Madrid se reconcilia con el PP
Casado intentará que la victoria de Ayuso abra un nuevo ciclo político que le permita llegar a Moncloa.
Una mayoría de los madrileños se ha reconciliado este martes con el PP. Dos años después de perder las elecciones frente al PSOE de Ángel Gabilondo, Isabel Díaz Ayuso, que logró formar gobierno gracias a Ciudadanos (Cs) y a Vox, ha arrasado tras una de las campañas más crispadas que se recuerdan.
La presidenta de la Comunidad de Madrid ha sido la ganadora indiscutible de los comicios autonómicos y ha conseguido, con el 98% escrutado, el 44,69% de los sufragios. El PP, con 65 escaños —a cuatro de la mayoría absoluta—, sentará más diputados que los tres partidos de izquierda juntos (58).
Que estas elecciones no eran unos meros comicios autonómicos lo sustentan las consecuencias del resultado, que ha llevado a Pablo Iglesias, el candidato de Podemos, a dejar la política y a renunciar a todos sus cargos en la formación morada pese a haber mejorado sus resultados.
Los madrileños, además, ha asestado un duro golpe a Cs (3,43%). Los de Inés Arrimadas que hasta hace dos meses gobernaban la Comunidad en coalición con el PP, han desaparecido de la Asamblea regional al no haber superado el umbral del 5% de los votos que exige la ley para conseguir representación.
Los naranjas, comandados por Edmundo Bal, son uno de los grandes derrotados de la noche y su resultado da la puntilla a un partido que encadena fracaso tras fracaso desde las últimas elecciones generales. Puede que las elecciones este martes sean el certificado de defunción del partido. Arrimadas lo tiene muy complicado.
La ultraderecha de Vox (9,14%), que ya ha anunciado que facilitará la investidura de Ayuso, mantiene prácticamente la misma influencia que tenía en la Cámara y suma un escaño a los 12 que logró en 2019. Eso sí, la líder ultra, Rocío Monasterio, ha asegurado que el PP tendrá que elegir “entre Vox y la abstención del PSOE”, pues no ha garantizado que sea ella la que abstenga.
Ayuso, que aunque a que había dicho que no quería gobernar con la extrema derecha no veía con malos ojos incluirla en su gabinete, no necesitará el ‘sí’ de Vox —le basta la abstención— para volver a sentarse en el asiento presidencial de la Puerta del Sol, la sede del Ejecutivo regional. Pero lo cierto es que cualquier proyecto de ley que alumbre el Gobierno de Ayuso pasará, previsiblemente, por las manos de Vox que se convertirá de nuevo en el socio preferente del PP.
Los socialistas (16,85% y 24 escaños) han sufrido una severa derrota y son los grandes damnificados del bloque de la izquierda. Ángel Gabilondo ha perdido más de 200.000 votos que logró en 2019 y ha dejado al partido como tercera fuerza política en la Comunidad más rica de España.
El PSOE ha visto este martes cómo se ha consumado el ‘sorpasso’ de Más Madrid. El partido que fundaron Íñigo Errejón y la exalcaldesa Manuela Carmena ha mejorado sus resultados de 2019 y gracias al 16,97% de los votos que ha logrado sentará a 24 diputados en el hemiciclo. Podemos (7,21%) también ha conseguido más votos gracias a la candidatura del exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias y ha logrado 10 diputados.
El líder de los populares, Pablo Casado, intentará que el éxito arrollador de Ayuso de Ayuso, su apuesta personal, abra un nuevo ciclo político que le permita llegar a Moncloa en 2023, cuando los españoles están llamados a renovar Congreso y Senado si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no adelanta la cita de las próximas elecciones generales.
Hasta entonces, el PP usará el resultado que han arrojado las urnas para presionar al Gobierno de socialistas y morados. En Génova 13 pueden estar contentos, porque la victoria de Ayuso es un éxito rotundo en una comunidad donde los populares han protagonizado algunos de los escándalos de corrupción más severos de la democracia y donde dirigentes de primer nivel, como el expresidente Ignacio González, han pasado por prisión.
La lista de la presidenta madrileña no solo se ha impuesto en los feudos tradicionales del PP, como los distritos de Salamanca y Chamartín o los municipios de Pozuelo de Alarcón y Torrelodones, sino en los municipios del llamado cinturón rojo y en los distritos tradicionales de la izquierda: en Rivas-Vaciamadrid, en Fuenlabrada y en los distritos de Puente de Vallecas y Usera, el PP ha ganado las elecciones.
El triunfo de Ayuso sigue la estela de una de sus madres políticas, Esperanza Aguirre. La expresidenta madrileña ya arrasó hace años, también en los feudos de la izquierda, y consolidó una hegemonía que Ayuso contribuye a seguir forjando.
Más participación no es igual a más apoyo a la izquierda
La mayoría de las encuestas previas a la jornada electoral daban por descontada una victoria de Ayuso, pero la elevada participación, casi once puntos superior a la de hace dos años al cierre de las urnas, ha disparado la esperanza de la izquierda. No obstante, el mantra de que una mayor participación es sinónimo de un mayor apoyo a la izquierda no se ha cumplido.
Pese a que Ayuso es una apuesta personal de Casado, el tanto de este martes lo ha anotado la presidenta madrileña. La victoria es de ella. Y su modelo de gestión, que durante la pandemia ha confrontado no solo con el del Gobierno central, si no con el de otras autonomías gobernadas por su propio partido como Galicia o Castilla y León, sale reforzado.
La figura de la presidenta madrileña gana peso en Génova 13 tras estas elecciones. Tanto, que pueden impulsarla a nivel nacional dentro del partido y contrarrestar otros liderazgos latentes, como el del gallego Alberto Núñez Feijóo.
Gran parte de la campaña de los partidos del bloque de la izquierda ha estado centrada en intentar movilizar el voto en sus feudos tradicionales. Pero el PP ha ganado en ellos. Madrid se tiñe de azul intenso. Y el PP espera que la tinta manche el resto de España. La resaca este martes será intensa.