El investigador principal de la vacuna 'española': "Se está informando de plazos sin el rigor necesario"
El doctor Alberto Borobia, responsable del estudio de la vacuna en el Hospital La Paz de Madrid, señala que "España no va tarde" en la 'carrera' científica.
“No vamos tarde. El proyecto se ha difundido ahora, pero en España llevamos trabajando varios meses en la vacuna”. Alberto Borobia, investigador principal del estudio médico en el Hospital La Paz, de Madrid, es el nombre más buscado desde que Salvador Illa anunciese que España iniciaba sus pruebas con humanos. Su testimonio al frente de uno de los tres hospitales españoles que desarrollarán el programa de la farmacéutica Janssen pone en valor el “logro” nacional, que es de todo “menos una sorpresa”.
“Para España es una buena noticia, porque significa tener un candidato para llegar al mercado, pero aquí estamos habituados a hacer ensayos en fase 2, somos uno de los países de Europa con más investigación”, afirma Borobia, refutando la idea de que la investigación esté paralizada en nuestro país.
“Mira —confiesa mientras busca en su archivo— tengo correos con el laboratorio de mayo y ya entonces estábamos en conversaciones. En junio nos seleccionaron como país y como centro. Ahora ya tenemos todo listo; el jueves se autorizó el ensayo, el viernes se activó el centro y ya estamos preparados para el screening (monitorización) desde este martes”, señala orgulloso.
El 1 de septiembre comienza el plan con los 190 voluntarios en los hospitales de La Paz y la Princesa (Madrid) y Marqués de Valdecilla (Santander). Una fase 2 recién estrenada que choca con la evolución de otros candidatos a vacuna como los de Moderna en EEUU, Oxford-AstraZeneca en Reino Unido o el de China, ya en la tercera etapa del proceso. El investigador rechaza estar muy por detrás de los proyectos internacionales porque “todos los laboratorios con un planteamiento de vacuna como esta van a la par”.
“La nuestra usa un adenovirus que se ha probado en otras vacunas como la del zika, la malaria... Usamos un vector ya usado en otros candidatos, como el de Oxford, que también es recombinante, con lo que hay mucho trabajo ganado”, defiende Alberto.
Superposición de fases en la investigación
También pone en cuarentena la información que se transmite del resto de programas: “Me cuesta creer que otros proyectos hayan terminado ya la fase 2 cuando la nuestra durará unos 16 meses. Que una vacuna entre en fase 3 no significa que haya acabado la fase 2; puede significar que con los datos preliminares de la fase 2 si son positivos, se comience una fase 3, que se superpongan esas etapas. No hay tanta diferencia de tiempo”.
Entonces, ¿la “carrera” de fechas es irreal o se está dando una información imprecisa al hablar de los plazos? “Creo lo segundo”, afirma raudo. “Es probable que se den informaciones que no son del todo correctas, que se esté informando de plazos sin el rigor necesario”, confiesa.
“La intención de cualquier vacuna ante una situación de excepcionalidad es apurar plazos y simultanear fases para conseguir lo antes posible la aprobación para llegar al mercado. Pero dentro de un orden y sin que esto sea exclusivo del coronavirus; en otras vacunas también se autoriza su comercialización condicionada con los resultados de fase 2”, prosigue.
Por ello descarta otra de las afirmaciones sostenidas en estos últimos meses: “No se están adelantando plazos ni acelerando fases por encima de lo correcto. Todo el mundo está siendo riguroso porque dependen de organismos reguladores internacionales, como la Agencia Europea del Medicamento en el caso de España. No es que me cueste creer, es que es imposible que se dé una autorización de ensayo clínico en humanos sin haber terminado la fase 1, con todos los estudios in vitro, los de toxicidad en animales, los de primera administración en humanos... Si no hay una justificación científica con datos, con pruebas, el paso a humanos no lo va a autorizar nadie”.
“Te doy otro dato”, continúa el investigador de La Paz. “Cuando se dice que se han comprado X cantidad de dosis de la vacuna me cuesta creerlo porque aún no se ha definido cuál es la dosis adecuada. Es comprar algo que, a lo mejor, los ensayos demuestran que no sirve, que hay que modificar”. En cambio, sí ve “lógico” lo que ha planteado la Unión Europea, que se ha reservado el derecho a comprar 300 millones de dosis del laboratorio francés Sanofi cuando esté lista esa vacuna. “Hoy se pueden comprar los derechos, pero no las dosis”.
Entrar en la fase 2 implica comenzar los estudios directos con humanos, después de un fuerte trabajo previo, como detalla el experto: “La fase 1 mira la seguridad del proyecto y busca una aproximación a una dosis potencialmente eficaz que sea segura sin desarrollar toxicidad. En la 2 se evalúa la pauta de administración y la dosis adecuada”, una estrategia consistente en la división de los pacientes: “Sí, se actúa así; dividiendo los voluntarios en varios grupos. Algunos recibirán dos dosis, otros una dosis y algunos, un placebo para comprobar diferentes casuísticas”.
“En el caso de aplicar una segunda dosis, esta puede producirse en el tercer mes de la investigación, que irá seguida de un seguimiento de otro mes para hacerle extracciones, mediciones... que comprueben la utilidad para generar anticuerpos”, prosigue explicando. “Pasado ese tiempo se hace una simulación de infección; se inyecta una dosis baja de la vacuna, como tiene la secuencia de una proteína del coronavirus, se comprueba si los anticuerpos neutralizan el antígeno del covid...”.
Hacia la comercialización condicionada
Meses por delante. Como defendió su colega Galo Peralta, director de gestión del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, esa fase dos puede rondar los seis meses. El doctor Borobia lo ve de otra manera: “El cambio de fase 2 a 3 no implica haber acabado su seguimiento. La monitorización de seguridad de los voluntarios es de 14-16 meses, sí o sí. Otra cosa es que en febrero apliques un análisis preliminar sobre los pacientes con dos dosis y pases de fase”.
En tal punto “puede haber evidencias suficientes porque demuestres que no ha habido reacción adversa ninguna y genere anticuerpos que neutralicen el virus. En ese caso puedes llegarle a la farmacéutica y decirle yo creo que con esta información se puede autorizar la comercialización condicionada”, plantea.
Una comercialización condicionada que supone la entrada masiva de la vacuna al mercado, pero “bajo un estricto control de los datos de eficacia, de la aplicación de esa potencial vacuna, sus posibles efectos adversos”. Durante meses, “ese control estricto seguirá hasta que finalice el plazo de desarrollo de la vacuna”, aclara Borobia.
Su explicación conduce a una pregunta obligada en estos tiempos. ”¿Cuándo podremos disponer de la vacuna ’española?” A diferencia de sus colegas españoles en el proyecto, que miraban a finales de 2021, el responsable de La Paz no se atreve a dar un plazo para su venta. “Es difícil poner una fecha. El estudio solo en fase 2 son 14-16 meses; lo que puede ocurrir es que en algunos meses se hagan unos análisis intermedios que ayuden a tomar una decisión y pasar a fase 3. Puede ser en enero, en junio, en diciembre... Piensa que el desarrollo completo de un medicamento en condiciones normales puede rondar los 10 años hasta que se completa a la perfección”.
El plan de Janssen en España no es el único en desarrollo a nivel nacional, pero sí el más avanzado con diferencia. “Es el único aquí que va a comenzar ya la administración en humanos”. “Sin embargo, sé que hay otros en curso que parten de una plataforma no existente (a diferencia de esta, que toma un adenovirus ya conocido) y requieren estudios in vitro y de toxicidad en animales más extensos; o sea, más tiempo”. Además, confiesa, “sé que el caso de Janssen no es el único; hay otros laboratorios que están tratando de desarrollar estudios en España, me consta”.
No solo vacunas
Pero pide no poner el foco únicamente en la vacuna. El proyecto de vacuna es fundamental, pero no debemos centrarnos solo en hallar una o varias vacunas. No sabemos cómo se comporta la vacuna. Hace 10 meses no existía el virus. Hace siete meses se trató con fármacos usados para otras enfermedades que ahora no son útiles. Por ello es clave desarrollar medicamentos especialmente dirigidos contra el virus, tanto en una fase precoz como con la enfermedad ya avanzada. En ese sentido se inscribe el Proyecto CARE, “un programa europeo de financiación público-privada y con un presupuesto de 80 millones de euros”.
Este plan “busca el reposicionamiento de fármacos para otras patologías, pero también el desarrollo de fármacos específicos y anticuerpos específicos contra este coronavirus y otros virus que tengan potencial capacidad de producir pandemias en el futuro”.
Vacunas y fármacos para hacer de la “nueva normalidad” simplemente normalidad. “Sí, volveremos a tener una vida normal, pero no te puedo decir cuándo”, matiza enseguida. “Lo deseable es que se produzca una inmunización en rebaño, pero se desconoce en qué momento. Hay que seguir trabajando en tres direcciones, principalmente: que se comercialicen vacunas, que se desarrollen técnicas de diagnóstico precoz y que se desarrollen tratamientos específicos a nivel precoz y con la enfermedad avanzada. Con todo esto se podrá recuperar la vida normal”, finaliza.