Con nosotros que no cuenten
El Parlamento catalán aprobó ayer, pisoteando los derechos de los diputados de la oposición, contra el criterio de los letrados de la cámara y los dictámenes del Consell de Garantías Estatutarias, y en un abuso de la interpretación del propio reglamento parlamentario, la ley del referéndum independentista.
Los diputados del PSC hemos defendido nuestros derechos, los derechos de los ciudadanos y el respeto a la legalidad vigente en una sesión donde la mayoría independentista alteró las normas democráticas para instaurar un régimen de excepcionalidad jurídico legal ad hoc que ampare el referéndum.
Dada la gravedad de la situación, los socialistas hemos pedido amparo al Tribunal Constitucional en defensa de nuestros derechos y hemos empezado una campaña llamando a la no participación el 1 de octubre, de llevarse a cabo.
Pueden consultar nuestros argumentos en la web www.acordicanvi.cat
Como dije ayer en mi intervención, "el catalanismo ha sido, es y trabajamos para que siga siendo, un factor de vertebración de país, una aspiración colectiva de alcanzar cotas cada día más altas de libertad, de justicia y de igualdad."
Desde nuestro punto de vista hay, sin embargo, tres límites que nunca deberíamos sobrepasar. El primero es el respeto a todas las ideas que buscan, desde perspectivas muy diferentes, el progreso y el bienestar del país. No conviene, pues, crear falsas e interesadas divisiones entre demócratas y no demócratas, buenos y malos, patriotas y traidores, súbditos y ciudadanos.
El segundo límite es la unidad civil de nuestro pueblo. La existencia de proyectos políticos diferentes, y a veces enfrentados duramente, no debe comportar una división en mitades irreconciliables por razones de lengua, origen o planteamiento político. No es bueno para el país. No lo ha sido nunca en nuestra historia, no lo sería ahora mismo ni lo sería tampoco en el futuro.
El tercer límite es el esfuerzo permanente para asegurar que las instituciones, marco en el que se produce el debate democrático y la acción de gobierno, lo son siempre de todos y deben merecer el respeto de todos. Es buena la existencia de diferentes proyectos políticos que puedan librar un combate democrático para el logro de mayorías y objetivos políticos diferentes, pero sería terrible que este combate democrático acabara erosionando las instituciones y una parte significativa del país, la que sea, mayor o más pequeña, deje de sentirse representada. Que haya ciudadanos y ciudadanas de Cataluña que acaben considerando que las instituciones de todos no son sus instituciones.
Desgraciadamente, lo producido ayer es un lamentable ejemplo de la deriva del Govern y la mayoría independentista que le da soporte, hacia posiciones que conculcan nuestros derechos y degradan las instituciones.
Pero quiero creer que no es tarde. Que aún hay margen para el acuerdo. Si no es antes del 1 de octubre, deberá ser a partir del 2 de octubre. Para un proceso sincero de diálogo, de negociación y de pacto. Quiero creer y creo que no es tarde ni para España ni para Catalunya. Que no es tarde para aquellos que queremos aportar soluciones y no traspasar líneas rojas.
No es tarde, y por eso, los socialistas, catalanes y españoles, estaremos al lado de la legalidad, contra los procesos unilaterales y en defensa de los derechos de todos los ciudadanos, y en la búsqueda de una solución que provea una mayor autonomía, una mejor financiación y una España federal, tal y como recogemos en la Declaración de Barcelona acordada por el PSC y el PSOE.