El caso Khashoggi: así se convirtió en humo un periodista crítico con Arabia Saudí
El informador desapareció el pasado 2 de octubre, tras entrar en el consulado de su país en Estambul. ¿Ha sido asesinado? Hay un 90% de posibilidades de que así sea.
"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad". La mítica frase que Arthur Conal Doyle hace pronunciar a Sherlock Holmes en El signo de los cuatro está aún en fase de desarrollo en el llamado caso Khashoggi, que investiga la desaparición del periodista saudí Jamal Khashoggi tras acudir al consulado de su país en Estambul (Turquía), el pasado 2 de octubre. Fue a por un certificado para casarse y nunca más se supo.
Imposible ha sido, en estos días, verlo de nuevo. Imposible ha sido tener pruebas de vida. Imposible ha sido contactar con él. Lo que queda -con apariencia de veracidad- es su desaparición. El gran misterio es si está vivo o muerto.
Mientras la sabiduría del más sagaz detective de la historia ilumina a la policía turca que lleva el caso, mientras las autoridades de Riad permiten (o complican) la investigación, te explicamos lo que se sabe de esta historia que mezcla periodismo, diplomacia y espionaje y en la que ya ha entrado en liza hasta Donald Trump.
¿Quién es Jamal Khashoggi?
El periodista desaparecido, de 59 años de edad, fue editor del diario Al-Watanydirectivo del consorcio de comunicación Al Arab Media Group. Se exilió voluntariamente el año pasado a EEUU y pasa largas temporadas en Turquía, de donde es originaria su familia y donde reside su prometida, Hatice Cengit.
No era un disidente, del corte de los activistas que hoy son encarcelados y hasta asesinados por el todopoderoso gobierno de Arabia Saudí, sino una persona enraizada con la familia real, no sólo por sus antepasados (médicos y asesores de los fundadores del país como hoy lo conocemos), sino por su propia labor: fue consejero del príncipe Turki al Faisal, exjefe de la inteligencia saudí, durante su etapa como embajador en Londres.
Pero su toma de conciencia de las cosas que se hacían mal y su honestidad al denunciarlas le hicieron marcharse para evitar males mayores. Su situación se había complicado debido a las críticas que profería por cuestiones como las sistemáticas violaciones de derechos humanos y la participación en la guerra de Yemen. Se le respeta en todo el mundo, porque sabe de lo que habla. Ha estado dentro.
Después de que varios de sus amigos fueran detenidos, su columna en el diario Al-Hayat fue cancelada y hay informes de que recibió avisos de que no siguiera tuiteando (tiene más de 1,6 millones de seguidores en esta red social). "He dejado mi casa, mi familia y mi trabajo y estoy levantando la voz",escribió en septiembre de 2017. "No hacerlo sería traicionar a aquellos que languidecen en la cárcel. Yo puedo hablar mientras que tantos otro no pueden", añadía. En una reciente entrevista con la BBC, fuera de cámara, confesó que corría peligro si volvía a su país.
Actualmente, escribía columnas de opinión en el diario norteamericano The Washington Post y seguía apareciendo en canales de televisión árabes y occidentales.
¿Cuándo y cómo se le pierde la pista?
A Khashoggi no se le ve desde las 13.14 horas del día 2 de octubre de 2018. En ese momento, entraba en el consulado de su país en Estambul, con el propósito de recoger un certificado de estado civil para casarse con su prometida turca. Las cámaras de seguridad recogieron sus últimas imágenes, difundidas por la prensa local. De su salida no se ha visto ni un frame.
Su novia se quedó en la puerta. Antes, le entregó sus dos teléfonos particulares. La joven lo esperó en la calle hasta la madrugada pero no lo vio salir en todo el día ni recibió noticias suyas por parte de los funcionarios saudíes. Su prometido le avisó de que avisara a la policía y a asociaciones profesionales turcas si algo extraño pasaba dentro.
David Hearst, director del digital Middle East Eye, es uno de los periodistas que mejores informaciones están manejando sobre este caso, conocedor como es de un terreno en el que estuvo como corresponsal para The Guardian. Citando dos fuentes "próximas a la investigación", explica que la sucesión de acontecimientos pudo ser la que sigue:
- El 28 de septiembre, Khashoggi va al consulado saudí de Estambul para hacer sus trámites de cara a la boda, que debía tener lugar este 10 de octubre. Aunque su petición nada tiene que ver con Inteligencia, un funcionario de la legación le pasa su caso al responsable de este área en la oficina. El periodista es emplazado a esperar una semana y llamar antes a un número de teléfono que le entregan.
- El 2 de octubre, temprano, Khashoggi llama a ese número y le dan cita en el consulado a la una de la tarde. Llegó allí a las 13.14 horas, como se ve en los vídeos. Saluda con la cabeza a un hombre no identificado que se encuentra en la puerta. Hearst sostiene que, según sus datos, lo que pasó dentro del edificio es que lo llevaron al despacho del cónsul (¿para un certificado de estado civil?) y allí entraron al menos dos hombres, se lo llevaron a otro cuarto y lo mataron.
- A las 15.15 de ese día, un coche sale del consulado. Se dirige a la residencia del cónsul, que está a unos 200 metros de allí solamente. Es sólo uno de la media docena de vehículos que se están investigando tras salir de las oficinas saudíes. El cónsul lleva días sin salir de su domicilio. Otro dato extraño: cuando los trabajadores turcos del consulado pararon para comer, a las 12.30 horas de ese 2 de octubre, se les dijo que no regresaran por la tarde, porque iba a tener lugar una reunión diplomática "de alto nivel".
¿Qué hipótesis se manejan?
El diario Milliyet sostiene, citando una fuente de los servicios secretos turcos, que hay un 90% de posibilidades de que el informador haya sido asesinado. La cadena de televisión de EEUU NBC confirma con fuentes de inteligencia de su país que también ha sido "eliminado". Es la "hipótesis más plausible", abundan desde el Gobierno y la policía en declaraciones a prensa internacional, como el diario español El País.
La agencia Reuters, por su parte, citando otra fuente saudí, señala que Khashoggi pudo ser narcotizado o drogado, con la intención posiblemente de llevarlo sin resistencia a Riad, pero algo salió mal y murió, posiblemente por una sobredosis. El diario norteamericano The New York Times apunta también esa posibilidad de que hubiera un plan que no implicara su asesinato, pero con un patinazo de por medio que hizo que todo cambiara. De hecho, ha publicado que, según un antiguo alto funcionario de Washington, hace tiempo se interceptaron unas comunicaciones saudíes en las que se hablaba de hacer volar al periodista a su país desde su actual hogar, en Virginia (EEUU). Querían usar para ello un método no violento, una excusa, para luego impedirle salir.
Este medio recuerda que ya se hizo algo parecido el año pasado, cuando se invitó a Saad Hariri, primer ministro de Líbano, a quien se invitó a una cacería en Arabia cuando, en realidad, lo que pasó es que lo retuvieron durante 15 días y se le obligó a dimitir, una renuncia que retiró un mes más tarde.
¿Quién se encargó de hacerlo desaparecer?
The Washington Post -que se ha tomado muy en serio la desaparición de su colaborador- y el diario turco Sabah han desvelado otra vuelta de tuerca especialmente inquietante: 15 saudíes, supuestamente agentes secretos, se desplazaron a Estambul el mismo día 2 de octubre, cuando fue Khashoggi fue al consulado. El diario estadounidense insiste en que este equipo fue "enviado específicamente para el asesinato" del desaparecido y que todo fue "planificado de antemano". Sus componentes llegaron de madrugada y estuvieron menos de 24 horas en la ciudad. Entre ellos se encontraba el jefe de medicina forense de la Dirección de Seguridad de Riad, llamado Salah Mohammed Al Tubaigy. ¿Había una muerte que certificar?
Tanto la llegada como la salida y los desplazamientos de este grupo son cuando menos extraños. Sabah, tras hablar con la policía aduanera, dice que estos agentes llegaron escalonadamente en vuelos regules y charters y en un vuelo privado de Sky Prime Aviation, una compañía que trabaja regularmente con la familia real saudí. Se alojaron como huéspedes ordinarios en los hoteles Mövenpick y Wyndham Grand, cercanos al consulado saudí. Hay imágenes de las cámaras de seguridad que los identifican y que demuestran que dejaron sus alojamientos entre las 9.45 y las 10.50 horas. A las 12.14 horas llegaron al consulado a bordo de varios coches. Estaban dentro, pues, una hora antes de que llegase el columnista.
Varios rotativos turcos han asegurado que hacia las 15.00 horas de ese martes misterioso empezaron a salir vehículos de la legación. En total, se contaron seis coches, divididos en dos grupos. Unos fueron hacia el aeropuerto, donde a las 17.15 horas aterrizó un segundo avión privado de la misma firma que el anterior, que partió una hora y cuarto después hacia El Cairo (Egipto), supuestamente con seis de los saudíes a bordo. Desde la capital egipcia, regresaron a Riad al día siguiente. Otros de estos hombres volaron horas más tarde a la capital saudí vía Dubai (Emiratos Árabes Unidos) y otros, en vuelo regular directo. Dos automóviles más se dirigieron a la residencia del cónsul saudí.
¿Pudo ir el periodista en alguno de esos coches? De ser así, ¿estaba en los que se quedaron en la residencia diplomática o en los que fueron al aeródromo? Las especulaciones se han disparado y las versiones que se dan en las tertulias son de todo tipo: ha sido enterrado en el jardín del cónsul, ha sido descuartizado y metido en las valijas diplomáticas de los desplazados desde Riad, fue troceado y hecho desaparecer dentro del propio edificio consular, está vivo y ha sido llevado de incógnito a su país... No hay respuestas.
¿Qué se dice oficialmente?
Arabia Saudí niega la mayor. El consulado escenario de la evaporación del periodista emitió una nota en la que dice que Khashoggi abandonó sus instalaciones el mismo día que fue de papeleo, aunque no ha aportado imágenes que lo confirmen. Un oficial de esta oficina, además, descartó que fuera asesinado dentro, informa la agencia oficial saudí, SPA. Eso son "acusaciones infundadas", dice, a la vez que señala que las autoridades de su país están haciendo un "seguimiento diligente de este asunto para descubrir los hechos completos" y que "trabajan para buscar" al informador.
Al parecer, Riad ha dado a la policía turca permiso para analizar el consulado en busca de pruebas, aunque podría no hacerlo, ya que es un espacio protegido por la legislación internacional, inviolable. No ha trascendido que se hayan producido aún registro alguno.
El viernes, el Gobierno turco le dijo a funcionarios de EEUU que dispone de grabaciones de vídeo y audio que demuestran que el periodista fue asesinado en el consulado, ha revelado The Washington Post. En las grabaciones se muestra que Kashoggi fue detenido en el consulado por un equipo de seguridad, que después le mató y desmembró su cuerpo, dice el diario, que cita como fuentes a funcionarios turcos y estadounidenses.
El diario Sabah ha añadido que toda esa sucesión de acontecimientos quedó grabada en el reloj inteligente de la marca Apple que portaba el saudí y que estaba sincronizado con su teléfono inteligente y la nube, lo que ha permitido a la Policía y los servicios especiales turcos acceder a la grabación. Miembros de los servicios especiales de Turquía están analizando el audio. El medio destaca que los agentes de la Inteligencia saudita llegaron a detectar el reloj e intentaron borrar la grabación, pero no pudieron eliminar todos los datos, ya que se estaban transmitiendo a la nube.
Este jueves, por su parte, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo que estaba preocupado por el caso. "Estamos investigando el caso en todas sus dimensiones. Esto ha pasado en nuestro país. Es imposible que nos quedemos callados en un caso así. No es un suceso ordinario", declaró en un corrillo con periodistas. No habló de asesinato, pero sí exigió a los saudíes que aporten pruebas de que, efectivamente, el columnista abandonó su edificio. "Los saudíes tienen el sistema de cámaras más sofisticado. El sistema podría captar la salida de una mosca", afirmó.
La prometida del periodista, en mitad de una ola de insultos por parte de internautas saudíes, también ha publicado una tribuna en TWP en la que pide expresamente al presidente de EEUU, Donald Trump, y a su esposa Melania, que se impliquen en el caso y presionen para que se sepa la verdad, dadas las buenas relaciones de Washinton con su aliado de Riad. Ha surtido efecto: el miércoles, el republicano dijo que ha hablado con los "más altos niveles" del Gobierno de Arabia Saudí, "más de una vez", para pedir explicaciones.
"No me gusta este tema", afirmó, tras reconocer que no tenía datos previos sobre una posible operación contra a Khashoggi ni sabe a ciencia cierta si sigue con vida. "Es una situación muy triste, muy mala. No podemos permitir que esto le ocurra a los periodistas, a nadie. Y vamos a llegar hasta el fondo de esto (...). Es una situación muy seria para nosotros, para esta Casa Blanca", agregó.
Trump ha hecho que su yerno y asesor, Jared Kushner, medie con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, lo que ha cristalizado en la creación de un equipo de investigación conjunto turco-saudí para analizar lo ocurrido. No obstante, se niega por ahora a apretar a Riad con algún tipo de amenaza o sanción para que cuente la verdad sobre el caso, que es lo que empiezan a reclamar con insistencia naciones europeas como Francia y Alemania.
Por ahora, tanto oscurantismo sólo da pie a especulaciones y teorías enrevesadas. Un caso de habitación cerrada en el que el misterio no es sobre quién entra y mata, sino quién entra y desaparece. ¿Habrá desenlace?