De la homosexualidad de Vox, las etiquetas y la identidad inmutable
Recientemente el portavoz en el Congreso del grupo Vox dijo en una entrevista:
Supongo que su miedo es que sus hijos, al oír ciertas charlas, puedan acabar sucumbiendo a algo en contra de su naturaleza. ¿Pero es que las identidades se pueden aprender? Si la identidad, o en este caso, las etiquetas, son una forma de explicar un conjunto de características con las que un individuo pueda relacionarse, ¿tiene sentido pensar que el conocimiento y aceptación de etiquetas como lesbiana o gay puede influir en lo que se experimenta? Es más, ¿cómo llega uno a identificarse con una etiqueta?
El otro día escuché a una mujer decir: “Hasta los 30 no descubrí que era lesbiana”.
Parece una afirmación muy sencilla y de hecho es muy habitual, pero a mí me asaltan muchas preguntas:
¿Qué era esa mujer hasta que lo descubrió? ¿Era lesbiana en esencia pero no se daba cuenta? ¿Todo lo que vivió antes no era verdad porque no se alineaba con la revelación que tuvo a los 30?
¿Ahora está segura de serlo?
Y si le gusta un hombre de repente, ¿dirá que a los 45 descubrió que era bisexual o pansexual?
¿Es la identidad una esencia a descubrir a lo largo de tu vida?
¡Qué ansiedad me provoca pensar que tengo que descubrir lo que soy!
¿Si lo encuentro puedo equivocarme? ¿Puedo cambiar?
Y si siento algo que no encaja con lo que socialmente se espera de la etiqueta con la que durante un tiempo me he sentido cómodo, ¿qué hago?
Últimamente mucha gente trans está encontrando en lo no binario una salida a la ansiedad que les provoca el no identificarse con el género que les fue asignado. Encuentran un confort en la libertad de no tener que pertenecer a los extremos sociales de hombre y mujer, no tener que elegir.
Videoclip de Sam Smith, ejemplo de persona no binaria que en su último videoclip se libera de las etiquetas de lo femenino y lo masculino asociado la expresión de género.
Al igual que las personas trans antes no se planteaban otra salida al binario hombre/mujer, la sexualidad esencialista provoca ansiedad ante cualquier deseo que se sienta fuera de los límites de la etiqueta con la que has conformado tu identidad.
¿Por qué tengo deseos por este hombre si soy heterosexual?
¿Por qué siento algo por esta mujer si soy gay?
¿No sería más sencillo dejar de pensar en si lo que sientes encaja en lo que se espera y simplemente escucharte?
Vivimos en una sociedad con raíces cristianas, ya sean católicas, protestantes u ortodoxas. Esto provoca que incluso sin tener una educación cristiana sigamos viviendo la identidad como algún tipo de esencia, en el fondo, un alma.
El dejar de pensar de una forma esencialista es romper la idea de que tenemos algo inmutable que tenemos que ir descubriendo. Hay muchas cosas que descubrir, pero inmutables, no parece que sean. Diferentes eventos en nuestra vida van a hacer que cambien nuestras reacciones hormonales y químicas ante un mismo acontecimiento. Por eso hablar de una esencia es un impedimento para aceptar el cambio y estar abiertos a que lo que somos ahora no tiene por qué ser lo que seamos más adelante.
¿Menos ser y más estar?
“Estoy heterosexual”
“Estoy homosexual”
“Estoy contento”
El uso de ser en “soy una persona contenta” no implica que uno siempre esté contento. Es una bonita forma de usar el verbo ser, sabiendo que es una media que se inclina más hacia un lado sin implicar que no vaya a haber cambios. ¡Los habrá!
Y de esos posibles cambios viene el estrés de Espinosa de los Monteros y sus colegas de Vox.
Hablar de la homosexualidad y de su posibilidad al mismo nivel que la heterosexualidad hace que los niños empiecen a entender que lo que sienten está bien, sea lo que sea, rompiendo la barrera existente que hace que reprimas cualquier instinto homosexual porque no encaja con tu etiqueta por defecto. En su generación (y todavía en gran medida en la de ahora), solo cuando ese instinto era muy grande consiguían fuerzas para pasar por el cambio de etiqueta. En Vox quieren que siga existiendo esa gran barrera que no distorsione el mundo que anhelan donde los niños eran niños, las niñas niñas y cuando crecían sólo se reproducían sin sucumbir a las pasiones sexuales (excepto si eras hombre que podías hacer tus cositas sin que nadie te juzgara demasiado).
Pero lo que no acaban de aceptar es que el mundo ya ha cambiado y no hay posible marcha atrás.