Rusia ataca al enemigo más débil y bombardea un hospital en Mariúpol a la espera de su gran ofensiva
La guerra cumple dos semanas antes del primer encuentro entre los ministros de Exteriores bajo la mediación de Turquía, esperanza diplomática ante el fracaso de los corredores.
Diario de guerra, día 14: en la madrugada del miércoles al jueves el conflicto cumple dos semanas. No cambia el paisaje, al menos en lo cruento. Se frena, algo, la ofensiva rusa contra Kiev o Járkov, hasta ahora objetivos prioritarios, pero las bombas no dejan de atacar edificios civiles. El último, un hospital infantil en Mariúpol. El enemigo más débil es ahora, el objetivo a la espera de un nuevo frente.
Esta localidad del sur, punto clave para controlar desde Crimea al Donbás, sobrevive asediada desde hace días, con cada vez menos recursos para su población y con el incesante ruido de proyectiles que resulta casi imposible dejar atrás. Su vicealcalde ya reconoce 1.300 civiles asesinados dentro de Mariúpol.
El éxodo forzado de los ucranianos no se frena, como tampoco el ansia de Putin, que se ve cada vez más solo en el mundo y trata de reorganizar sus efectivos para una nueva oleada que ya esperan ciudades como Odesa o Kiev.
La invasión no cesa, aunque Margarita Robles ha planteado un primer escenario con fechas: la guerra, en su fase actual, podría extenderse de 10 días a 4 semanas más, antes de convertirse en una guerra de guerrillas.
¿Qué ha pasado en Mariúpol?
A media tarde, un misil ha impactado en la entrada de un hospital materno infantil en Mariúpol. Por el momento, el balance no recoge víctimas mortales, sí 17 heridos, pero ha destrozado las instalaciones de un centro en el que había “niños y trabajadoras” que quedaron bajo los escombros, según el Gobierno ucraniano.
No ha sido un ataque aislado, ya que desde Kiev se ha denunciado una serie de ofensivas rusas contra enclaves sanitarios, tales como un centro médico y otras edificaciones de similar uso.
Al mismo tiempo, la OMS anunciaba que al menos 10 personas habían muerto y otras 16 habían resultado heridas en los 18 ataques verificados contra centros sanitarios y ambulancias de Ucrania en las dos semana de guerra.
¿Hay nuevos corredores humanitarios?
La historia se repite. Esta mañana, Ucrania y Rusia acordaban la creación de seis nuevos espacios seguros para la evacuación de civiles en las localidades de Bucha, Hostomel, Irpin, Vorzel y Mariúpol entre las 9:00 y las 21:00 (hora local; una menos en la España peninsular). Esta vez, sin que terminasen en territorio ruso, como quería plantear Moscú en los últimos días, un extremo que Kiev siempre ha rechazado de plano.
Sin embargo, aunque continúa la salida de refugiados, el alto el fuego ha vuelto a verse interrumpido por bombardeos como el del hospital de Mariúpol. No es la primera vez que ocurre. Este fin de semana, las dos partes intentaron coordinar un alto el fuego temporal, tanto en Mariúpol como en Volnovaja, infructuoso tanto el sábado como el domingo, entre reproches mutuos.
¿Tenemos que apagar la calefacción en Europa?
No tanto, pero sí bajar su uso para dañar la economía rusa. Al menos es lo que ha solicitado este miércoles el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell: ”“Corten el gas en sus casas, disminuyan la dependencia de quien ataca a Ucrania. Es un compromiso colectivo ante una tarea histórica”.
El anuncio/petición del Alto Representante ha llamado de inmediato la atención, tanto que el propio Borrell ha tenido que aclarar que serviría para aislar aún más a Rusia, que sigue teniendo en la UE a uno de sus mejores ‘clientes’ en la exportación de gas y petróleo. Al menos, de momento, mientras los Ventisiete preparan su plan energético sin necesitar (tanto) a Moscú.
¿Por qué vuelve a preocupar Chernóbil?
A la sucesión de alertas informativas y de seguridad que está dejando la guerra se ha sumado esta mañana otra: la planta de Chernóbil se ha quedado sin suministro eléctrico tras los combates. Aunque mantiene en funcionamiento varios generadores, si desaparece el flujo energético la compañía nuclear estatal de Ucrania, Energoatom, alerta de que podrían liberarse sustancias radiactivas por no poderse enfriar el combustible nuclear gastado tras la interrupción.
Pasado el primer shock, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha matizado la alerta, descartando que se trate de un “impacto crítico en la seguridad”. También han detallado que “la carga de calor de la piscina de almacenamiento de combustible gastado y el volumen de agua de enfriamiento en la planta de energía nuclear” son suficientes para el proceso de enfriamiento sin necesidad de suministro eléctrico.
Chernóbil, epicentro de una de las mayores catástrofes nucleares el 26 de abril de 1986, cayó en manos rusas en los primeros momentos de la invasión. Desde entonces no se habían registrados incidentes relevantes a diferencia de lo ocurrido en la central de Zaporiyia, más grande, donde se detectó un incendio que finalmente no causó afectación tras un ataque ruso.
¿Qué se sabe de la crisis de refugiados?
El goteo de ciudadanos obligados a salir de su país sigue aumentando y el balance oficial de ACNUR ya lo sitúa en 2,15 millones.
Polonia, según datos del representante de la ONU, sigue siendo el destino principal del éxodo masivo, con al menos 1,3 millones de llegadas a sus fronteras. También son numerosos los grupos desplazados a Hungría (más de 200.000 personas), Eslovaquia (alrededor de 150.000) y Rumanía y Moldavía (con 85.000 y 82.000 refugiados, respectivamente).
La portavoz del ACNUR para los Refugiados en España, María Jesús Vega, ha señalado a El País que el drama no va a frenar y, de seguir así el conflicto, hasta 12 millones de ucranios necesitarán en breve ayuda humanitaria para sobrevivir.
¿Qué pasa en España?
El Congreso de los Diputados no es ajeno a la guerra ni a Putin y el gobernante ruso ha sido la excusa para el enésimo rifirrafe entre Gobierno y oposición. Pedro Sánchez ha achacado a la guerra el alza de los precios de la energía y la inflación, unas declaraciones reprochadas por el PP, que le acusa de “utilizar la guerra” como coartada.
Esta frase de la portavoz popular, Cuca Gamarra, ha generado un inmediato rechazo de Sánchez, que se ha dirigido a ella para espetarle ”“Lo que me faltaba por escuchar es que yo estoy utilizando la guerra, ¿para qué? ¿Para qué he utilizado la pandemia?”.
Más allá de las tensiones políticas, Margarita Robles ha defendido el papel de España en la situación, primero con su “apuesta por la disuasión” y posteriormente por su ayuda humanitaria y militar a Ucrania. Incluso ha abierto la puerta a más envío de material letal si Kiev “lo necesita”.
La ministra de Defensa ha planteado en el Congreso un escenario nuevo:la guerra podría extenderse entre 10 días y cuatro semanas más”, citando datos de la inteligencia española, situación que podría dar paso a una guerra de guerrillas de duración imprevisible.
¿Qué ha decidido el Ministerio de Cultura contra Rusia?
El bloqueo internacional de Gobiernos, multinacionales y organismos contra Rusia también toca al departamento dirigido por Miquel Iceta. A lo largo de la tarde, se ha anunciado un veto deportivo y cultural desde España.
A nivel de la cultura, esto significa la suspensión o cancelación de todos los proyectos iniciados o previstos. En términos deportivos, se prohíbe la participación de selecciones o clubes rusos en toda competición internacional a celebrarse en España, y, del mismo modo, se invita los deportistas españoles a no participar en competiciones en suelo ruso... las que aún quedan tras el rechazo casi unánime del deporte internacional.
Por primera vez desde el comienzo de la guerra, los ministros de Exteriores ucraniano (Dimitro Kuleba) y ruso (Serguéy Lavrov) se reunirán y será en suelo anunciadamente neutral, Turquía, tras tres citas entre delegaciones de menor rango en Bielorrusia. El encuentro será en Antalya y contará con el responsable de Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu, como anfitrión.
Las posturas, por ahora, apenas cambian. Rusia insiste en exigir la renuncia ucraniana a Crimea y su reconocimiento de la independencia de Lugansk y Donetsk para un alto el fuego. Son puntos que Ucrania rechaza de plano, aunque deja en el aire la posibilidad de renunciar a entrar en la OTAN.