De gestión modélica a récord en contagios: los casos (muy distintos) de Suecia y Portugal
Son los países europeos que más brotes registraron a finales de junio, pero su estrategia para abordarlos no puede ser más opuesta.
Después de comparar el coronavirus con una gripe y de tratar de ahuyentar el pánico, en la redacción (virtual) de El HuffPost se bromeaba con que en esta pandemia ocurriría lo contrario a lo que publicáramos. La realidad es que cada día se sabe más de este virus y cada día la epidemia evoluciona a ritmos diferentes según el lugar.
Si en abril Portugal era el modelo a seguir, en junio nos preguntamos qué pasaba en el país vecino, donde hasta 700.000 personas debían volver a confinarse. Si en mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) felicitaba a la sociedad sueca por mantener a raya el virus sin confinarse, en julio los datos muestran que el país escandinavo no está gestionando tan bien el virus.
El 24 de junio, los dos únicos países de Europa con zonas donde se registraron más de 120 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días eran Suecia y, muy por detrás, Portugal.
Mientras la OMS ha alabado esta semana la actuación de España e Italia por dar la vuelta a la mala situación epidemiológica de la que partían, hace sólo unos días el organismo incluyó a Suecia en una lista de once países europeos donde recientemente ha resurgido el coronavirus.
Suecia, lejos de ponerse a hacer los deberes para tratar de revertir la situación, replicó que el informe de la OMS hacía “una interpretación totalmente errónea de los datos”, ya que el país escandinavo realiza ahora “muchos más test” y de ahí que se detecten más casos, argumentó Anders Tegnell, el epidemiólogo jefe de la Agencia de Salud Pública.
“Un poco arrogante, ¿no le parece?”, comenta Manuel Felices, cirujano español y jefe de sección de Cirugía del Hospital de NÄL, al norte de Gotemburgo (Suecia). De eso acusan al país el resto de vecinos escandinavos, que suman unos 1.200 fallecidos con un total 17 millones de habitantes, cuando en Suecia superan las 5.000 muertes con una población de 10 millones.
“Se ha subestimado al virus”, constata Felices. Esta afirmación, que podría cumplirse en casi todo el mundo, es quizás más apropiada en Suecia, teniendo en cuenta que el Gobierno no sólo se negó desde el principio a confinar a la población, sino que a estas alturas sigue sin recomendar el uso de mascarillas y sin aplicar la cuarentena a los convivientes de personas contagiadas. “Un error enorme, a mi entender, ha sido y es no contemplar el potencial contagiador de los pacientes presintomáticos o asintomáticos, cuyo papel en la propagación aún no está admitido de forma oficial en Suecia”, apunta Felices. “Las recomendaciones se basan en ‘si tiene síntomas, quédese en casa’. Tanto es así que los miembros de la familia con algún miembro confirmado, pero que no tienen síntomas, no están obligados a guardar cuarentena”, explica.
La actitud portuguesa no tiene nada que ver con la sueca en este sentido. Portugal sí confinó a la población a mediados de marzo, sólo once días después de registrar el primer caso de Covid-19, y ‘reabrió’ el país dos meses después, cuando la situación se consideraba bajo control. La reapertura de la actividad económica y la relajación de las medidas restrictivas dieron como resultado un repunte en los casos de virus principalmente en la región de Lisboa, donde la semana pasada se decretó el “deber general de recogimiento” para 19 freguesías, similares a los distritos.
La aparición de brotes con la reactivación económica no es nueva, pero el hecho de confinar a 700.000 personas —que durante dos semanas sólo podrán salir de casa para trabajar, comprar alimentos y medicamentos, y hacer deporte— chocó bastante en Europa, y especialmente en España. Sin dejar de mirar de reojo al vecino luso por si la historia pudiera replicarse aquí, España ha visto cumplirse sus peores temores al confinar este fin de semana la comarca de El Segriá, en Lleida, y la de A Mariña, en Lugo.
“Lo que estamos viendo en Portugal va a ser la norma en la mayoría de países”, predijo hace unos días João Júlio Cerqueira, médico portugués especialista en Medicina del Trabajo y creador del Proyecto de Medicina Basada en la Evidencia (SCIMED), en un correo electrónico para El HuffPost. “Habrá focos de infecciones que tendrán que ser abordados por las autoridades para mitigar la expansión de la enfermedad tras la reapertura de la economía”, explica. “En ese sentido, no hay nada anormal”.
Para Cerqueira, “todo depende de cómo el Gobierno actúe para contener esos brotes”, y aunque las medidas tomadas por Portugal le parecen “suficientes para mitigarlos”, considera que el Gobierno “fue un poco lento en la región de Lisboa”. “Todavía falta algo de tiempo para ver los resultados”, añade.
En su opinión, la rápida reacción del Gobierno para reconfinar a la población es importante, pero más aún lo es la capacidad para hacer pruebas que detecten esos brotes. Y en eso Portugal puede dar ejemplo. “Portugal siempre ha tenido una capacidad destacable para hacer test. Puede dar la sensación de que el país tiene muchos contagios en comparación con otros lugares cuando probablemente ese no es el caso”, apunta Cerqueira. Cabe destacar que Portugal ha registrado, hasta la fecha, más de 42.000 casos de coronavirus y 1.580 muertes, frente a los 250.000 contagios y los más de 28.000 fallecimientos en España.
“Test, test y más test” es uno de los leitmotivs de Manuel Felices y del llamado Grupo de los 22, al que pertenece el cirujano español. Este colectivo, creado en marzo por un grupo de investigadores y médicos reconocidos internacionalmente, ha intentado “desde el punto de vista estrictamente científico” ayudar, aportar e intentar cambiar la estrategia sueca frente al coronavirus.
Felices considera que el “trazado activo de posibles infectados” no está siendo suficiente en su país de acogida, donde reside y trabaja desde 2012. No obstante, ahora el principal caballo de batalla del Grupo de los 22 son las mascarillas, todavía no aconsejadas en Suecia, algo que estos expertos juzgan erróneo. “Estamos luchando por que se recomiende el uso de mascarillas, en hospitales y residencias de mayores por supuesto, pero también en las calles si no es posible mantener la distancia social, en el transporte público, restaurantes, etcétera”, cuenta Felices.
Pese a la polémica postura de Suecia y a que los datos finalmente no le dan la razón, los ciudadanos suecos han respaldado mayoritariamente esta estrategia y, hasta hace poco, era difícil oír críticas a la gestión del Gobierno. A mediados de abril, el 73% de los suecos apoyaba la estrategia sanitaria del país, según una encuesta de la agencia independiente Novus. Sin embargo, desde hace un tiempo cada vez más voces plantean que el Gobierno, aunque no lo haya reconocido abiertamente, ha tratado de perseguir la inmunidad de rebaño dejando que se contagie un alto porcentaje de la población.
“Desde mi punto de vista, y esto es una opinión, la estrategia se ha basado en permitir una tasa de infección ‘controlada’, pensando en la inmunidad de grupo”, sostiene Manuel Felices. “Las medidas hablan por sí solas: sólo han aconsejado quedarse en casa a los mayores de 70 años, mientras los colegios, gimnasios, etcétera, han permanecido siempre abiertos”, explica. No obstante, los estudios de anticuerpos sólo muestran una tasa de prevalencia de entre el 5 y el 7% entre la población sueca, similar a la de España y el resto de Europa, mientras que el Gobierno sueco “esperaba alrededor de un 40% en junio”, apunta Felices. Para alcanzar la inmunidad de rebaño tendría que estar inmunizada, al menos, el 60% de la población.
Finalmente, parece que la receta de la humildad también está siendo importante en esta crisis, como indicó la OMS esta semana. “Cuanto antes asumamos que hay un problema, mejor. Cuanto antes contengamos el virus, menos sufrirán la economía y la imagen del país en el exterior”, coincide João Júlio Cerqueira. “Ahora mismo, no es sólo cuestión del virus, sino de la imagen que transmite el país al mundo. Algunos países, como Noruega y Reino Unido, han excluido a Portugal de su reapertura de fronteras por esto. Ha ocurrido en Portugal pero también puede ocurrir en España”, alerta.
Por lo pronto, este miércoles España y Portugal reabrieron su frontera en una ceremonia solemne que puso fin a tres meses y medio de aislamiento entre los países ibéricos. Suecia no puede decir lo mismo de momento: Noruega, Dinamarca y Finlandia todavía no aceptan viajeros procedentes del vecino escandinavo.