Cómo medir la madurez en Selectividad y cómo se hace en el resto del mundo
Los profesores analizan el posible impacto de la nueva EvAU diseñada por el Ministerio de Educación.
Adiós a la prueba de acceso a la universidad tal y como la conocemos. El Gobierno ha detallado este miércoles el nuevo plan en el que está trabajando para construir la nueva Selectividad que, además de contar con la mitad de exámenes que en los años anteriores y un modelo transitorio, tendrá como principal novedad una prueba de madurez académica.
El nuevo reto que el Ministerio de Educación prevé poner en marcha a partir del curso 2026-2027 se basa en que los alumnos construyan un examen personalizado con el que poner fin a los ya existentes donde exponían sus argumentos de forma sistemática y destacaba, sobre todo, su capacidad memorística.
El objetivo del Departamento que dirige Pilar Alegría es el de “valorar la capacidad del alumnado para analizar, valorar, extraer información e interrelacionar toda esa documentación”.
Un nuevo cambio en la prueba de acceso a la universidad que, pese a las posibles dudas que pueda generar para algunos profesores, es, en palabras de Pedro García-Alonso, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, una manera de “apostar por la madurez de la persona” y no centrar las evaluaciones en puntuaciones que no reflejan si el alumno está realmente “capacitado para entrar en una carrera”.
Así será la prueba de madurez académica
El ejercicio general de madurez del alumnado constará de un dossier que se completará con varios documentos sobre un mismo tema escogido por el propio estudiante. El trabajo podrá basarse en un tema de actualidad, científico, humanístico, entre otros.
La composición del examen estará dividida en tres partes. Primero un apartado destinado a “la lectura detenida y el análisis”. Después, uno segundo que constará de 15 o 20 preguntas “cerradas o semiconstruidas”. Y, por último, tres preguntas abiertas que servirán para evaluar “las destrezas asociadas al ámbito lingüístico” del alumno.
El nuevo examen de madurez del estudiante tendrá un peso importante en la nota final de la prueba de acceso a la universidad y, a partir de que se ponga en marcha, en el curso 2026-2027, supondrá un 75% de la nota. El 25% estará compuesto por el examen de la materia obligatoria de la modalidad de Bachillerato escogida por el alumno.
Pedro García-Alonso trabaja como docente con la asignatura Empresa Informativa en la Universidad Complutense de Madrid y defiende que este nuevo ejercicio es similar a lo que hacen las empresas “en la primera criba para seleccionar a las personas que van a contratar” y eso podría servir de ayuda al alumno.
Para José Luis Castán, profesor del Máster de Profesorado de la Universidad Internacional de Valencia, el Ministerio de Educación tiene una intención clara con su nuevo plan, “pasar de una EvAU memorística a otra competencial”.
“El objetivo es muy loable y está en consonancia con las pruebas establecidas en otros países de la OCDE. Una prueba de madurez que valore la capacidad del alumno para analizar información críticamente, extraer conclusiones e integrar los problemas actuales con lo que se ha estudiado en el Bachillerato”, pone en valor.
Sylvie Pérez, psicopedagoga y profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, pone el foco sobre la definición que hay que hacer sobre la madurez. “Al hablar de madurez en abstracto parece que nos referimos a un constructo psicológico que no respondería a aquello que realmente se evaluará. No podemos definir como evaluar la madurez si no la definimos previamente”, señala.
En relación al borrador elaborado por el Gobierno, Sylvie Pérez asegura que se habla de madurez académica, pero también se añade “el grado de consecución de las competencias y objetivos previstos para la etapa”. “Así pues, añadida la a la madurez, seguirá siendo necesario demostrar la adquisición de los contenidos de las asignaturas”, añade.
El difícil reto de evaluar la madurez
Una de las principales dudas que surgen de la nueva prueba de Selectividad es el método que utilizarán los profesores para poder evaluar la madurez académica de cada alumno a través de una prueba que no solo tendrá una respuesta correcta.
José Luis Castán considera que el nuevo plan de Educación “es bueno” porque “las competencias que demandan las empresas tienen que ver con la comprensión de datos, la valoración y el planteamiento de posibilidades en entornos de incertidumbre”.
Pedro García-Alonso también apuesta por centrar la docencia en los propios alumnos, de manera personalizada. “Los criterios con los que podemos contar pueden ser los libros que ha leído, su capacidad expresiva, la cultura general que tiene, cuestiones que él ha sido capaz de plantear para su propia formación y su propia iniciativa”, defiende.
El profesor de la Universidad Complutense de Madrid considera que, a la espera de conocer más detalles sobre el nuevo plan de Educación, lo que hay que valorar es la iniciativa que tenga el alumno y conocer si con lo que expresa es suficiente para que luego pueda aprobar la carrera. Por ello, también propone que sean las propias universidades las que, tras la Selectividad, “hagan sus propias cribas”.
Sylvie Pérez defiende que se deberá “garantizar la objetividad en la prueba”, tal y como se hace en otras y, reclama una explicación “de forma muy clara a los docentes correctores” sobre los criterios que deberán seguir.
“Será importante tener en cuenta que aunque la información entre de forma visual se analiza de manera diferente, pero que el alumno siempre tendrá que responder de forma escrita”, recalca.
A los profesores también les toca actualizarse
La nueva prueba de madurez se irá adaptando hasta el año 2026 y, mientras tanto, el Ministerio de Educación irá formando a los profesores para que puedan amoldarse a los nuevos retos académicos de los alumnos.
Pedro García-Alonso justifica la necesidad de un cambio en la docencia española y cree que los profesores deberían “mirar a las personas”. “La igualdad es la peor injusticia. No hay dos alumnos iguales, ni la misma persona es igual dos días seguidos. Nada de talla única, personalizar y ajustar las necesidades a las capacidades y a lo mejor de cada uno”, razona.
Una transformación en la enseñanza que José Luis Castán comprende. “Los profesores van a tener que cambiar sustancialmente su metodología y dedicar más tiempo al análisis, al contraste de datos, y a la redacción de conclusiones”, explica.
El profesor de la Universidad Internacional de Valencia también avisa de que “los alumnos van a tener que esforzarse más” porque, en la práctica, “lo más sencillo es memorizar”.
La secretaria de Comunicación del sindicato ANPE, Pilar Gredilla, señala que las nuevas líneas generales de la EBAU “concuerdan con el nuevo modelo de aprendizaje basado en competencias que promueve la LOMLOE”, aunque reconoce que “va a exigir una forma de trabajar en el aula acorde a los nuevos planteamientos”.
″Para ello es necesario la formación adecuada del docente y propugnar escenarios y estilos de aprendizaje que propicien este nuevo marco”, reclama.
Sylvie Pérez señala que el nuevo plan de Educación cambiará la forma en la que se evaluará en Bachillerato. “No es solo el cambio en la selectividad si no en los currículums de bachillerato y también en la forma cómo se deberá ir evaluando a los alumnos en esta etapa”, justifica.
Los alumnos también ven con buenos ojos esta nueva iniciativa. Enrique Martínez, representante del consejo de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), destaca que el nuevo examen puede ser “muchísimo más útil que la Selectividad actual”. “El sistema actual se basa en aprenderlo todo, memorizarlo, soltarlo en el examen y a la semana olvidarlo”, critica.
Al hablar sobre las posibles inseguridades que puede generar en el alumnado, Martínez reconoce que pueden ocasionarse de la misma manera que en la actual EvAU, pero destaca que la principal diferencia es que “es un incentivo para tener personas más preparadas para después del Bachillerato”.
Del SAT americano al temible ‘gaokao’ chino: la Selectividad en el resto del mundo
El nuevo modelo planteado en España sigue los pasos que se han adoptado en las pruebas de acceso a la universidad de otros países no tan lejanos, como ocurre en Francia o Italia.
El país galo puso en marcha en 2021 la nueva BAC. Un examen de acceso a la universidad en el que los estudiantes se enfrentan a cinco pruebas, cuatro de ellas escritas basadas en las asignaturas de lengua y literatura francesa, filosofía y los asignaturas de la modalidad de Bachillerato estudiada, y una quinta en la que realizan una defensa oral del proyecto de la especialidad.
En Italia, su examen es conocido como Maturità. Los alumnos son evaluados a través de dos asignaturas, lengua italiana y una asignatura de la modalidad estudiada, y una entrevista que deben superar sobre los contenidos que han visto durante el curso.
La EvAU actual en España es más parecida a la que emplean países como Reino Unido o Estados Unidos. El país británico examina a sus estudiantes de tres o cuatro asignaturas de la especialidad que ha cursado, a través del llamado A Level. Algo similar a lo que practica el país norteamericano con el SAT, donde evalúan a los alumnos de la comprensión de lectura, matemáticas y redacción.
Pero, sin duda, el país más estricto con la prueba de acceso a la universidad es China. El gaokao es conocido como uno de los exámenes más duros del mundo, con una duración de nueve horas a lo largo de dos o tres días.
Los alumnos se preparan durante años para la prueba. Desde 2016, copiar se considera es un crimen incluido en el Código Penal de China y punible con hasta siete años de prisión. Este año, 11,93 millones de alumnos se presentaron al examen.
El caso de China es un caso excepcional, pero España cada vez da más pasos, continuando con el modelo de países como Francia, algunos de los profesores reconocen que “cada país debe montar su propio sistema educativo”. García-Alonso asegura que “personalizar y no continuar con el todos igual, también es progreso”. “La formación es personal”, añade.