Cómo hablar de porno a tus hijos
Guía por edades para explicar a los niños qué es la pornografía.
La idea de hablar a tu hijo sobre pornografía puede resultar aterradora, humillante o directamente fuera de lugar. Pero es una conversación necesaria para los padres que quieran criar a niños con un conocimiento saludable del sexo.
"Para mí es frustrante lo mucho que le está costando a la sociedad entender lo importante que es la visión del porno para la gente joven", explica a la edición estadounidense del HuffPost la educadora sexual Robin Wallace-Wright. "Enseño en muchos colegios e institutos y es evidente que los estudiantes cogen gran parte de su educación sexual a través del porno. Por las preguntas que me hacen, veo cómo distorsiona lo que deberían ser las relaciones y el sexo saludable, cómo provoca problemas con la imagen corporal y expectativas poco realistas sobre el acto".
Aunque el porno es un tema difícil, es una realidad en nuestro mundo. De hecho, niños de apenas 5 años están expuestos a imágenes sexualmente explícitas a través de los dispositivos tecnológicos, de videojuegos y otros soportes de la era digital. Afortunadamente, los padres tienen el poder de dar forma a la visión del mundo de sus hijos mediante conversaciones con sentido sobre estas cuestiones.
Para ofrecer algo de ayuda, la edición estadounidense del HuffPost se ha puesto en contacto con educadores sexuales para conocer la mejor forma de hablar de porno con los niños. A continuación se enumeran 11 cosas que los padres deberían tener en cuenta a la hora de abordar este tema.
Empieza pronto
"Por investigaciones previas sabemos que la edad media del primer acercamiento al porno es entre los 10 y los 12 años en chicos y entre los 11 y los 13 en chicas. Así que es mejor adelantarse a esto", sostiene la profesora de educación sexual Kim Cavill.
Muchos niños se cruzan con el porno accidentalmente cuando buscan algo en internet que no está relacionado o cuando sienten curiosidad sobre la pubertad y su cuerpo, pero a menudo se lo enseñan a otros niños más pequeños en el patio de recreo o en las clases.
"Hablar con los niños ayuda a prepararlos y a minimizar un potencial daño. También permite que el progenitor profundice en lo que sus hijos ven", añade Wallace-Wright, que recomienda a los padres estar al tanto de los smartphones y tabletas que usan sus hijos y establecer reglas para el uso de internet.
Mantén la calma
Hablar con calma y en un tono de voz neutral marca una diferencia en este tipo de discusiones sensibles, según Wallace-Wright. "Los padres están preocupados, y con razón, pero este miedo no puede filtrarse en su voz durante las conversaciones; si no, su hijo lo notará y se pondrá nervioso", apunta.
Wallace-Wright también ofrece un guión general para padres que quieren traer a colación el tema:
Tranquilízalo: es normal tener curiosidad
"Hazles saber siempre que su curiosidad sobre el sexo, sobre la desnudez, sobre el cuerpo y sobre el porno es normal", señala la educadora sexual Melissa Carnagey, que insiste en que los padres deberían asegurar a sus hijos que se alegran de que hayan recurrido a ellos para plantear esas preguntas. La vergüenza y los secretos tampoco deberían ser parte de la discusión.
"Es importante que los padres creen ese espacio seguro para que ningún tema sea en sí tabú. Los padres suelen subestimar su influencia en lo que respecta a este ámbito", continúa. "Asegúrate de que los niños entiendan que el porno no es educación sexual. Y que si quieren saber más sobre estos temas, el mejor lugar al que acudir son los padres, además de algunos lugares seguros en internet donde pueden obtener información adecuada sobre el sexo".
Que no sea demasiado personal al principio
En lo que se refiere a niños mayores o adolescentes, Cavill cree que es mejor entrar en la conversación desde una perspectiva ética digital, en lugar de bombardear al niño con cuestiones demasiado personales como "¿has visto porno?", "¿qué tipo de porno ves?" o "¿dónde lo ves?".
"Internet nos parece algo muy privado, cuando en realidad no lo es, así que irrumpir en ese velo de supuesta privacidad puede ser bastante conflictivo, lo cual no es una buena forma de abordar una conversación", explica la especialista.
En su lugar, Cavill recomienda hacer preguntas abiertas, como qué amigos y compañeros de clase lo hacen. También puede ser de ayuda fingir algo de "ignorancia de viejos", haciendo preguntas como: "He oído tal historia en la radio sobre sexting. ¿Sabes si en tu colegio también pasan estas cosas?". Esto permite a los padres y a los jóvenes entablar una conversación de una forma no beligerante y ver a dónde les lleva.
Recalca que el porno es espectáculo, no realidad
"Siempre me aseguro de repetir que la pornografía es sexo como espectáculo. No es sexo en la vida real", afirma Cavill. "Parte de ese sexo como espectáculo se hace para simular la vida real, pero es espectáculo. Tiene poco que ver con el sexo real".
La educadora sexual suele continuar sus charlas con una broma: para ella, ver porno y sentirse preparado para el sexo en la vida real es como ver La guerra de las galaxias e insistir en que estás preparado para pilotar una nave de la NASA.
Al aclarar que el porno es espectáculo, es importante hacer hincapié en que no es una forma saludable de aprender sobre sexo. Melissa Carnagey señala que la pornografía convencional transmite un mensaje confuso e ideas nocivas sobre el cuerpo humano, sobre lo que es natural y lo que está potenciado, sobre el consentimiento y la seguridad.
"A veces, en el porno convencional no muestran el uso de condón u otros métodos anticonceptivos, así que no es una representación sana del sexo", apunta. "El porno es una industria que está ahí por los beneficios, no por la educación sexual. No va a dar a un niño curioso información precisa sobre las relaciones, el cuerpo y el sexo".
Derriba las formas en las que el porno difiere del sexo en la vida real
Wallace-Wright muestra una serie de puntos que los padres deberían tratan con sus hijos mayores para desmontar los mitos que el porno perpetúa y no ocurren en el sexo en la vida real.
"En una relación sexual sana las parejas hablan, descubren qué gusta a ambos, preguntan '¿te apetece?' antes de empezar cualquier acto sexual y buscan el consentimiento de su pareja con preguntas como '¿te sientes bien haciendo esto?", plantea la experta. "Las parejas se tratan con cuidado y respeto".
Otros puntos sobre los que hablar son el hecho de que en el porno no se ven cuerpos tan diversos como en la vida real (los penes normalmente son más grandes que la media, al igual que los pechos), no se suele hablar del consentimiento, el sexo puede ser violento y en el porno heterosexual tampoco suele haber igualdad en los roles de género, ya que las mujeres "sirven" a los hombres y tienen poca consideración por su propio placer.
"El porno es actuación. A los actores se les paga por hacer lo que hacen. El sexo real no es ni suena así", insiste. Wallace-Wright sugiere que los padres digan a sus hijos: "Lo único que parece tener valor en el porno es lo sexualmente deseable que sea el cuerpo de una persona. Pero el valor de alguien es mucho más que su aspecto; en tu valor también están tu personalidad, tu carácter, tus intereses, tus talentos... todas las cosas que te convierten en ti mismo".
Enséñales que cada cual es jefe de su propio cuerpo
En cuanto a temas sexuales, los niños suelen tener dos miedos: "¿Tengo que hacer eso?" y "¿Me dolerá?". En el porno, los niños pequeños pueden preocuparse de que a la gente que sale en el vídeo le duela por los sonidos de gemidos que hacen.
Después de aclarar que los actores porno no están sufriendo, los padres pueden aprovechar la oportunidad para recordar a su hijo que cada uno manda en su propio cuerpo.
"Les aseguraría que con su cuerpo no tienen que hacer nada que no quieran hacer", recuerda Cavill. "Así que si no quieres ver vídeos así o no quieres hacer las mismas cosas con tu cuerpo, no tienes que hacerlo. Eres el jefe de tu propio cuerpo".
En cuanto a la preocupación por el miedo, Cavill les diría: "La mayoría de la gente decide tener sexo porque en general el sexo sienta muy bien. Pero no tienes que hacer nada que no quieras hacer".
Utiliza recursos
Tanto Carnagey como Cavill recomiendan vídeos de Amaze.org (algunos de ellos, disponibles en español) y de YouTube para guiar la conversación sobre porno.
"Que un padre vea vídeos instructivos sobre este tema con su hijo es una forma genial de provocar la conversación y puede ofrecer alguna clave a los padres que se sienten nerviosos por cómo decir lo que tienen que decir", añaden las expertas.
Carnagey también recomienda el libro Screenwise: Helping Kids Thrive (and Survive) in Their Digital World (en inglés), de Devorah Heitner, que incluye recursos online para ayudar a los padres a criar nativos digitales.
Además, Carnagey es embajadora de The Porn Conversation, una organización fundada por la productora de porno ético Erika Lust para ayudar a los padres a mantener conversaciones relevantes con sus hijos sobre estos temas.
Deja claro que pueden acudir a ti
"Resulta clave que el progenitor explique al niño que puede recurrir a él en cualquier momento que vea algo raro o tenga cualquier pregunta", afirma Wallace-Wright. Ella aconseja que los padres digan a sus hijos: "Si alguna vez ves algo que no entiendes o que te hace sentir incómodo, cuéntamelo. Estoy aquí para hablar y para ayudarte".
Sería ideal que antes de que surja la conversación del porno los padres ya hayan empezado a mantener pequeñas conversaciones sobre sexualidad con sus hijos en torno a temas como las partes del cuerpo, el género, la pubertad y las relaciones.
"Esto da al niño unos cimientos de conocimiento sobre los que el padre puede empezar a construir; por ejemplo, que ya hayan hablado de que las relaciones amorosas implican comunicación, ternura, respeto, para que el niño entienda que el porno no refleja una relación de amor", argumenta Wallace-Wright.
Los niños suelen tener preguntas sobre lo que es exactamente el porno, o sobre los actos específicos que han visto cuando se han cruzado con imágenes pornográficas. Aunque hay formas éticas de porno en internet, los vídeos e imágenes que los niños ven suelen ser de porno mainstream, que envía mensajes tóxicos y dañinos sobre el consentimiento, los roles de género, la dinámica, la raza y la discapacidad.
"Lo que tenemos que hacer como padres y adultos que se preocupan es abordar estas conversaciones, para garantizar que les damos las herramientas y las lentes para poder interpretar lo que ven y para saber que tienen un lugar seguro al que ir si tienen preguntas o si sucede algo", sostiene.
Ten en cuenta que no sólo se trata de vídeos en internet
Cavill recalca que la conversación sobre pornografía no debería girar sólo en torno a medios del tipo PornHub.
"Esa no es la única forma en la que los jóvenes consumen pornografía", afirma. "Debido a la normalización del sexting y de la vida digital y del envío de imágenes de cuerpos desnudos, también se tiene que hablar sobre las leyes que se cruzan con este tipo de comportamientos".
En muchos lugares hay leyes que criminalizan a adolescentes que envían fotos de desnudos al considerar que están produciendo y difundiendo pornografía infantil, y aunque su aplicación es contradictoria, Cavill cree que es importante que los adolescentes sean conscientes de lo que dice el sistema legal del lugar donde viven.
Los padres pueden sacar a colación este tema preguntando a sus hijos si sus compañeros hacen sexting. "Entonces puedes decir: 'Creo que deberíamos mirar lo que dice la ley sobre esto, sólo por curiosidad, ¿vale? ¿Por qué no le echamos un vistazo juntos?".
De ese modo, las familias pueden enmarcar la discusión en términos de ética en internet y de la responsabilidad online. A partir de ahí, Cavill aconseja hablar específicamente de los valores familiares en lo que al sexo se refiere; por ejemplo: "Esto es lo que es legal según la ley, pero esto es lo que nuestra familia piensa que es moral hacer o no hacer, más allá de estos estándares legales".
Enséñales a reducir el riesgo digital
Los padres pueden pedir a sus hijos que eviten un comportamiento digital arriesgado, pero dar órdenes como "¡nunca jamás envíes fotos desnudo!" no es especialmente efectivo. Para Cavill, resulta imprescindible enviar el mensaje de que también es ilegal pedir fotos de alguien desnudo.
"Muchas jóvenes han denunciado haberse sentido acosadas y coaccionadas a llevar a cabo este tipo de comportamiento. No lo eligen ellas, pero reciben un montón de mensajes insistentes hasta que al final envían una foto para pararlo", explica, y los jóvenes no saben bien qué hacer cuando sufren este tipo de acoso.
Finalmente, Cavill recomienda a los padres ser realistas sobre el tipo de comportamientos que tienen los jóvenes, además de darles la información que necesitan para reducir el riesgo, como explicarles las leyes del país, contarles qué pueden hacer si se sienten acosados, cómo gestionar el tema de las fotos de desnudos después de terminar una relación consensuada, a quién acudir si se encuentran en una situación complicada, etcétera.
"Mi principal aviso para los padres que, comprensiblemente, tienen miedo de estos temas es que no adopten una actitud autoritaria. Aunque sean entendibles sus temores, no puedes criar a tu hijo de forma eficaz desde una posición de miedo", argumenta.
"Los padres quieren abordan la conversación con un '¡déjame que vea tu móvil!', '¿dónde está tu cuenta falsa de Instagram?', 'te voy a revisar el teléfono cada día', 'no hagas esto', etcétera. Y para algunos niños funciona, pero no para la mayoría", prosigue. "En la mayoría de casos parece que obedecen, pero simplemente mejoran sus tácticas de ocultamiento, y de ese modo ni el padre ha hablado del riesgo ni ha conectado realmente con aquello con lo que lidiando los jóvenes sobre el terreno".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano