El nuevo plan migratorio de Bruselas: adiós a las cuotas obigatorias y más refuerzo policial para frenar la entrada de inmigrantes
Como si de un 'menú a la carta' se tratara, la Comisión Europea insta a los Estados miembro a colaborar 'de forma voluntaria' a través de 'contribuciones flexibles'.
Más refuerzo policial, más políticas de devolución y, en definitiva, menos garantías y respeto a los derechos humanos.
La Comisión Europea ha presentado este miércoles 10 propuestas legislativas para dar un giro a la actual estrategia de asilo y migración de la UE, poniendo el foco en “la voluntariedad” y abandonando la idea de establecer cuotas obligatorias para el reparto de acogida de refugiados.
Bruselas ha tardado más de un año en dar una respuesta a las tensiones existentes entre las capitales que reclaman un reparto proporcional entre Estados para aligerar la carga de los países con mayor presión migratoria, y aquellas que se cierran en banda a esta alternativa como Hungría, Polonia o Austria.
Ahora, la solución planteada defiende la necesidad de una política “solidaria” pero sustentada en el refuerzo de sus fronteras, con más poder para las guardias costeras -Frontex-, y con mecanismos más ágiles a la hora de expulsar inmigrantes que no hayan alcanzado el estatus de refugiados.
Colaboraciones “voluntarias” y contribuciones “flexibles”
Como si de un “menú a la carta” se tratara, la Comisión insta a los Estados miembro (EM) a colaborar “de forma voluntaria” a través de “contribuciones flexibles”.
Aquellos que se encuentren en una “situación de aprieto” pedirán ayuda a la institución, que mediará con el resto de EM para intentar poner remedio.
Pese a que la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, aseguró recientemente que la propuesta serviría para “abolir” el reglamento de Dublín, por el que toda la responsabilidad de la tramitación y acogida de migrantes recae sobre el país de entrada, este principio finalmente se mantendrá.
Desde distintas ONG como, CEAR, Oxfam o Cáritas Europa ya se ha manifestado la disconformidad con los primeros avances de la reforma que se han dado a conocer este miércoles, al considerarse que en ningún caso responden a las necesidades humanitarias de los demandantes de asilo, sino que contribuyen únicamente a frenar su entrada en territorio europeo.
“Es una nueva decepción y una oportunidad perdida para establecer criterios de solidaridad entre los Estados”, apunta Estrella Galán, directora de CEAR. “Se está poniendo el foco principalmente en medidas que facilitan el retorno, la externalización de fronteras y la expulsión”, añade.
“Es desolador ver cómo los países que se niegan a acoger personas refugiadas y migrantes han vuelto a ganar la batalla, llegándose incluso a facilitar un ‘menú a la carta’ para que puedan decidir entre patrocinar repatriaciones o asumir reubicaciones de personas, lo que suena a tomadura de pelo y a traición a la esencia del Pacto de Migraciones de la ONU”, remarca.
“Se trata de una repetición de la agenda de 2015 pero mucho más edulcorada y trágica. Europa, de nuevo, suspende en derechos humanos, y lo peor de todo es que no se avergüenza de ello”.