¿Cómo se está recuperando la economía española?
Los datos del PIB y la EPA muestran una recuperación, pero ¿qué tan buena es esa recuperación?
La agenda económica no da ni un respiro. Con la publicación la semana pasada de los datos del PIB para el tercer trimestre, conocíamos además los datos de la EPA de dicho periodo, así como los Presupuestos Generales que propone el Gobierno de coalición para los próximos años de legislatura. Muchos datos, positivos y no tan positivos, con muchos matices que podemos, y debemos, analizar.
En primer lugar, la semana abría con unos datos de la EPA para el tercer trimestre que sorprendían por la complejidad que estos presentaban en su lectura y análisis. Y es que, en lo que respecta al comportamiento de nuestro mercado laboral, teniendo en cuenta lo que muestran los datos de la EPA, se observa un crecimiento más dinámico del empleo a lo largo del tercer trimestre. La concentración del empleo en el sector servicios, muestra un mejor comportamiento de la temporada estival ante la menor incidencia del virus durante el verano. Todo ello, llevándonos a registrar un crecimiento de la ocupación histórico, con una incorporación de casi 570.000 ocupados.
Sin embargo, los ERTE, así como la gran cantidad de inactivos que hasta ahora no computaban en la EPA, dejan matices que, como ocurre con otros indicadores, deberían ser comentados.
En este sentido, estamos hablando de la incorporación de casi 900.000 personas que se encontraban inactivas. Esto ha provocado que tanto los datos de paro como los de ocupación sean históricos. Por esta razón, el paro, al igual que la ocupación, creció durante este trimestre hasta situarse por encima del 16%. La incorporación masiva de inactivos provocó un incremento del paro en 355.000 personas. Sin embargo, teniendo en cuenta la destrucción cosechada, aún queda mucho camino por recorrer. Para hacernos una idea, en porcentaje, hablamos de que, a día de hoy, hemos recuperado el 42% de todo el empleo destruido; pese al menor acoplamiento observado en la destrucción y la contracción registrada del PIB.
Con esto, el segundo punto caliente que nos deja la semana nos lleva hasta la confección de los nuevos Presupuestos Generales del Estado. En este sentido, como todo presupuesto, hay que separar, por un lado, lo que sería el gasto de, por otro lado, lo que muestra el ingreso.
Si atendemos la situación por el lado del gasto, hablamos de una movilización histórica de recursos. El gasto previsto por el Estado para los próximos meses se dispara, en tanto en cuanto se van conociendo los daños de la pandemia. Y es que estamos ante unos presupuestos que, como requería la Unión Europea, se centran en la expansión de la economía, tratando de combatir el ciclo con políticas que esperan inyectar en la economía, teniendo en cuenta los fondos europeos, hasta un 3,3% anual del PIB en los próximos años. Sin embargo, atendiendo a la academia, e incluso tratándose de un gasto histórico, hablamos de unos presupuestos que, bajo la valoración ortodoxa, presentan un gasto que se podría considerar insuficiente para el daño que registra nuestro país.
Asimismo, si valoramos estos presupuestos por el lado del ingreso, basta decir que hablamos de unos presupuestos que no son más que un brindis al sol, cuando se observa el escenario actual. Y es que, para empezar, debemos saber que hablamos de unos presupuestos adaptados a un cuadro macroeconómico pasado, a la vez que España presenta el precedente de no haber cumplido históricamente con la recaudación esperada. No obstante, en adición, las promesas y estimaciones de ingreso, teniendo en cuenta las reformas que plantean, no se ajustan a la realidad; hasta el punto de que se observan ligeros repuntes en la previsión de recaudación con respecto a la pasada propuesta, teniendo en cuenta que estamos ante una crisis de dimensiones históricas.
Por último, el PIB, al igual que los datos que se muestran a lo largo del artículo, presenta matices que debemos destacar. En este sentido, la economía española cierra el trimestre con un crecimiento intertrimestral (16,7%) que sorprende por un comportamiento registrado mejor de lo esperado. Sin embargo, teniendo en cuenta el matiz, debemos saber que esta recuperación, por positiva que sea, presenta matices que deben tenerse en cuenta. Y es que, pese a que hablemos de un dato que efectivamente es muy positivo, en la medición interanual, la economía española se contrajo un -8,7%. En este sentido, una contracción que nos sitúa en un escenario más realista, eliminando esa distorsión que producen las drásticas caídas registradas por la economía en trimestres anteriores y que nos llevan a creer, si no destacamos los matices que hemos ido resaltando a lo largo del artículo, que el país ya recupera casi toda la caída cosechada durante la pandemia.