Cinco medidas que están haciendo nuestras ciudades más limpias e inteligentes
La vida urbana está cambiando para mejor.
A principios de año, los científicos confirmaron que nuestro planeta continuaba cambiando e informaron de que 2016 había sido el año más caluroso desde que se tienen registros (y era también la primera vez que se rompía el récord de temperatura durante tres años seguidos).
Además, la masiva densidad de población en las ciudades de todo el mundo ha conseguido que 9 de cada 10 personas vivan en lugares en los que la polución del aire excede los límites de seguridad de la Organización Mundial de la Salud.
Por suerte, los gobiernos están tomando medidas y nuestras ciudades se están volviendo más ecológicas.
Desde tejados y vallas hasta paredes, la ciudad de la luz está mejorando su paisaje urbano gracias a una nueva ley que permite a todos los residentes plantar su propio huerto o jardín, sin ningún límite. Siempre que tengan su permiso, los parisinos podrán cultivar todo tipo de vegetación: fruta, flores o verduras. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, pretende conseguir 100 hectáreas de zonas verdes en 2020 y un tercio de ellas estarán destinadas a la agricultura.
Copenhague (Dinamarca) quiere ser la primera capital neutra en carbono en 2025, y parece que van por el buen camino. Gracias los 1.000 millones de coronas —134.380.000 euros— que su gobierno invirtió en carriles bici y autopistas para bicicletas, la congestión diaria se ha reducido de forma dramática y la salud de sus ciudadanos ha mejorado. En la actualidad, el 45% de los habitantes de la capital danesa se desplaza diariamente en bicicleta. La ciudad ha conseguido reducir sus emisiones en un 50% desde 1995.
Madrid y París (Francia) se están preparando para decir adiós a los vehículos de gasoil en el centro de sus ciudades y esperan conseguir estar libres de este tipo de coches en 2025. Se sabe que el diésel es una de las principales causas de contaminación atmosférica en las ciudades, ya que produce dióxido de nitrógeno, un gas muy dañino cuyas pequeñas partículas pueden dañar nuestros pulmones. La ciudad de Oslo (Noruega) ya se ha comprometido a ser libre de coches en 2019.
A menudo se asocia Holanda con la energía eólica y, alrededor de todo el país, los molinos de viento giran con agilidad. También lo hacen sus trenes eléctricos. Recientemente, una de las compañías nacionales de ferrocarril, Nederlandse Spoorwegen (NS), anunció que todos sus trenes eléctricos funcionarán a través de energía eólica.
Es fácil ver por qué la ciudad europea de Essen le arrebató el título a Bristol (Reino Unido) para coronarse con el Premio a la Capital Verde Europea en 2017. Sus esfuerzos dedicados a reducir el consumo de agua no han pasado desapercibidos: han incorporado zonas verdes multifuncionales para potenciar la gestión de agua de lluvia, ayudar con la prevención de inundaciones y la recarga de acuíferos.