Deporte e infancia: hacia un mundo más igualitario en la India
Este 6 de abril se celebra el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz
Kullayma nació con una discapacidad intelectual. Dos características la condenaban al olvido y a la marginación en su aldea del sur de la India: era mujer y tenía una discapacidad. Sin embargo, hoy es una joven de 19 años que durante un tiempo entrenó a compañeros y compañeras en el centro de entrenamiento Special Olympics de la Fundación Vicente Ferrer en Bathalapalli.
Hoy en el centro hay 70 chicos y chicas con discapacidad intelectual que se preparan para competir en los Special Olympics de 2019 en Abu Dhabi. Son olimpiadas en las que participan 170 países y donde compiten personas tan capaces como Kullayama. Ella misma obtuvo una medalla de oro en la categoría de bádminton en las olimpiadas celebradas en Los Ángeles en 2015 y anteriormente había ganado cuatro oros en Australia en las pruebas de clasificación.
El éxito deportivo de Kullayma se tradujo inmediatamente en respeto y afecto de su entorno; demostró que los prejuicios no conducen a nada, que los límites los ponemos los demás y que una discapacidad es un obstáculo más, no el único, que confirma que sin dificultades tampoco hay superación. Ahora los chicos y chicas del centro combinan los entrenamientos deportivos con programas de formación en talleres ocupacionales para lograr una especialidad profesional una vez culminen su etapa deportiva.
Asociar deporte y discapacidad fue nuestro primer contacto con una herramienta superpoderosa para acabar con la discriminación. Por eso queremos sumarnos a la celebración del Día Mundial del Deporte para el Desarrollo este 6 de abril, para confirmar el enorme poder integrador del deporte, su capacidad para borrar las barreras mentales, su potencial para proporcionar autoestima a niños y niñas que han sido tratados como ciudadanos de segunda por pertenecer a castas bajas o a grupos tribales. Así que hemos ido desarrollando un programa deportivo que tiene como meta la inclusión.
La base del progreso está en las nuevas generaciones. Los niños y niñas de hoy serán los líderes del futuro. Nuestro proyecto apuesta por la infancia, por las niñas y niños como promotores de un nuevo mundo que avanza más deprisa hacia una sociedad igualitaria. Ellas y ellos son quienes continuarán la revolución silenciosa de la que hablaba mi padre, Vicente Ferrer.
Nuestra misión en la India requiere de un trabajo intensivo de integración entre castas y entre géneros como base de la convivencia y el progreso. Y estamos viendo importantes cambios. El terreno de juego es un espacio de convivencia que fortalece las relaciones, concentra altas dosis de ilusión y felicidad, promueve la salud, la responsabilidad y la cohesión del grupo. Y tras ese esfuerzo físico aparece la integración por sí sola, sin discursos ni imposiciones, sino con el ejercicio práctico: cuando compartimos una misión, las diferencias se diluyen.