Desmantelar la sanidad pública con libertad, por Marta Flich
Estoy de acuerdo con la Presidenta de la Comunidad de Madrid.
La sanidad pública sí es una cuestión política. Política económica concretamente. Esto hace que Ayuso reconozca explícitamente que desinvertir, invertir cada vez menos o recortar en sanidad pública (llámalo como quieras) sí sea ideología. Así de sencillo. Hay una falsa creencia instaurada en el imaginario colectivo respecto a lo público y lo privado. Hay una confusión con qué es más legítimo por ejemplo en sanidad o educación. Yo creo que hay un falso dilema: no deberíamos confundir desmantelar la sanidad pública con estigmatizar la sanidad privada o la colaboración en la inversión público-privada. Son dos conceptos distintos. Desde la derecha se intenta que se crea que la izquierda no quiere la inversión privada y que por tanto ataca al sector empresarial. Esto no es verdad.
En la inversión privada los recursos son privados y se establecen márgenes de beneficios etc. Por otro lado ya sabéis que la sanidad pública se financia con recursos públicos, es decir impuestos, y que gracias a su universalidad todos podemos beneficiarnos de ella por igual independientemente de los impuestos que paguemos. Servicios que de otra forma no nos podríamos permitir con nuestro sueldo.
Cuando se recorta en sanidad pública, o elige tu propio eufemismo, cuando cada vez se invierte menos ( que es otra forma de recortar) nos encontramos con que se tienen menos servicios, ahí entra el desmantelamiento: por un lado se crea la necesidad de que entre inversión privada que, evidentemente quiere rentabilizar su inversión, porque el capital privado no gasta, invierte. Eso se traduce en márgenes de beneficios que lo público no contempla per sé. Pero no tener margen de beneficios no significa no ser eficiente en la gestión de los recursos. Y ¿en qué se traduce esto a su vez? En que si ofrecen un servicio a lo público a un precio X, queriendo tener un margen de beneficios determinado, lo que hace es recortar por otro lado. ¿Dónde? Salarios y condiciones. Lo que es precariedad laboral, insuficiencia de empleados, sobre explotación, etc.
Esto significa un peor servicio puesto que un porcentaje de la pasta que lo público asigna a lo privado va a ese margen de beneficios. Los recortes en lo público evidentemente también precariza a los trabajadores de la pública. Pero ojo que el oligopolio de la sanidad privada según se ha publico recientemente, también ha puesto en pie de guerra a los médicos que trabajan en ella que reconocen estar más en precario y no poder negociar salarios dada la propia naturaleza de los oligopolios. Y ahí nadie vela por sus intereses porque es el mercado amigo.
Os acordáis cuando Almeida dijo: no es responsabilidad del Ayuntamiento que los barrenderos vayan con tejidos que no transpiran porque está subcontratado a una empresa privada y, claro, ya no podemos hacer nada. Ya, pero pagado con dinero público. Pagamos todos pero no hay control sobre ello. Ojo al cóctel. Ya pasó cuando se tuvieron que abrir alas de hospitales de gestión privada pagadas con dinero publico y dijeron, ¿qué pandemia? Si no ha beneficio, no abro.
¿Qué sería más eficiente? No recortar en lo público y así que todos los recursos fueran íntegros al servicio, puesto que lo público no busca rentabilidades sino coberturas. Por otro lado las bajadas de impuestos (sobre todo a los que más tienen que es como suelen suceder dichas bajadas) hacen que gente que ve congestionado el servicio público opte por irse a lo privado. No es casual, es un resultado buscado y consciente para favorecer otro negociado. Esto que es tan obvio queda manchado por debates maniqueos. Así que sí, Ayuso tiene razón. Es una decisión política y sí, es ideología.
Y por eso, amiguis, es compatible tener un seguro privado con defender la sanidad pública. Lo que no debería ser compatible que es lo que pasa en los modelos neoliberales, es tener un seguro privado porque lo público está desmantelado.
Feliz Navidad.