EEUU investiga la muerte de la periodista palestina Abu Akleh pero Israel se niega a cooperar
Hace seis meses que recibió un disparo en la cabeza, pese a que iba identificada como prensa. Tenía pasaporte norteamericano pero hasta hoy Washington no había hecho nada.
Estados Unidos, al fin, ha iniciado una investigación sobre la muerte de la periodista estadounidense-palestina Shireen Abu Akleh, seis meses después de que falleciera a causa de disparos del Ejército israelí en Yenín (Cisjordania, en la Palestina ocupada), mientras cubría una redada. Sin embargo, Tel Aviv ha indicado ya que se niega a colaborar con el proceso, por más que sea Washington, su aliado más fuerte, quien lo inicie.
El ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, ha calificado la iniciativa estadounidense de “error” y ha definido lo ocurrido como un “trágico fallecimiento”, cuando su propia investigación interna ha dejado claro que hay una “alta posibilidad” de que sus soldados fueran los culpables.
“Las IDF (Fuerzas de Defensa de Israel, por sus siglas en inglés) han llevado a cabo una investigación profesional e independiente, que se presentó a los funcionarios estadounidenses con quienes se compartieron los detalles”, ha justificado a través de su perfil en la red social Twitter.
“He enviado un mensaje a los representantes estadounidenses de que respaldamos a los soldados de las IDF, que no cooperaremos con una investigación externa y no permitiremos la intervención en investigaciones internas”, ha afirmado el ministro de Defensa.
El Canal 14 de Israel informó primero de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos notificó al Ministerio de Justicia israelí que iniciaría una investigación sobre la muerte de Abu Akleh, informa el periódico The Jerusalem Post. No obstante, el Departamento de Justicia estadounidense no ha hecho ningún comentario ni declaración pública por el momento.
Cambio de estrategia
La decisión de Washington representa un cambio en la política estadounidense, ya que la Administración Biden insistió durante meses en que no abriría su propia investigación, sino que confiaría en las pesquisas realizadas por las autoridades israelíes y palestinas, recoge el periódico The Times of Israel.
Las conclusiones de la investigación desmontan además la narrativa de que existiera actividad de palestinos armados en las inmediaciones de la posición donde se encontraban los reporteros, como apuntó Israel en su momento. El Ejército israelí admitió varios días después la posibilidad de que la periodista muriera de un disparo efectuado por sus propias fuerzas pero siempre de manera no intencionada. Su autoría ha sido avalada por informes independientes de medios como AP, CNN o Al Jazeera, el canal catarí para el que trabajaba la informadora, muy querida y respetada en la zona. También Naciones Unidas ha dejado claro el origen de los disparos.
La periodista falleció por disparos el 11 de mayo durante una operación militar israelí en la Cisjordania ocupada, mientras trabajaba para su medio. Como han insistido asociaciones profesionales como Reporteros Sin Fronteras (RSF), llevaba un casco y un chaleco que la identificaba como periodista.
“Nunca podríamos esperar ningún tipo de rendición de cuentas o investigación legítima de la misma entidad responsable de matar a tiros a una periodista desarmada y claramente identificable”, aseguró la sobrina de la fallecida, Lina, en septiembre cuando se publicó la investigación de las IDF. La familia ha emitido ahora un comunicado en el que pide que se haga una investigación “independiente y creíble” sobre lo ocurrido a una mujer con pasaporte de EEUU.
Our family’s statement on the US opening an Investigation into Shireen’s killing. pic.twitter.com/scGFchvWV5