Un creador de Disney responde a la polémica del beso de 'Blancanieves' en Disneyland
Piden eliminar la escena de la atracción del parque por tratarse de “un acto no consentido”.
Una nueva atracción de Disneyland en California ha convertido de nuevo en protagonista al primer largometraje de Disney, Blancanieves y los siete enanitos (1937). La cinta le valió a Walt Disney un Oscar Honorífico en 1939.
‘La terrorífica aventura de Blancanieves’ del parque temático —que ha reabierto tras 400 días de clausura por la pandemia— ha pasado a llamarse ‘El deseo encantado de Blancanieves’, para incluir la escena del ‘beso de amor verdadero’ del príncipe, algo a lo que muchos se han referido con indignación como “un acto no consentido” ya que el personaje está inconsciente cuando él la salva de la maldición de su madrastra con su carantoña.
Las críticas han cobrado tanta fuerza que uno de los creadores de Disney, Jim Shull, que ha trabajado en la factoría más de 30 años, ha salido en defensa de la secuencia en Twitter.
“Teniendo en cuenta el hecho de que los cambios culturales ocurren durante décadas, se debe reconocer que, en el contexto de la historia en la que se basa la película, el viaje es correcto. A la gente, por supuesto, se le permite que no le guste la historia, pero el equipo hizo un trabajo espectacular”, ha escrito.
La polémica surgió justo después de que SFGATE, la edición digital del San Francisco Chronicle, publicara un artículo en el que se pedía que se actualizase el pasaje de Disneyland para el público de ahora y se eliminara de él la escena del beso. “La besa mientras ella duerme y, por tanto, no puede ser amor verdadero si solo una persona sabe que está sucediendo”, critica el medio estadounidense.
Las dos autoras que abrieron la caja de los truenos manifiestan, además, que “el consenso” en “las primeras películas de Disney es un aspecto problemático”, por lo que subrayan que “enseñar a los niños que besar a una persona, si ambos no están de acuerdo, no está bien”.
Por su parte, el medio argentino Clarín se ha sumado a la controversia con la entrevista a la experta en literatura infantil Carola Martínez, que entiende que “las ficciones no son reales”. “Nadie le roba un beso a Blancanieves, básicamente porque Blancanieves no existe”, explica tajante.
En ese mismo sentido, la autora aclara que hay que tener en cuenta que este tipo de narraciones “datan del siglo XVII, y en ese contexto de producción no existe ninguna posibilidad que estén en concordancia con lo que piensa la sociedad cuatro siglos después”. “Por favor, dejen en paz a los cuentos de hadas”, ha pedido.
Disney ya se enfrentó a diferentes polémicas el pasado año por ‘el contenido racista’ en cintas como Dumbo, Peter Pan y Los Aristogatos, por lo que su plataforma de streaming decidió restringir en enero el acceso a menores de siete años a estos tres títulos.
Blancanieves —la película de mayor éxito de su año, con una recaudación de 6,5 millones de dólares—, es una adaptación para el público infantil de uno de los cuentos de los Hermanos Grimm.
Algunos historiadores apuntan que el origen de la historia es el personaje real de la de princesa alemana María Sofía Margarita Catalina Von Erthal, mientras que otros apuntan a la figura de Margarethe Von Waldek, una joven alemana que jugaba desde pequeña con siete niños que trabajaban en las minas y habían envejecido de manera prematura. Pero estas teorías siguen siendo solo leyendas.