El recibo de la luz: un gran coste para las familias y la economía española
El recibo de la luz se dispara a la vez que entra en vigor el nuevo sistema. Un incremento en los precios que debilita la capacidad de la recuperación económica.
En las últimas semanas, se ha puesto de manifiesto el fuerte repunte en los precios de la electricidad en España. Tal es el nivel del incremento en los precios, que el IPC, de acuerdo con los últimos datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE), se ha disparado en mayo por los efectos de los precios de la electricidad hasta alcanzar el 2,7%, su mayor ascenso en 4 años. De acuerdo con los históricos, el precio se acerca a los máximos que vimos en el pasado mes de enero, cuando el consumo se disparaba por la borrasca Filomena, y los precios llegaban a rozar los 108 euros por megavatio hora.
Entre las causas que han hecho que se dispare el precio de la energía eléctrica debemos destacar el fuerte incremento de la demanda. Dando por hecho que comprendemos el mercado marginalista de la energía eléctrica en España, y entendiendo que conocemos que el precio viene determinado por los últimos oferentes en el mercado, siendo estos, a su vez, los más caros, debemos decir que el hecho de que la demanda se haya disparado en el primer trimestre, en tanto en cuanto se ha permitido la reapertura de la actividad económica, ha tenido un efecto directo en los precios; precios que han llegado a alcanzar los 92 euros.
Así pues, la demanda eléctrica nacional ascendió a 19.973 gigavatios hora (GWh) en abril, lo que supone un incremento del 17,1% con respecto al mismo mes del año pasado, el primer mes completo dentro del estado de alarma por la crisis sanitaria del covid-19, y en el que la demanda se desplomaba notablemente. Si tenemos en cuenta los efectos del calendario y las temperaturas, la cifra es un 16,3% superior respecto a abril del año anterior, de acuerdo con los datos que ofrece Red Eléctrica de España (REE). Este notable incremento de la demanda, que viene creciendo desde que comenzó el año, está incidiendo en los precios.
Y es que, de la misma forma que el precio de la electricidad en abril de 2020 fue el mas bajo en 6 años debido al hundimiento de la demanda, hoy, ante el fuerte repunte de esta, el precio sigue una tendencia opuesta muy clara. Pues como decíamos, el mercado marginalista va abasteciendo la demanda con la energía más barata (energías renovables), alcanzando la saciedad con aquella más cara (combustible fósil). Esta mayor demanda hace que tengamos que echar mano de más energía fósil, teniendo que abonar un mayor precio por el coste que tiene esta energía con respecto a la más escasa.
Pero a esto que comentamos, debemos sumarle otros factores que, al igual que este, inciden en el precio de dicha energía. Entre estos, podríamos destacar la gran demanda asiática de gas, que limita nuestra capacidad de compra, así como otros factores macro. Pero si debemos destacar otros dos factores determinantes, los cuales está siendo parte del motivo de este repunte, debemos señalar el encarecimiento del precio en la energía proveniente de combustibles fósiles en Europa, el cual ya hemos mencionado en numerosas ocasiones los economistas a lo largo de estos meses.
Un encarecimiento que viene motivado, entre otros factores, por unas políticas restrictivas de Rusia, que han disparado el precio del gas, así como las restrictivas de la OPEP, ante un año pandémico que llevaba el precio del barril a 0, y a las petroleras a asumir perdidas millonarias que han sentado el precedente que hoy despierta el miedo. Debiendo añadirle a este sobrecoste otro extra, motivado por el sobrecoste en las emisiones de CO2 que, de igual forma, encarecen el precio.
Ante semejante situación, el Gobierno se ha mostrado preocupado por la situación que atraviesa el país, en un escenario de recuperación económica, y la situación de más de 8 millones de personas, que como muy bien ha señalado FEDEA en sus recientes estudios, han visto como su renta se ha deteriorado. Una preocupación que el Gobierno pretende combatir con un nuevo modelo de recibo. Un recibo enfocado centrado en desplazar el consumo de los hogares a aquellos horarios en los que el consumo eléctrico es menor. Recibo que, de acuerdo con la ministra, hará ahorrar a los españoles de cara a la recuperación.
Sin embargo, el éxito de esta medida está por verse. En este sentido, los datos nos muestran que una fuerte demanda nocturna, como ocurría hace escasos días, podría disparar los precios al nivel de los máximos alcanzados en las últimas semanas. Y es que, aunque estemos desplazando a los usuarios domésticos al horario nocturno, hablamos del 40% del consumo energético nacional, por lo que, ante una gran demanda nocturna, el precio, en ese sistema de libre mercado que mencionábamos al inicio, también se dispararía. Y es que hablamos de precios que han superado los 90 euros a las 10 de la noche.
Además, la medida disuasoria que contempla la imposición de peajes más costosos para aquellos que demanden más energía en horas de máxima demanda, de la misma forma, llevaría a las empresas a pagar más por el recibo de la luz. En otras palabras, podemos decir que, de facto, las empresas, así como los usuarios pagaremos más por la luz en momentos en los que antes pagábamos menos. Mientras que, por otro lado, contamos con una promesa del Gobierno en la que se dice que pagaremos menos, o se espera que paguemos menos, pasándonos al horario nocturno; una situación que está por verse, pero que, atendiendo a los precedentes, podría presentar riesgos.
En resumen, y sea como sea, lo cierto es que el mercado de la energía en España se ha descontrolado y los ciudadanos están teniendo que desembolsar más recursos al pago de la luz. De la misma forma que esto limitada la capacidad de la demanda en el entorno macro para aquellos países que pagaban más por la energía, limitan la capacidad de la demanda en el entorno micro, al forzar a estas empresas y familias a tener que pagar más por la energía. Unos recursos que se hacen más necesarios que nunca, ante una recuperación en la que podríamos quedar, nuevamente, los últimos entre las economías desarrolladas.