El mensaje está en el cómo

El mensaje está en el cómo

FOTOGRAMA DE 'LOS PUENTES DE MADISON'

A veces, cuando surge un debate en torno al mensaje ideológico de una película o una serie, me percato de la confusión que tantos espectadores y espectadoras (¡ay, qué poco me importa lo que diga la RAE!) siguen teniendo entre lo cuenta un film y cómo lo muestra. De entrada, aclaro: el mensaje está en el cómo.

Así, por ejemplo, sostengo que Los puentes de Madison (Clint Eastwood, 1995) es un film conservador y patriarcal que predica e idealiza una propuesta muy reaccionaria y cruel hacia nosotras, las mujeres. A saber: "Vale, permítete vivir unos momentos -o unos días- de ensueño pero no olvides que tu realidad es otra y a esa realidad, que es tu deber, debes dedicar tu vida". ¿Es ese el mensaje o no?

Algún interlocutor alega: pero es que esa película transcurre en una época determinada y la vida de las mujeres era así.

La pregunta es: ¿qué mirada construye el film sobre el hecho que narra?

A lo que respondo: puede que la vida de la mayoría de las mujeres en esa época y en ese medio socio-cultural fuera así, pero la pregunta es: ¿qué mirada construye el film sobre el hecho que narra? Es decir, una película puede narrar, por ejemplo, la normalidad con la que se vivía la esclavitud de los negros en los estados sureños de EE UU. ¿Resulta, sin embargo, de recibo que no construya una mirada crítica sobre aquello?

Volviendo a Los puentes de Madison, ¿nos muestra la situación de la protagonista como una situación abusiva? ¿nos fabrica una mirada de indignación? No. Lloriqueamos, sí, pero comprendemos. En resumen: el punto de vista que el film construye sobre lo que narra es complaciente (complaciente aunque incluya el toque nostálgico-sentimental -tipo bolero, por resumir- que siempre queda bien).

Ante un relato audiovisual no debemos olvidar que estamos viendo una representación, es decir, una construcción. Y que, como tal, elige contarnos algo y hacerlo desde un determinado punto de vista a fin de provocar en nosotros y nosotras (véase nota anterior sobre el caso que le hago a los mandatos de la RAE) determinadas emociones y sentimientos.

Por resumir: esta película lanza un mensaje de resignación a las mujeres. Edulcora la opción de no seguir un camino propio. Idealiza la renuncia.

¿Se puede mostrar un asesinato? ¿una brutalidad cualquiera? Sí. ¿Cómo, con qué objetivo, con qué mirada? Esa es la pregunta

¿La prueba? ¿Cuántos espectadores (masculinos), por bonita que encuentren la historia, querrían para su propia vida algo similar? (digo para su propia vida, ojo).

Otro ejemplo: hay quien opina que Mad Men es muy machista. Yo digo que no: describe la "naturalidad" con la que las mujeres que trabajaban eran acosadas sexualmente y eran menospreciadas. Describe una sociedad muy machista donde las mujeres de clase media viven la neurosis de la "mística de la feminidad" (analizada por Betty Friedan). Describe la "normalidad" con la que los hombres se consideran libres para tener todo tipo de experiencias sexuales mientras que exigen de sus esposas un comportamiento "puro y fiel".

Ahora bien, preguntémonos: ¿la serie mira esas realidades con complacencia? Pienso que no, que muestra claramente que son arbitrarias y abusivas. ¿Podía haberlo resaltado más nítidamente? Por supuesto, pero no creo que el relato idealice la situación que vivían esas mujeres. En resumen: no diría yo que es una serie feminista -sobre todo porque a los personajes femeninos les falta protagonismo- pero no la considero machista.

Vuelvo a insistir: todo se puede contar, el quid está en cómo se haga. ¿Se puede mostrar un asesinato? ¿una brutalidad cualquiera? Sí. ¿Cómo, con qué objetivo, con qué mirada? Esa es la pregunta.

Hay que tener una mirada crítica ante el relato audiovisual

Cuando hace unos meses se volvió a polemizar en torno a la agresión sufrida por María Schneider durante el rodaje de El último tango en París por parte de Brando y Bertolucci, Almodóvar salió en defensa de este diciendo: "¿Vamos acaso a tener que hacer películas sin escenas físicas de sexo? Espero que no. Me rebelaré contra eso". Como expliqué en otro artículo (Almodóvar/Bertolucci: dios los cría y ellos forman piña... publicado en Tribuna Feminista), "es como si [Almodóvar] dijera: "Vamos a tener que hacer escenas sin que salgan negros". A ver, genial director: que nadie te prohíbe ni las escenas de sexo, ni de carreras de coches o de peleas, ni de negros, judíos, moros o gitanos. Puedes hacer todas las pelis que quieras mostrando cómo los negros son humillados, puedes hacer pelis mostrando a los judíos siendo llevados literalmente al matadero pero si lo muestras con regodeo complaciente, con cachondeo, con voyeurismo erotizante, de modo que resulten escenas intrascendentes, frívolas, divertidas, insustanciales, agradables, deliciosas o sexis, no esperes que te aplaudamos. Bueno, te aplaudirán los más enardecidos nazis y racistas, no la gente de bien".

En resumen: hay que tener una mirada crítica ante el relato audiovisual. Eso supone cuestionarse las emociones que en nosotros/as suscita.

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