área sanitaria o la comarca. Al final han optado por la provincia porque parece que hay más carácter homogéneo. Lo desconozco. Creo que podría haberse planteado con otras variables, eso sí lo digo. Me imagino que no han sido criterios políticos, sino técnicos.
¿Cree que Asturias saldrá con estos tiempos mínimos de dos semanas por fase y será de las primeras autonomías que llegará a la nueva normalidad?
Lo de la nueva normalidad, siempre explico a la gente que lo que quiere decir es que no vamos a volver a la normalidad que conocíamos hasta que no aparezca la vacuna o el tratamiento que dé resultado. Va a ser algo distinto mientras no ocurra eso. Si algo he tenido claro durante esta crisis, es que quiero hablar claro siempre y ser muy transparente. ¿Va a estar Asturias por delante y cumplir los plazos? Sinceramente no lo sé y sería un osado si dijera que vamos a pasar los plazos al máximo tiempo. Me preocupa en este sentido porque creo que no somos lo suficientemente conscientes en general. Lo que les digo a mis conciudadanos estos días es que nunca como ahora vamos a depender todos de todos. De cada uno de nosotros va a depender el colectivo. Hay muchas probabilidades de rebrote, también se tiene que explicar. ¿Por qué las hay? Las escasas realidades comparadas que tenemos para analizar cómo es un proceso de desescalada, que son muy pocas en el mundo, todas tienen un marcha atrás. Es decir, en ocasiones daremos dos pasos adelante y en otras uno atrás. Y esto no nos tiene que llevar a pensar que es un fracaso colectivo, sino que es un proceso que ningún país del mundo ha recorrido en su totalidad. Vamos a ser de los primeros países del mundo en hacerlo. Quiero decir que Asturias pretende ser de las comunidades más responsables y en la que la ciudadanía más responsable sea de la seguridad y la salud colectiva,
A partir del sábado podremos salir a la calle para esos paseos reglados y a hacer deporte por franjas horarias. El pasado domingo ya salieron los niños. El Gobierno dijo que el 99% había cumplido responsablemente pero vimos imágenes que alarmaron a mucha población con aglomeraciones. ¿Qué factor juega ahora la responsabilidad social? ¿Tiene miedo a que esta salida por muy ordenada que sea lleve a un rebrote de contagios?
Es que nunca en la historia de este país tantos dependemos de tan pocos. Es decir, del comportamiento de cada persona va a depender la salud colectiva. Por eso es importante que ahora que vamos a empezar esas medidas de alivio tener algunas cosas claras: mantener la distancia social, que esto no se hace para salir todos juntos en grupo, no podemos socializar todavía, hay que evitar esos riesgos. Y es que la amenaza del rebrote está encima, es una espada de Damocles que tenemos permanentemente sobre nosotros. Tenemos que ser conscientes de que por un pequeño incumplimiento se puede dar lugar a un rebrote. Tenemos que decírselo a la gente. Me comprometí a hablar claro, no podemos engañar a la gente. La desescalada es el proceso más complejo de cuantos hemos visto hasta ahora. Hasta ahora lo que hicimos fue lo fácil. Lo difícil es ahora, la vuelta a la convivencia, cumplir con las normas. Siempre gasto una broma al consejero de Sanidad de Asturias que es cirujano: le digo que la desescalada es un proceso propio de precisión cirujana.
Menciona varias veces la expresión “todos”, pero ese “todos” no se traslada a la política. ¿Qué le parece que en el momento para el país más difícil en décadas no vayan de la mano el Gobierno y la oposición?
En la Conferencia de Presidentes dije que si en una situación como esta los políticos no somos capaces de remar todos en la misma dirección y dejarnos de debates de bandería y de partido, la gente se va a preguntar para qué narices servimos. Lo digo claramente. Pongo siempre el mismo ejemplo, tengo 41 años y soy el primer presidente de Asturias nacido después de la aprobación de la Constitución pero formo parte del PSOE desde hace muchos años y aprendí de mis mayores. Los socialistas asturianos que combatieron contra la dictadura siempre me dijeron que el proceso de Transición lo que supuso fue sentarse en una misma mesa los que habían estado luchando desde un lado y desde el otro. Fue capaz gente que llevaba luchando cuarenta años. ¿Qué capacidad política podemos demostrar la generación actual si no somos capaces ante la situación más complicada desde la Guerra Civil de aparcar el debate de partido y centrarnos en la ciudadanía y la sociedad? Si no somos capaces, demostraremos una absoluta mediocridad. Quien está creyendo que es momento de debate se equivoca. No es momento de banderías. Es momento de unidad, punto. Lo otro ya volverá cuando venga la normalidad, tenemos que entenderlo.
Muchos de sus colegas autonómicos lamentan enterarse de las decisiones por las ruedas de prensa de los sábados del presidente. El líder del PP, Pablo Casado, también dice que se entera por la televisión. ¿Hay falta de diálogo con el Gobierno?
Tenemos un foro de diálogo estupendo que es la Conferencia de Presidentes, que nunca se había reunido tanto en la historia. Cada uno plantea las cosas con total libertad. ¿Que puede mejorarse la coordinación del trabajo de la Conferencia? Por supuesto. Pero hay que ser conscientes de que vivimos una pandemia para la que ninguno estábamos preparados. Absolutamente ningún gobierno del mundo, y el de España tampoco. Por tanto, se están tomando decisiones a una velocidad de vértigo, respondiendo además a la expectativa de la gente.
Se vive una crisis sanitaria sin precedentes, pero ya se está en una económica que también podría no tener precedentes. La caída del PIB podría ser del 13,5% según el Banco de España. ¿Tiene miedo a una devastación económica?
Un político que tenga miedo que se dedique a otra cosa. No se puede venir con miedos, sino a ser consciente de la realidad que te toca afrontar. Y la realidad no la decides tú, surge en cada momento. Si me pregunta si me hubiera gustado ser presidente en esta situación, evidentemente hubiera elegido otra. Pero ya está, hay que arremangarse y afrontarla. Hay cuestiones clave: la prioridad es la salud y salvar vidas. Hay que tenerlo claro porque a veces por desgracia escucho cosas que demuestran que no todo el mundo lo tiene claro. Segunda cuestión fundamental: ser conscientes de que el afrontar la lucha contra el virus va a tener consecuencias económicas.
Vuelvo a citar la Guerra Civil, posiblemente la situación económica del país sea lo más parecido en nuestra historia a las consecuencias económicas de la Guerra. Ahora, también digo que por eso en este momento de crisis, con mucha gente pasándolo mal, en un ERTE, en situación de desempleo o es autónoma, se exige una respuesta unitaria. Y me voy a la UE.
¿Por?
Esto tiene que exigir una respuesta común de la UE, que ha fracasado en la gestión sanitaria. Lo digo como lo siento, debería haber coordinado la respuesta y no lo hizo, dejó que cada país jugara su batalla pensando que era una cosas de las naciones del sur. Espero que en esta ocasión acierte en la gestión de la crisis económica. Si no reacciona a tiempo y no se pone en marcha un plan de reconstrucción, entonces mucha gente se planteará para qué sirve el propio sentido de la UE. Temo las consecuencias económicas y eso exige amplios acuerdos nacionales y de la UE.
En un contexto como este, ¿podrían crecer movimientos populistas de extrema derecha como Vox? ¿Podrian calar mensajes como el de que el Gobierno ha practicado de facto la eutanasia?
Hay cosas que prefiero dar por no escuchada. Sencillamente no solo son una falta de respeto a tantísimas personas que en estos momentos están perdiendo a familiares y amigos, lo que hay que hacer en estos momentos es empatizar con el dolor de nuestros semejantes. Siempre digo que Asturias lleva 273 fallecidos, me duele cada víctima. Hay que ponerse siempre en el lugar de las personas que lo están pasando mal. Hacer ese tipo de términos es ofensivo. Hay que mostrar nuestro respeto a las víctimas y expresar el dolor. Para combatir cualquier populismo, cualquier mentira, cualquier bulo y cualquier oscuridad lo mejor es siempre dar la luz. Cuanto más claro hablemos el resto de políticos, menos crecerán los populistas.
Hablando de declaraciones de políticos. El presidente de Aragón, Javier Lambán (PSOE), ha dicho que prefiere salvar vida de aragoneses que salvar políticamente a Sánchez.
No sé a qué se refiere con eso, no entiendo muy bien al hilo de qué dice la expresión. Su responsabilidad es salvar vida de aragoneses como la mía de asturianos y la colectiva de todos nosotros. No olvidemos que somos tan Estado como el propio presidente del Gobierno. Tengo la convicción absoluta de que es en lo que está volcado el presidente del Gobierno, no entiendo esa afirmación.
Uno de los dramas más duros durante estos días es la situación de las residencias de mayores, una competencia que es autonómica. ¿Hay que cambiar el modelo?
Lo primero que quiero decir es que este virus es de una crueldad tal que lo demuestra cebándose con nuestros mayores. Esto lo dice una persona que se ha criado con sus abuelos. Vivo en el piso de mis abuelos en una barriada minera en Laviana y todos los días cuando veo los datos de fallecidos y la edad y pienso en esas familias que ni tan siquiera pueden despedirse como quisieran me reconozco en cada víctima y en cada familia. Tengo una especial debilidad por las personas mayores. Está claro que las residencias se han convertido en un lugar de foco de contagio. De nuestros 273 fallecidos, 160 provenían de residencias de mayores. Un dato que nos diferencia de otras comunidades: esos 160 no murieron en residencias. La inmensa mayoría, el 85%, lo hizo en hospitales, y el resto en residencias que transformamos en lo más parecido a un hospital, medicalizadas. Las residencias está siendo el principal campo de batalla. El modelo por supuesto tiene que cambiar, las macroresidencias suponen un riesgo. Habrá que evolucionar a un modelo mucho más humano que incorpore el perfil sanitario a lo social. Hay que recuperar el espíritu humano.
La sanidad pública se vio casi colapsada durante muchos días en España. ¿A partir de este momento habrá que invertir mucho más después de muchos años de recortes? ¿En Asturias gastarán más?
En Asturias, el 40% de nuestro presupuesto se lo lleva Sanidad. Mi antecesor, Javier Fernández, al que le tocó lidiar con los efectos más terribles de la crisis económica, nunca hizo recortes. Lo digo alto y claro. Tenemos un sistema muy potente, que se puede mejorar. De esta crisis va a salir revalorizado el sistema sanitario y muchas personas se van a tener que replantear sus discursos en cuanto a la Sanidad.
Se está viviendo una situación muy complicada para la gente joven, que ha vivido la crisis de 2008 y la actual. ¿Estamos hablando de una generación perdida?
No, no digamos jamás que hay una generación perdida en España porque sería injusto con los jóvenes que pertenecen a ella. Me rebelo contra la idea de dar a alguien por perdido. La crisis de 2008, sobre todo a partir de 2011, se basó en la salida de la crisis a base de recortes durísimos y una política de austeridad, hubo perdedores en la crisis. Me rebelo frente a esto: tenemos que salir de esta crisis con una visión más humana, reconociendo nuestra propia vulnerabilidad como seres humanos y no podemos dejar a nadie atrás. Esto tiene que ser una verdad absoluta. Tengo la confianza de que todos y todas seamos conscientes de que de esta crisis no podemos salir como de la anterior con recortes masivos.
¿Cómo es ese mercado brutal internacional que se han encontrado para comprar material?
Terrorífico. Me gusta ser muy claro. No hay absolutamente ningún gobierno que no haya cometido errores, el mío los cometió y los cometerá. Cuando llegué a este despacho y abrí el cajón, no encontré el manual de cómo ser presidente del Principado y ni desde luego de cómo gestionar una pandemia mundial. La segunda batalla más fuerte que vivimos fue el mercado internacional. Aquí lo que pasó fue un exceso de confianza, se creyó que era una cuestión que pasaba en China y que nos parecía muy lejos. En los países europeos, después de las crisis del SARS y del MERS, la gente dijo que era como aquello y que no tuvo expansión. Eso lo pagamos todos. No hubo un tiempo de preparación absoluto como dicen algunos ahora. Yo, claro, si llego a saber lo que estoy viendo, no hubiera esperado al lunes 9 para cerrar colegios. A lo mejor hubiera cerrado Asturias entera en enero.
Todos pecamos de exceso de confianza. En Asia hubo aprendizaje de pandemias con el SARS y el MERS. Además culturalmente en los países latinos por nuestra forma de ser todavía peor nos lo ponen porque somos una cultura de contacto, cercanía, besos y proximidad. Siempre me sorprendía mucho cuando iba a un museo y veía a una pareja asiática con mascarilla. A lo mejor esas personas tenían más que un sencillo catarro pero en su cultura es tan importante defender lo colectivo que entienden que deben llevar mascarilla. Y había incluso algunos que decían lo de la inmunidad del rebaño y chorradas y cuando se dieron cuenta se asustaron. Todos los países del mundo entraron en los mercados internacionales a tal velocidad que lo que hicimos fue colapsar el mercado. Ahí la UE falló en su respuesta. El mercado era endemoniado.
A los líderes políticos se les pide la mayor templanza y frialdad a la hora de tomar decisiones. Pero hemos vivido momentos muy duros, hemos visto a la ministra de Defensa, Margarita Robles, al borde del llanto. ¿Cuál ha sido su momento más duro personalmente? ¿Ha llegado a llorar incluso estos días?
Sí, sí, por supuesto. No negaré jamás que me emociono. Lloré un día de alegría. Cuando consiguieron salvarle la vida a Arcadio, de 95 años, en el hospital. El día que vi el vídeo del alta lloré de emoción, a moco tendido. Lo pienso ahora y me emociono. Yo me pongo muy nervioso conforme llega la tarde y me llega lo que llamo el parte de guerra del consejero de Salud en el que me resume los datos del día. Cada muerte me duele. Cuando hablo con amigos y gente que ha perdido familiares, me emociono. No entiendo la política si no es con emoción. En casos como estos, quien no se emociona no siente. Estoy aquí en Presidencia, no veo a mis padres. Todo eso me duele. Soy una persona de muchos afectos personales y me cuesta mucho no estar con los míos, con mis amigos.