¿Cómo se entra en la OTAN?: de la burocracia interna a la ratificación de los 30 miembros
Tras la foto histórica de Suecia y Finlandia pidiendo la adhesión, empieza un proceso que puede completarse a finales de 2022 o principios de 2023. Eso, si no hay veto...
Suecia y Finlandia han comenzado ya a dar pasos hacia la OTAN y, después de cubrir los trámites burocráticos internos, se encaminan a una adhesión que podría quedar completada en tiempo récord, antes incluso de que acabe el año si no surgen trabas como las que ha comenzado a poner ya sobre la mesa Turquía.
Una vez finalizado el proceso a nivel nacional, con sendas aprobaciones del Parlamento y del Gobierno, un país candidato debe enviar una “carta de intención” a la organización, que equivale a una solicitud de acceso. Arranca así el proceso formal de ingreso.
A continuación, la OTAN convoca a su órgano ejecutivo, el Consejo del Atlántico, para estudiar la petición y, si no hay sorpresas, dar luz verde a la apertura de las negociaciones de entrada, algo que llegaría incluso el mismo día de la reunión.
Se abriría a continuación un periodo en principio breve, de unos pocos días, ya que las conversaciones de acceso no tienen tanta importancia en el caso de Suecia y Finlandia. No en vano, en ninguno de estos dos casos se requieren reformas en el campo de la Defensa para alinearse con los estándares de la OTAN, en la medida en que ambos países ya participan en operaciones de la Alianza sin siquiera ser miembros.
El siguiente paso consiste en la firma del protocolo de acceso, que rubrican los aliados en Bruselas para enviarlo posteriormente a las distintas capitales. Ésta sería la fase más larga -de varios meses, previsiblemente-, ya que uno a uno los 30 Estados miembro deben dar el visto bueno a los nuevos miembros y existen dudas sobre la postura que terminará adoptando Turquía.
Cada aliado cuenta con un sistema diferente para avalar al nuevo socio de la OTAN, aunque en la mayoría se necesita del visto bueno parlamentario, como ocurre en el caso de España o de Estados Unidos. En Reino Unido, en cambio, tan solo necesita la aprobación por parte del Gobierno.
A España le costó seis meses integrarse en la OTAN, mientras que en el caso de Macedonia del Norte, el último país en incorporarse, la ratificación plena del protocolo se demoró nueve meses. Una vez cubierto este plazo, el ritual final lleva a Washington, donde los documentos se depositan ante el Gobierno de Estados Unidos.
Posible veto
La organización funciona por consenso, así que teóricamente cualquier país que recele de las ambiciones finlandesa y sueca podría establecer algún tipo de veto. Turquía tiene en su mano este poder, si bien por ahora el rechazo no es definitivo y podría quedar a merced de futuras concesiones hacia Ankara.
En el caso de Macedonia del Norte, por ejemplo, fue Grecia quien marcó los ritmos de su adhesión, que no fue posible hasta que los dos países vecinos resolvieron sus disputas referentes al nombre oficial macedonio.
Fuentes de la OTAN consultadas por Europa Press asumen que, en el caso de Suecia y de Finlandia, el proceso será rápido, con diversas estimaciones que apuntan a que quede completado a finales de 2022 o principios de 2023. Las circunstancias actuales vienen marcadas por la invasión lanzada por Rusia sobre Ucrania, que añade premura al proceso.
Países como Canadá y Alemania ya han asegurado su intención de reducir al máximo el proceso burocrático para garantizar la entrada cuanto antes de Suecia y Finlandia y reducir el periodo de interinidad, durante el cual no regiría la cláusula de defensa colectiva que contempla la OTAN para sus miembros.
La cumbre de líderes que tendrá lugar en Madrid a finales de junio también contará con presencia de Suecia y de Finlandia, que previsiblemente participarán como miembro de facto a pesar de que el proceso no esté ni mucho menos concluido. Se espera también algún tipo de gesto hacia los dos potenciales socios.