El 'chemsex' deja de ser un mito
Hospitales y entidades de Barcelona ponen en marcha iniciativas para obtener información sobre esta práctica que aúna sexo y drogas en largas sesiones.
Poca luz, gente tirada por el suelo, drogas de todo tipo y sexo desenfrenado, en la mayoría de casos entre homosexuales, durante varios días. Según la mayoría de medios, en esto consiste el chemsex, una anglicismo -mezcla de la palabra chemical [químico] y sex- con el que se etiqueta a estas largas sesiones de sexo y drogas. Médicos y profesionales sanitarios aseguran que cada vez está más de moda y algunos incluso lo señalan como el principal responsable del aumento de enfermedades de transmisión sexual en España: un 25% durante el último año.
La realidad, sin embargo, es más compleja. No hay ni siquiera un dato fiable sobre este fenómeno en España y los profesionales están ávidos de nueva información. Durante los últimos meses, en Barcelona se han puesto en marcha diversas iniciativas tanto para informar como para obtener datos sobre el chemsex. El Hospital Clínic de Barcelona realiza una encuesta a los pacientes sospechosos de haber practicado chemsex. El Vall d'Hebron creará un circuito asistencial para sus practicantes. El centro BCN Checkpoint, que detecta el 40% de las infecciones de VIH en Cataluña, ha puesto a disposición de sus pacientes una consulta psicológica para tratar a las personas que tienen problemas con esta práctica.
Desde Energy Control, entidad dedicada a la reducción de riesgos en el consumo de estupefacientes, han lanzado chem-safe, una web informativa tanto para profesionales como para participantes en estas sesiones. Incluso el Ministerio de Sanidad tiene intención de crear ha creado una subvención específica para entidades que estudien el chemsex, según afirman los profesionales del sector.
"Hace un par de años empezamos a entender que estábamos ante un problema que va adquiriendo unas dimensiones preocupantes", sostiene José Luis Blanco, consultor del servicio de infecciones del Hospital Clínic."Lo importante ahora es empezar a poner números y datos". J.A Navarro, coordinador del programa de sexualidad del servicio de psiquiatría del Hospital Vall d'Hebron, explica que decidieron abordar el chemsex debido al aumento de consultas en la unidad de enfermedades infecciosas. Reconoce, no obstante, la falta de información que hay actualmente. "No sabemos el volumen de este fenómeno, no hay estudios, es una población que no sabemos qué necesidades tiene ahora mismo".
Desde algunos ambientes homosexuales se critica el mito que se está creando alrededor de esta práctica. "Estar unos cuantos en casa follando y tomando drogas durante un fin de semana entero lo hemos hecho mil veces", relata Victor R.F, un homosexual de 37 años, que ha participado en algunas de estas sesiones. "Me enteré hace 3 años por la prensa que a esto se le llama chemsex".
Según las fuentes consultadas, ni es una cosa nueva ni es específica de los homosexuales. "El uso de drogas para tener sexo es histórico y se remonta a la época de los romanos", afirma Núria Calzada, coordinadora estatal de Energy Control, una entidad dedicada a la reducción de riesgos en el consumo de estupefacientes. "Lo que ha cambiado son las sustancias y la manera de tomarlas".
Si bien no hay una sola evidencia que vincule el aumento de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) con el auge de esta práctica, todos los consultados sospechan que están íntimamente relacionados. Este tipo de enfermedades se han disparado sobremanera en Barcelona durante el último año. Según la entidad STOP Sida, los casos de hepatitis A han pasado de 4 en 2015 a 103 en 2016. La gonorrea ha aumentado un 66% en un año (de 600 a 1.000 casos) y la sífilis un 40%. Según el epidemiólogo Manuel Fernández, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, el 90% de estos casos se han detectado en hombres que han tenido sexo con otros hombres y destaca otro patrón común: habían participado en fiestas sexuales con drogas.
"No hay datos que vinculen directamente este fenómeno con el aumento de las ETS", opina Núria Calzada de Energy Control. "Pero todos tenemos la sensación de que están relacionados". Desde el Clínic y Vall d'Hebron también hablan de un aumento de casos de VIH, pero los datos difundidos en junio por Stop SIDA señalan una reducción de casos (de 400 a 300). "Estas sesiones por definición se suelen hacer sin condón", abunda José Luis Blanco, del Clínic. "Está claro que contribuyen al aumento de ETS, pero lo del VIH es más difícil de asegurar". Con todo, Blanco asegura que en torno al 30 o 40% de sus pacientes con VIH consumen drogas para prolongar sus relaciones sexuales.
METANFETAMINA, MEFEDRONA Y GHB
Los expertos consultados no coinciden en concretar cuáles son las principales drogas que se consumen en estas sesiones, pero todos señalan la metanfetamina y el GHB (conocido también como éxtasis líquido) como las principales sustancias. En Reino Unido, donde se acuñó el término chemsex, también tiene mucha incidencia la mefedrona, una sustancia que según Energy Control está cada vez más presente en España y que actúa como estimulante. Núria Calzada señala que se toman nuevas sustancias, pero también existen nuevas vías de administración, como fumar o inyectarse la metanfetamina. Añade que en estas sesiones de sexo también se consume cocaína, éxtasis, popper y viagra.
En todo caso, tanto la persona que ha participado en sesiones de chemsex como los expertos tratan de desmitificar este fenómeno. "Se tiende a pintarnos como perdidos que nos pasamos el día drogándonos y follando, y la mayoría de nosotros tiene una vida normal entre semana", opina Victor R.F, que trabaja como consultor. "Hay muchas personas que hacen un consumo ocasional y compatible con una vida normal", añade el médico del Clínic. "Pero por otro lado tenemos pacientes que han desarrollado adicciones graves tanto a las drogas como al sexo".
Desde el Vall d'Hebron consideran que esta práctica, aún minoritaria en la población general, ya no es un fenómeno residual entre homosexuales. Por otro lado, alertan de que se está trasladando a los heterosexuales. "Tenemos cada vez más constancia de grupos de jóvenes heterosexuales que alquilan una casa de campo o un piso y se encierran ahí desde el viernes a la noche hasta el domingo por la tarde", afirma J.A Navarro.
"Lo que está claro es que a día de hoy todos tenemos muy poca experiencia en este campo", reconocen desde el Hospital Clínic. "Ahora lo importante es estudiar a los pacientes y desde una visión multidisciplinar que incluya también a psicólogos ver cómo tratamos a estas personas".