Cuatro consejos para reconquistar el espacio de la encimera
Da igual que acabes de pasar un trapo y desinfectar la cocina, porque si la encimera llena de trastos, va a parecer sucia.
No sé en tu casa, pero en la mía, la cocina es una de las habitaciones en la que más tiempo pasamos, lo cual implica que también es la que antes se desordena y la que más mantenimiento necesita. Y cuando hablo de desorden, en realidad me refiero a porquería en toda regla. Pero, incluso con una familia de cinco personas (más un perro), con tres comidas grandes al día (más los picoteos), con lo mucho que cocinamos y con la encimera haciendo en ocasiones las veces de mesa de despacho, siempre logramos que luzca bien en poco tiempo.
Realmente creo que la única razón por la que mi cocina parece un sitio limpio y ordenado es por las medidas que he puesto en marcha y las estrategias que sigo para mantenerla así. Una de las zonas más complicadas de mantener en condiciones es la encimera, así que voy a darte un repaso rápido de mis estrategias para reconquistar el espacio de tu encimera.
Da igual que acabes de pasar un trapo y desinfectar la cocina, que si tienes la vajilla, pequeños electrodomésticos y papeles por la encimera, va a parecer sucia. Tienes que ser implacable a la hora de establecer cuántas cosas y de qué tipo pueden permanecer en la encimera. Es un espacio muy goloso, así que resérvalo para los objetos que empleas a diario. Y "diario" no incluye esa licuadora para hacerte batidos que llevas meses sin tocar.
Trata de almacenar los aparatos que menos se usen en diversos armarios o en algún otro lugar. Antes de hacerlo, te convendrá analizar qué aparatos son los que de verdad se usan mucho y necesitas tener a mano. ¿Tienes algún aparato aún dentro de la caja? ¿Algún trasto que cumpla la misma función que otro?
Los aparatos de cocina suelen ocupar bastante sitio, así que tienes que ser meticuloso con su distribución si quieres aprovechar el valioso espacio del que dispones.
Si visitaras mi cocina, solo verías tres aparatos en la encimera: la cafetera (usada a diario, en ocasiones varias veces al día), la tostadora (también la usamos todas las mañanas) y el microondas. Además, el microondas y la tostadora van en un rincón para que queden accesibles pero no muy a la vista.
Me alegro de haber recogido la batidora y la licuadora para usarlas solo cuando las necesitamos en vez de tenerlas en la encimera ocupando sitio. Ver la encimera despejada me pone de buen humor.
Formularios, hojas de permisos, facturas, menús de comida a domicilio... De algún modo, se las apañan para acabar en la cocina. Seguramente se debe a que la cocina es uno de los primeros lugares al que vamos cuando llegamos a casa, ya sea para asaltar el frigorífico o para prepararles la comida a nuestros insaciables hijos.
He diseñado una estrategia de dos pasos para solucionar el problemilla de los papeles:
- Detenlos antes de que consigan llegar hasta la cocina. Ten a mano un cubo de reciclaje dondequiera que abras el correo para que los papeles sin importancia no lleguen a la cocina. Yo tengo una cesta cerca de la puerta de casa. Los papeles basura van directos a la cesta y así nunca llegan más lejos.
- Encuéntrales un sitio adecuado. Todos aquellos papeles útiles que no requieren firmas ni nada más van a mi caja de "ya los ordenaré" y me ocupo de ellos una vez al mes, más o menos. Los papeles importantes que hay que rellenar o firmar van a parar a un sitio en el que se ven bien para no olvidarnos. Para esto, aprovecha los espacios verticales. Usa algún trozo de pared donde no moleste mucho en vuestra actividad diaria, pero que siga accesible, y fija los papeles, por ejemplo, con un imán en la puerta del frigorífico. También sirven los tablones de corcho o las cintas magnéticas adhesivas. A mí me encanta usar velcro adhesivo y un archivador fijo en la pared.
No sé si creerme o no que, cuando dormimos, nuestros cargadores y cables deciden multiplicarse y enredarse hasta acabar en una enorme maraña a la mañana siguiente. Con la cantidad de móviles y tablets que hay en los hogares hoy en día, es inevitable tener un montón de cables.
A mí me gusta guardarlos en una caja decorativa junto al enchufe. Así queda bien definida la zona de los cables y se reduce el impacto visual que causa sobre la encimera.
Otra forma de mantenerlos ordenados es usar plastinudos (el cablecito metálico del pan de molde) o fundas. Es muy útil para que no se enreden, sobre todo si tienes mucha prisa por cargar algo.
Otra estrategia útil es ponerle el nombre del dueño a los cables, especialmente si algún inquilino de la casa tiene la costumbre de tomarlos prestados y dejarlos en otro lugar. Es tan simple como rotular las iniciales de cada uno en la base del cargador o marcarlos con cinta tipo washi tape.
Bolígrafos, gomas de pelo, baterías... Esa es la clase de basura variada que acaba apilándose en la encimera. La solución de muchas personas es meterla toda en un cajón de sastre en la cocina y rebuscar cuando necesitan algo. La verdad es que un cajón de sastre en la cocina no es el fin del mundo, siempre y cuando solo sea uno y tenga algún tipo de organización.
El truco para evitar que el desorden se reproduzca por toda la encimera es buscar un sitio para cada cosa y mantener ese sitio ordenado de forma habitual (o semihabitual, como mucho). Puede ser un cuenco decorativo o una caja bonita. A mí la verdad es que me gusta tener un trasto pequeño en la encimera, lo suficientemente pequeño para no llamar la atención pero suficientemente grande para guardar mis cosas.
Si te interesa conocer más trucos para organizar la cocina o para planificar las comidas, puedes unirte mi grupo de Facebook (en inglés).
Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.