El Reino "Undío" cuesta abajo, sin frenos y parece que Unido no lo va a estar por mucho
La dejadez del Gobierno de Boris Johnson permite que el virus se mueva por donde quiera.
Mis dedos, involuntariamente, en muchas ocasiones teclean “Reino Undío” en vez de Reino Unido. Así, Undío sin H. No sé si está tratando de decirme algo con este error repetido. “Undío” o hundido parece este país desde hace mucho tiempo, y hundido en muchas diferentes facetas y no solo la económica.
Antes de destripar este hundimiento por la clave que todos conocemos, que es la económica con una caída del 9,9% en 2020 y los efectos del Brexit, yo nombraría como primera causa la indiferencia, el pasotismo y la falta de compromiso de la población con la política del país.
Reino Unido vive un tiempo que sería el paraíso de una oposición con un mínimo de capacidad y entusiasmo. Así se las ponían a Fernando VII.
Keir Starmer, líder de los laboristas británicos, parece ser que quiere ganar adeptos a base de banderitas y de un uso de patriotismo de palillo en boca y obsoleto. Banderitas para recuperar los votos de los que desertaron para votar al UKIP, el partido xenófobo y fiel imagen de lo que Steve Bannon ha tratado de lograr en Europa, y de aquellos que votaron por Boris Johnson para asegurarse un Brexit lo más duro posible.
A Sir Keir le preocupa ganar votos de nuevo, sin preocuparle perderlos de una mayoría laboralista proeuropeísta, que nunca ha sido fan del patriotismo que ahora quiere traer el líder del partido. Vale, su partido y sus decisiones.
En la Cámara de los Comunes, semana tras semana, deja salir vivo de la sesión de preguntas parlamentarias al primer ministro, Boris Johnson. Un gobierno que está sufriendo la peor pandemia con decisiones tardías y populismo.
Los datos demuestran que Reino Unido es el país europeo que peor ha defendido a su población del coronavirus, liderando en muertos totales. Su dejadez permite que el virus se mueva por donde quiera y ha llevado a que no solo tengamos una cepa británica (la de Kent), sino que esta semana hablaban de una segunda cepa en Bristol.
Ganamos en muertos, en celebraciones navideñas, en cepas originadas en el país, en vuelos que llegan de todo el mundo. Por fin en febrero de 2021 han decidido empezar a controlar en aeropuertos a partir de la semana que viene. Cuando llevamos semanas con más de 1.000 muertos diarios, ahora deciden pedir una prueba PCR y una cuarentena obligatoria en un hotel.
Keir Starmer no hace sangre con la covid y menos con el Brexit. No quiere posicionarse fuera de la línea marcada por el Gobierno británico. Es el nivel de una oposición que no hace oposición.
¡La culpa de esto es de la malvada Unión Europea que no le dejan entrar en el club elitista del que ya no son socios como antes y los tratan como a cualquier persona no socia!
A veces hablan los expertos y no se les escucha. Otras veces algunos que se hacen llamar expertos, y que tienen detrás el poder de medios de comunicación, hablan y no solo se les escucha, sino que además se les hace caso. Esto es grave.
Toda la situación que se está viviendo en la salida de Reino Unido de la Unión Europea nos está dejando a muchos con una extraña sensación de déjà vu. Como si hubiéramos sabido lo que venía de frente con mucho tiempo de antelación, y eso que no somos ni clarividentes, ni leemos las cartas.
Project Fear lo llamaban. Proyecto miedo era el termino usado por nuestros cuñados de Reino Unido. “Nada cambiara”. “Nos necesitan más ellos a nosotros que nosotros a ellos”. “Tenemos al resto del mundo de socios”.
Eslóganes vacíos basados en cero datos, en cero análisis, en cero debates. Hace mucho tiempo que las cabezas pensantes en Reino Unido que se oponían al Brexit decidieron callarse para evitar que se les llamara traidores a la causa que se decidió por un 52% contra 48% de los votos.
El Euronext de Ámsterdam ha superado esta semana el nivel de 9.200 millones de euros de diarios de promedio en acciones y derivados. Supera así a la Bolsa de Londres que se queda en 8.600 millones de euros.
La bajada ha sido considerable y solo se puede achacar a la perdida originada por estar fuera del paraguas de la Unión Europea. El sistema de equivalencia aún tiene que negociarse, pero ¿le interesa a la UE negociar?
El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, ha dejado claro que “sería no realista y peligroso que la Unión Europea intentara obligar un alineamiento completo”. Piden tener los beneficios sin cumplir las reglas. Lo exigen ahora que han visto que la UE trata a Reino Unido como a cualquier otro país que no sea no miembro, como querían ellos. Sin ataduras, si nmembresía, sin obligaciones y, qué curioso, sin derechos.
Finalmente, en este Reino “Undío” ya ni lo de Unido le vale. Pronto tendrán que cambiar el nombre, o quizás sigan usándolo, cuando pasen de cuatro a tres miembros e, incluso, a solo dos miembros.
Escocia parece que, si no siguen autolesionándose con guerras internas en el Partido Nacional Escocés (SNP), va camino de un segundo y definitivo referéndum de autodeterminación.
Un referéndum que volvería a ser un cara o cruz, ajustado y que dejará un país dividido, tan dividido como sigue Reino Unido ahora con un Brexit consumado y sufriendo los efectos. El periodo de gracia acaba el 31 de marzo. Entonces sí tendremos más claras las consecuencias.
Quizás el referéndum de Escocia se pueda evitar con un segundo referéndum sobre el Brexit. O quizás el segundo referéndum del Brexit sea mucho después del declive de este Reino “Undío” y desunido.