Carta de una indignada del 15M a Pedro Sánchez
Esta carta está escrita por una joven de 25 años que estuvo activa en el 15M. Y este es el espíritu que se palpa entre ella y algunos de sus amigos tras la moción de censura y la creación del nuevo Gobierno.
"Estuve en Sol desde la segunda noche de acampada. Tenía 18 años y allí decidí que quería estudiar Ciencias Políticas. Pregunté a los cielos del centro de Madrid que "si somos el futuro, ¿por qué nos dan por culo?". Grité que "PSOE y PP la misma mierda es". Viví la mayor lección de solidaridad de mi vida: me vi envuelta entre cartones, lonas, tiendas de campaña e ilusión. Sobre todo ilusión: veníamos para quedarnos. Un montón de jóvenes despertamos y contagiamos a toda España. Para quejarnos. Para cambiar el mundo. O al menos eso era lo que se palpaba en el ambiente. Llegaba comida, lonas, infraestructura... De todas partes de España. ¡Incluso pizza que pedían desde Galicia o Asturias!
De un día para otro nos convertimos en una pequeña ciudad dentro de la ciudad: cafetería, comisión de propuestas, de seguridad, legal... Venían personas de todas partes de Madrid (¡y más tarde de España! ¡Y del mundo!). Participábamos en asambleas, nos cuidábamos unos a otros. Nos reíamos mucho. Y nos sentíamos parte de algo. Algo se movía y nosotros estábamos allí, en el centro de todo. Venían abuelos y nos decían que aquél era nuestro mayo del 68, que no nos fuésemos. Y teníamos claro quién era el enemigo: los bancos, los mercados, el capitalismo y los políticos del bipartidismo. Entre ellos, además del Partido Popular, también el PSOE.
Los más pequeños habíamos crecido sabiendo que "había que apretarse el cinturón", escuchando los estragos de la crisis, compitiendo tóxicamente por una plaza en la universidad o por las becas que daba el Ministerio de Educación sin saber si quiera si tendríamos trabajo. Los treintañeros experimentaban en sus propias carnes la precariedad, lo que era ser trabajadores pobres, no poder emanciparse o tener que emigrar a limpiar suelos. Desarrollamos una desafección hacia la clase política que nos hizo querer tomar las riendas nosotros. Ni PP, ni PSOE, ni nada más de esa "mierda". No funcionaba. No avanzábamos y éramos la primera generación que viviríamos peor que nuestros padres. Estábamos seguros de que éramos los buenos.
Y de repente, parece que todo se esfuma. Llegan las primeras elecciones: mayoría absoluta para el PP. Nos movemos a los barrios, aparecen las distintas mareas, y salimos a rodear el Congreso. Luego las elecciones europeas y el auge de Podemos. "¿Será el verdadero cambio?", nos preguntábamos bastante escépticos. Había una cosa clara: acabamos con el bipartidismo durante una etapa y despertamos algo en parte del país que era difícil de volver a enterrar. Pero no habíamos cambiado el mundo. Lo que hicimos fue cambiar conciencias.
Pero ahí se quedó. Después muchos nos dimos cuenta de que el 15M no era Podemos, sino que Podemos fue GRACIAS al 15M. Vimos como volvía el PP al poder en una escena política de inestabilidad, cómo seguían los curros precarios, los falsos autónomos, las pensiones irrisorias, los recortes en políticas públicas o la corrupción. El espíritu del 15M se seguía oyendo cada aniversario en Sol, o en las pancartas de las múltiples manifestaciones, que fueron precedidas por las mareas blanca y verde o el movimiento feminista.
Y de repente va y llega usted, señor Sánchez. Contra todo pronóstico ha conseguido llegar al Gobierno. Y quedamos expectantes durante unos días. Y después lo consiguió, señor presidente: nos ha ilusionado. Volví a vivir con ilusión el goteo de filtraciones de nombramientos de los nuevos ministros: una feminista convencida como Carmen Calvo, un astronauta al mando de Ciencia e Innovación, o una verdadera luchadora contra el cambio climático en Medio Ambiente.
Llega usted y se coloca al mando del primer Gobierno con más mujeres que hombres en la historia de la democracia, anuncia que recuperará el Ministerio de Igualdad que tanta falta hace, la creación de un Alto Comisionado para la Pobreza Infantil, que incentivará las energías renovables, y que la visión de género estará de manera transversal en todas las carteras. Y el primer Gobierno de la UE que da una lección de solidaridad al resto al acoger a las 629 personas que viajaban a bordo del Aquarius y a quienes lo único que les diferencia de nosotros es haber nacido en otro lugar.
Y de repente, señor presidente, a mi me ha vuelto la ilusión. Sé que se queda sólo en eso: ilusión. Porque me falta ver qué es lo que realmente acaba haciendo. Pero la gente que no pasamos de los 25 años tenemos un vago recuerdo del Gobierno de Zapatero. Los últimos siete años hemos tragado Rajoy, Rajoy y más Rajoy. Y, por primera vez, con este Gobierno del PSOE, no pienso aquello que gritábamos de "PSOE, PP, la misma mierda es". De repente me encuentro comprendiendo el orgullo socialista que mis padres casi pierden y que yo nunca tuve, sino al contrario.
Por eso, señor Sánchez, y por las conversaciones con amigos millennials que, entre cerveza y cerveza sonríen por perder de vista a Rajoy y encontrarse con esta sorpresa, le pido que no nos decepcione."