El cerco sobre el pangolín como principal sospechoso del coronavirus vuelve a estrecharse
Científicos chinos demuestran que son portadores de coronavirus estrechamente relacionados con el SARS-CoV-2.
Se estrecha el cerco sobre el pangolín como origen del coronavirus. Un equipo de científicos chinos ha demostrado que estos animales son portadores de coronavirus estrechamente relacionados con el SARS-CoV-2, causante de la pandemia actual. Ahora, los científicos deben determinar si el grado de similitud es suficiente para deducir que los pangolines son los huéspedes intermedios involucrados directamente en la transmisión del virus a los humanos.
El estudio genómico, liderado por los virólogos chinos Yi Guan, de la Universidad de Hong Kong y Yan-Ling Hu, de la Universidad de Medicina de Guangxi y publicado en la revista Nature, avanza que los pangolines malayos (Manis javanica) son portadores de coronavirus relacionados con el SARS-CoV-2. Hasta ahora solo había pruebas de que los murciélagos son el reservorio del SARS-CoV-2.
Mercado desmantelado
No obstante, el parecido entre esos coronavirus y el que ha causado la pandemia no es suficiente para confirmar todavía que los pangolines son los huéspedes que transmitieron el actual brote de SARS-CoV-2 desde los murciélagos a los humanos, pero los hallazgos sugieren que estos mamíferos salvajes “son un segundo huésped de los coronavirus”, por lo que su venta en los mercados de fauna silvestre debería estar estrictamente prohibida para evitar futuras trasmisiones, advierten los científicos.
El estudio recuerda que poco después de que se iniciara el brote, el mercado del Wuhan fue desmantelado, lo que impidió buscar la especie animal concreta de la que surgió el coronavirus.
El mamífero con mayor tráfico ilegal
El pangolín, el mamífero con el que más se trafica ilegalmente, se utiliza como alimento y en medicina tradicional china.
Para el estudio, Yi Guan y sus colegas analizaron muestras de 18 pangolines malayos incautados en operaciones de lucha contra el contrabando en el sur de China entre agosto de 2017 y enero de 2018, y en todos ellos encontraron distintos tipos de coronavirus.
Los virus de estas muestras tenían una similitud genética de entre el 85 y el 92% con el SARS-CoV-2; además, en uno de estos virus, la región que facilita su entrada en la célula es muy similar a la del virus actual.