El presidente de los farmacéuticos: "Se ha perdido demasiado tiempo debatiendo sobre nuestras capacidades"
Jesús Aguilar, responsable del Consejo General de Farmacéuticos, considera que han evitado “un verdadero colapso sanitario” y pide que les hagan caso.
“Se ha perdido demasiado tiempo en debates estériles sobre nuestras capacidades y no había razones para desconfiar”. El presidente del Consejo General de Colegios Oficiales Farmacéuticos, Jesús Aguilar, celebra el paso adelante dado por Sanidad, que ahora estudia autorizar la venta de test de autodiagnóstico en las farmacias sin receta, algo que pidieron “hace meses”.
Aguilar lamenta la falta de confianza y el desconocimiento sobre el papel de la farmacia en plena pandemia, unas dudas a que las también se han sumado profesionales sanitarios, y pide que se les tenga en cuenta ya definitivamente. Mira hacia Sanidad y, especialmente, hacia las comunidades autónomas, de las que depende “el 95% de nuestras competencias”. “No todas han ayudado”, reflexiona, aunque prefiera no dar nombres de aquellas que más difícil lo han puesto.
Para el presidente del colectivo, la farmacia ha evitado “un verdadero colapso sanitario” en los peores momentos de la pandemia. “Y no solo vendiendo medicamentos”, matiza.
¿Si se confirma el ok definitivo de Sanidad llega tarde la posibilidad de vender test de autodiagnóstico?
Ahora mismo la cuestión está en estudio, pero llega tarde. Eso sí, hablamos de dos o tres meses como mucho, no más allá. Claro que hubiese sido mucho mejor en marzo que en mayo, pero no se puede mirar más atrás porque los test que tenemos ahora, con el aval del ministerio, no tienen nada que ver con los que había antes; hemos ganado en calidad, fiabilidad, seguridad...
¿Por qué ahora y no antes?
Eso hay que preguntárselo al ministerio y a las comunidades para saber qué ha cambiado. Nosotros siempre hemos dicho que se podía hacer, pero se ha perdido demasiado tiempo.
El problema es que se han abierto debates demasiado estériles sobre cosas como que si estábamos capacitados para hacer test. Yo creo que no había razones para desconfiar de nuestras capacidades. Podemos confirmar perfectamente los datos de estos test, hay sistemas más que validados de comunicación entre farmacias y con las autoridades sanitarias.
Galicia fue pionera para desarrollar el programa de pruebas hechas en farmacia, luego Cataluña y Madrid. Ahora damos un salto cualitativo con el test de autodiagnóstico sin necesidad de receta médica.
¿Cuál será el coste de estas pruebas una vez estén disponibles?
Eso no depende de nosotros. No son precios intervenidos, así que lo marcará el laboratorio que las desarrolle.
¿Es peligroso que se vendan test de autodiagnóstico online?
Sí, porque todo lo que haya fuera de los test aprobados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) me preocupa, igual que haya tantos medicamentos que se vendan online. Me inquieta el mercado oscuro que hay a través de internet, especialmente por la falta de información y conocimiento suficientes del usuario.
¿Qué papel puede jugar la farmacia en el actual punto de la pandemia?
Lo primero, ayudar al sistema para que los resultados de estas pruebas queden registrados y que no se escapen pacientes asintomáticos. También, en la propia dispensación de test, informando de cómo hacerlos, qué medidas hay que tener...
Y especialmente, dando información concreta y eliminando los bulos que nos plantean los ciudadanos en materias como la vacunación. No solo trabajamos repartiendo medicamentos.
¿Se ha utilizado la farmacia como arma arrojadiza entre gobiernos?
Como colectivo no se nos ha utilizado como arma política, pero sí que se han montado debates sin sentido sobre nuestras capacidades. En algunas comunidades, que tienen el 95% de las competencias en materia farmacéutica, sí ha sido posible trabajar de forma coordinada. Por ejemplo, Andalucía, Cataluña, Cantabria o Galicia... En otras, no y no digo nombres.
Esto, al final, no es un tema de farmacéuticos, sino de ciudadanos, que son los grandes beneficiados o perjudicados de medidas como que haya o no test rápidos.
¿Se ha oído demasiado poco a los farmacéuticos durante la pandemia?
A nivel del ciudadano, de la calle, se nos ha oído y comprendido perfectamente. A nivel mediático, también. Nos sentimos supervalorados por la sociedad y estamos muy orgullosos de lo que hemos hecho. Aquí se ha demostrado el gran papel de la farmacia española, social, que llega a todas las personas.
Otra cosa es el papel que hayan querido dar las administraciones a la farmacia; ha sido dispar como nunca lo ha sido en cuestiones sanitarias. Ha habido comunidades que no han facilitado trabajar de forma coordinada y yo creo que es por voluntad política, de creerse o no que la farmacia podía aportar algo al sistema de salud.
¿Qué pasos hay que dar para integrar a la farmacia en esa toma de decisiones?
Cuando participé en la Comisión de Reconstrucción en el Congreso hice unas propuestas de colaboración en la desescalada, pero aún están vigentes. Hay que mejorar la atención primaria en la farmacia; hay que integrarla en las políticas de salud pública; tenemos que incluirla en la transformación digital de la Sanidad. Y por supuesto tenemos que garantizar la viabilidad de la farmacia por su labor sanitaria y social en barrios y pueblos de todo el país.
Por ejemplo, dotar al farmacéutico de recursos y competencias para controlar cuestiones como la adherencia y el seguimiento farmacoterapéutico.
¿En qué consisten estas cuestiones?
La adherencia, para entendernos, es que en muchos tratamientos médicos el paciente deja de cumplir con la pauta. Hay un 50% que no sigue los pasos marcados por el doctor cuando manda unos fármacos y unas instrucciones. Esto es especialmente grave en enfermedades silentes —las que surgen sin síntomas, como hipertensión, hipercolesterolemia o diabetes—. No seguir el tratamiento provoca un aumento de los ingresos hospitalarios y un mayor coste sanitario para la administración. No hay medicamento más caro que el que no se toma adecuadamente.
Lo mismo con respecto al seguimiento farmacoterapéutico. Es un paso más, controlar cómo toma la medicación el paciente, los otros fármacos que tiene pautados y hacer un seguimiento de si hay duplicidades.
En diversos estudios europeos se ha demostrado no solo el valor sanitario, sino la importancia económica de hacer un buen seguimiento farmacoterapéutico. Aquí podríamos reducir hasta un 50% de ingresos hospitalarios y tratamientos en urgencias y ahorrar hasta 2.272 millones de euros por tener un control real.
¿Cómo ampliar esas competencias?
En la pandemia hemos visto la mayor inequidad del sistema sanitario entre comunidades, cada una actúa como considera oportuno. Desde el Consejo General tratamos de coordinar actuaciones farmacológicas, pero la competencia es regional, funcionamos a través de convenios con los gobiernos regionales.
Es fundamental que se articulen protocolos de actuación coordinada con Salud Pública. Así lo hemos trasladado a Sanidad y las comunidades.
¿Se conoce el verdadero papel de la farmacia en pandemia?
Alguien me dijo que las farmacias son como las aceras, solo son importantes cuando no existen. Ahora, en este contexto, se ha visto la importancia real de la farmacia.
Solo en el primer mes de confinamiento, 30 millones de personas pasaron por oficinas de farmacia pidiendo consejo e información. Hemos evitado un colapso en el sistema sanitario.
En números redondos, cada farmacia atiende a unas 1.500-2.000 personas. Esa proximidad ha sido clave y en la España vaciada el papel ha sido todavía mayor. De todo esto hay que tomar nota ahora que salimos del estado de alarma y comenzamos una nueva etapa
¿Por qué no está inmunizado el personal de farmacia aún?
La solución a la pandemia es la vacunación y en nuestro colectivo, tenemos un porcentaje muy importante sin vacunar del todo. Un 68% de los farmacéuticos tiene menos de 55 años y de ellos un porcentaje elevado sigue sin la segunda dosis de AstraZeneca.
Pedimos que se agilice la vacunación al sector de la farmacia porque somos personal sanitario de alto riesgo.