Desbordados y con agotamiento crónico: así llegan los sanitarios al segundo verano pandémico
“No somos héroes, somos precarios”.
Durante los meses más duros del confinamiento, los aplausos, las cartas de agradecimiento y los mensajes de ánimo hacia los profesionales sanitarios fueron incesantes. Gran parte de la población se volcó en reconocer la labor de un sector clave para el normal funcionamiento del sistema, en plena crisis, y para garantizar la estabilidad de nuestra sociedad. Pero a pesar de las buenas palabras, los trabajadores también se esforzaban en visibilizar una precariedad asistencial y profesional que quedaba camuflada bajo un halo de romanticismo. “No somos héroes, somos precarios”, recordaban.
Lo que se vivió aquellos meses no fue normal, pero lo que arrastraban de años anteriores y continúan soportando a día de hoy, tampoco lo es. Los sanitarios llegan al segundo verano pandémico con un “agotamiento crónico”, reconoce Javier Ortega, cirujano y delegado de Hospitalaria en la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS).
En plena quinta ola, aunque las crecientes tasas de vacunación permiten cierto desahogo en comparación con lo vivido hace doce meses, los contagios vuelven a dispararse esta vez en mitad del verano.
“Nos vuelve la avalancha”
“La sensación que tenemos es que nos vuelve la avalancha”, reconoce el cirujano. La ola es más baja, pero es una calma sostenida. Tenemos mucho margen de camas, pero ya notamos cómo en una semana se duplica el número de ingresos. Desde la pasada a ésta ha crecido de 300 y pico a 600, duplicándose también la incidencia acumulada en 14 días, y se observan casos graves de gente joven que acaba en UCI”, destaca.
“Las plantillas están a la mitad porque los profesionales tienen que descansar de un agotamiento físico y psíquico que ya se ha vuelto crónico, porque no se fue con la primera ola”, asegura.
“En algunos casos, las urgencias vuelven a estar desbordadas, y con la disminución del personal, algunos hospitales tienen una disposición de camas en verano que se reduce al 30%, y eso se nota muchísimo”, advierte.
La AP, “crónica de una muerte anunciada”
En la Primaria, la situación de los sanitarios no es diferente. “Es la crónica de una muerte anunciada”, describe Ana Giménez, presidenta de Sector de Atención Primaria de AMYTS. “Están al 120% de sus posibilidades y este año, encima, hemos tenido que apartar con el covid de la asistencia a un montón de profesionales por sus características de riesgo”, explica.
“Hay un porcentaje altísimo de población mayor en el sistema público y eso nos mermó los efectivos. Partíamos de una situación de sobre esfuerzo al que se añade ahora un extra que ha provocado que los que sí están desempeñando sus funciones empiecen a enfermar, pero por exceso de trabajo”, comenta. “Los profesionales van cayendo pero no por estar ‘quemados’ como se suele decir, sino por exceso de trabajo, de ansiedad y de malestar.
Marina Sánchez es médico de familia en la capital y corrobora las sensaciones. “No llegamos a nada, salimos a las mil de currar con mucho estrés porque si no no nos da tiempo a llamar a todos los pacientes”, confiesa.
“Ya no es solo que no se cubran las plazas de los que se van de vacaciones, es que faltan médicos de por sí, y la situación es límite para el volumen de pacientes que hay”, añade. Como ejemplo de ello, en su centro de salud han dejado de hacer analíticas —salvo las urgentes— porque reconocen que faltan recursos para poder dar los resultados.
Abandono en la gerencia...
“Ayer estuve de guardia en Ciempozuelos y si lo normal es que haya 14 médicos en el centro, sin contar algunas plazas que llevan sin cubrir año y pico, algunos días sólo hay dos, lo que da lugar a que solo se vean urgencias. Un sanitario para las covid y otro para las no covid. Tú me dirás si a eso le puede llamar Atención Primaria”, lamenta.
“Es terrible, hay cansancio y sobre todo una sensación absoluta de abandono, en este caso por parte de la Consejería y de la gente de arriba que no sé qué más espera de nosotros”.
Desde el sindicato coinciden en la falta “total” de “propuestas e iniciativas”. “La impresión es que la gerencia se ha declarado incapaz de dar solución a los problemas actuales que vivimos, y delegan”, sostienen. “Lo que están haciendo con dar más capacidad de autogestión a los centros se acaba convirtiendo en un ‘dejo de tener responsabilidad sobre lo que está pasando y tú te lo guisas’. En el fondo, ese mantra es un ‘apáñate como puedas’”, alegan.
... y aumento de los ataques a los facultativos
Por si fuera poco, a las lamentables condiciones laborales a las que tienen que hacer frente, en los últimos meses se ha detectado, además, una agresividad creciente contra los facultativos. “La Atención Primaria ha sido el servicio casi mejor valorado de todo el sistema y ahora, como la gente se siente abandonada, lo paga con ella”, añade Giménez.
A mediados de marzo, con motivo del Día Europeo Contra las Agresiones a Médicos y Profesionales Sanitarios la Organización Médica Colegial (OMC) presentaba un informe que plasmaba el balance de agresiones sufridas en este año de pandemia por los profesionales del sector.
El estudio incide en un crecimiento de los insultos y las amenazas producidos en la Primaria, que sube hasta 11 décimas para situarse en el 52% de los casos, con las mujeres en el centro de los ataques: un 57% frente al 43% que sufren los hombres.
El resto de ellos se reparte entre hospitales (17 %) y los servicios de urgencias de estos departamentos (10 y 9 %, respectivamente).
Uno de los últimos ejemplos visibles más recientes ha sido precisamente fuera del entorno laboral, cuando un enfermero pidió a un joven de 19 años que hiciera uso de la mascarilla en el Metro de Madrid, recibiendo por ello una fuerte agresión física y verbal.
La propia Sociedad Española de Psiquiatría alerta de la incertidumbre y el estrés que conlleva las dificultades en la atención médica durante un brote como el que vivimos y pone el foco en exigir una especial atención y apoyo emocional al personal sanitario. “Cuidemos a los que cuidan”.