Qué se sabe de la dexametasona, el fármaco que reduciría la mortalidad de la covid-19
Muchos epidemiólogos han aplaudido este hallazgo, ya que no viene de un estudio cualquiera. Pero también tiene algún 'pero'.
¿Se ha hallado por fin un remedio fiable contra el coronavirus? Este martes 16 de junio, un equipo de investigadores ingleses afirmaron tener la prueba del primer tratamiento que reduce la mortalidad de la covid-19... pero todavía no han hecho pública dicha prueba.
La dexametasona, un corticosteroide muy conocido, reduciría en un tercio el número de fallecimientos de pacientes conectados a respiradores y en una quinta parte en el caso de los que solo reciben oxígeno. Sin embargo, este tratamiento no ha mostrado ningún efecto beneficioso entre los pacientes que no necesitan ningún tipo de asistencia respiratoria.
Este medicamento, un antiinflamatorio bastante barato, “debería convertirse en el nuevo estándar de tratamiento para los pacientes que necesitan oxígeno”, valora en un comunicado Peter Horby, profesor de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Oxford e investigador principal del estudio Recovery, donde se enmarca este hallazgo. A raíz de este ensayo, el Gobierno británico ha anunciado que piensa utilizar la dexametasona de forma inmediata.
Muchos epidemiólogos han aplaudido estas conclusiones, ya que no vienen de un estudio cualquiera: son los resultados preliminares de Recovery, un gigantesco ensayo clínico que ha sido minuciosamente supervisado desde que se puso en marcha en marzo en el Reino Unido.
No obstante, estos investigadores también han recibido críticas de otros científicos, dado que los responsables de Recovery por el momento solo han publicado un comunicado de prensa. Los resultados detallados de este ensayo clínico serán publicados en la red “lo antes posible”.
“Ciencia a través de un comunicado de prensa. Espero ver pronto el estudio publicado”, ha criticado en Twitter Isaac Bogoch, experto en enfermedades infecciosas.
En efecto, conviene desconfiar de los anuncios sobre la eficacia de los medicamentos para el coronavirus. Ya sea con la cloroquina, el remdesivir o el tocilizumab, toda afirmación demasiado concluyente que ha salido hasta el momento ha sido desmontada (o, al menos, relativizada) a medida que se han multiplicado los datos y los estudios para verificar la eficacia de un tratamiento u otro. “Los comunicados de prensa suelen estar sesgados”, insiste la viróloga Angela Rasmussen, de la Universidad de Columbia.
No obstante, el estudio Recovery es un ensayo clínico “randomizado” mediante el método de doble ciego. A la hora de verificar la eficacia de un medicamento, este método es una de las herramientas más fiables. De los 11.500 pacientes que aparecen en el estudio, 2104 fueron elegidos de forma aleatoria para recibir una dosis diaria de 6 miligramos de dexametasona.
Su estado se comparó con el de 4321 pacientes que solo recibieron placebos. Ninguna persona, ni siquiera los sanitarios, sabían quién pertenecía a qué grupo. Si los datos validan las cifras anunciadas, los resultados serán “mucho mejores que los del remdesivir, de la hidroxicloroquina y los demás tratamientos” probados hasta el momento, valora en Twitter el profesor Gaetan Burgio.
Hasta ahora se han estudiado otros cinco posibles tratamientos prometedores, uno de ellos con hidroxicloroquina, un controvertido medicamento que Recovery anunció que dejaría de utilizar el 5 de junio tras la publicación de un estudio muy criticado (y probablemente sesgado) en The Lancet. Los motivos para esta decisión fueron el posible riesgo que supone el medicamento para la salud y, sobre todo, que los propios resultados que estaban obteniendo en Recovery no mostraban “ningún efecto beneficioso” entre los pacientes de covid-19 tratados con hidroxicloroquina.
Didier Raoult, uno de los defensores de la cloroquina, comentó el anuncio de Recovery mostrando su sorpresa por la elevada tasa de mortalidad del ensayo y pidió más datos sobre los resultados obtenidos por la cloroquina.
A diferencia de otros medicamentos que se están probando (antivirales como el remdesivir, o la combinación de lopinavir y ritonavir), la dexametasona no sirve para impedir que el virus se propague por el organismo. Se utiliza para después. Es un corticosteroide que evita que el sistema inmunitario reaccione demasiado fuerte contra la infección y el paciente sufra una “tormenta de citoquinas”, un aumento radical de la actividad inmunitaria que desencadena un síndrome respiratorio agudo asociado a la mayoría de las formas graves de la covid-19.
Esa es precisamente una de las utilidades de la dexametasona, “un tratamiento de la vieja escuela contra la tormenta de citoquinas (antes de que supiéramos lo suficiente para denominarla tormenta de citoquinas)”, describe en Twitter el biofísico David States. Se han publicado recientemente resultados prometedores acerca de otros tratamientos contra esta tormenta de citoquinas, como es el caso de la anakinra. Sin embargo, esta es la primera vez que se publica un ensayo clínico con resultados positivos.
Por todo ello, es lógico que la dexametasona no sea útil contra pacientes que no requieren asistencia respiratoria. Eso implica que, si se confirma su eficacia, este tratamiento no se administrará en ningún caso al comienzo de la enfermedad ni como método preventivo. No solo sería ineficaz, sino también contraproducente, advierte la viróloga Angela Rasmussen. La dexametasona, al tratarse de un antiinflamatorio, no debe administrarse a ningún paciente con síntomas leves de covid-19. “La inflamación es esencial para provocar una respuesta inmunitaria antiviral efectiva. Tomar esteroides demasiado pronto puede obstaculizar la eliminación del virus”, explica.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.