"Cuando me dijeron que vendría a España con la orquesta, pensé que me mentían"
Arami ha debutado este año con la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura y es una de sus integrantes más jóvenes.
Se llama Arami Ara y tiene 14 años. Acaba de ver de cerca la nieve y está tan contenta. En Asunción, la capital de Paraguay, su ciudad, no hay nieve. Ni tampoco muchas posibilidades de viajar para conocerla. Arami vive en un pobrísimo barrio de la ciudad de Asunción, levantado en el vertedero de Cateura, donde se acumulan todos los desperdicios de la ciudad.
Estos días Arami ha viajado a España y no para ver la nieve, su propósito es bien distinto: debutar como violinista en la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura. Lo hizo el pasado viernes 22 en Gijón, en el Teatro Jovellanos y fue un éxito. "Aunque yo ya había actuado ante el público, nunca lo había hecho en un sitio tan grande. Estaba lleno y yo estaba en el escenario, justito en el medio. Y como yo soy un poco tímida, pues estaba muy nerviosa porque parecía que todo se centraba en mí. Temblaba toda", cuenta ilusionada.
Confiesa que lleva nerviosa desde hace más de dos meses, cuando se enteró de que viajaría a Madrid con el resto de la formación. "Yo estaba con una amiga, que es la hija del presidente de la asociación de padres de la escuela de música, don Juan, se acercó y me dijo que este año yo iba a viajar. Me quedé alucinaba... Creí que me estaban mintiendo. A partir de ahí, arreglé mis papeles y empecé a practicar mucho más. Llegué a casa y le dije a mi mamá: '¡Me voy a España!' Todos me felicitaron... ¡Estaba muy contenta!".
Detrás de toda esa ilusión y de esa inquietud hay muchas horas de trabajo porque, aunque la escuela de Cateura tiene un claro fin social, los chicos tienen que responder con su esfuerzo si quieren formar parte de ella. "La consigna para estar en la escuela de la orquesta es que tienes que ser superalumna y tampoco se puede descuidar el colegio por la música. Además, en la escuelita te becan para estudiar en un colegio súper de Asunción. Llevo bien la música y mis estudios... Hay que echarle ganas".
La "escuelita", como ella la llama, entró a formar parte de su vida hace ya tres años. "Me animé porque tenía una amiga que dejó de jugar conmigo porque tenía que irse a estudiar y me fui detrás de ella a practicar. Me empezó a gustar el violín que ella tocaba y, en dos meses, empecé a estudiar música. Lo mejor es que, si te gusta, te adaptas rápido. Al final, mi amiga lo dejó porque se marchó a otro colegio y yo continué".
Resulta curioso escuchar a Arami hablar de música cuando hace apenas cuatro años no sabía nada de esta disciplina. Aunque no tiene claro que quiera dedicarse a ello, sabe que le ha cambiado la vida por completo. "Todavía no tengo sueños, no sé lo que quiero. Quiero estudiar música pero también me gustaría ser profesora. Decida lo que decida sé que siempre contaré con el apoyo de mi familia".
La joven violinista debe regresar a su ensayo, en poco más de 24 horas se enfrentarán a su actuación más especial, en el Teatro Real de Madrid. No puede evitar ponerse nerviosa, a la vez que sus ojos dibujan una gran sonrisa. "Mi amiga Celeste es la más pequeña de la orquesta pero ya no tiene vergüenza de nada porque ya ha actuado más veces. Me dice que no me preocupe y que imagine que estoy en la escuelita tocando y así no me pongo nerviosa. Es que si me pongo nerviosa, tiemblo, y si tiemblo, me fallan los dedos. Si me fallan los dedos, fallo la afinación y toco mal".