Carlos Bardem: "Que puedas pagar un seguro privado no te inhabilita para defender la sanidad pública"
Entrevista al actor y escritor que vuelve a ser el narrador en la tercera entrega de la ficción sonora de 'The Sandman': "Es una experiencia muy gratificante".
Le ha tocado reinventarse y lo está haciendo de lujo. El actor, guionista y escritor Carlos Bardem (Madrid, 1963) continuará como narrador del “mundo de fantasía exacerbada” de Neil Gaiman, The Sandman en Audible. Una experiencia que, según reconoce, “es muy gratificante” que permite a los espectadores escuchar “cosas increíbles todo el tiempo”.
Una tercera entrega en la que asegura que habrá “más de los eternos”, “más recreaciones de diferentes momentos históricos” y, sobre todo, “más visitas al infierno”. Algo que a él le “divierte muchísimo” a lo largo de la ficción sonora.
Más serio se pone cuando habla por la situación de la sanidad pública en Madrid. El escritor critica que tener “un seguro privado, no te inhabilita de estar a favor de que quién no pueda pagárselo tenga una sanidad pública de calidad y universal”.
Carlos Bardem critica que algunos partidos políticos, como el Partido Popular, cargue contra algunos actores y cree que a ellos no le molesta “que los actores opinen”, sino que “no opinemos como ellos”. “Cuando los que opinan son Arévalo o Toni Cantó les parece estupendo que opinen”, razona.
Has triunfado como actor, has triunfado como escritor, y ahora lo haces a través de plataformas como Audible con tus propias obras, como Mongo Blanco. En el mundo que vivimos, ¿es necesario reinventarse?
Hay que pagar el alquiler. Hay que reinventarse siempre, en todos los campos posibles. Al final todo tiene que ver con la pasión de contar historias, ¿no? Cuando actúas son las historias de otros, cuando escribo son mis historias, pero son dos caras de la misma pasión, narrar. Yo creo que el ser humano necesita narración para ordenar la vida, darle un sentido. Todos los mecanismos para contar historias me interesan.
¿Cuáles son las principales diferencias que sientes entre ejercer como narrador en Mongo Blanco y hacerlo a través de la ficción sonora de The Sandman?
Bueno, son dos vehículos distintos. Mongo Blanco es un audiolibro. Soy yo leyendo la novela. Es mi voz leyendo la novela que yo escribí. Para mí fue muy interesante porque me dio la oportunidad de reencontrarme con la música interna del libro. De ver que cada libro tiene una cadencia que va muy asociada al lenguaje que utilizas. En el caso de Mongo Blanco, es una recreación del castellano en el siglo XIX. Tiene una cadencia muy concreta y leerlo fue muy interesante. Fue reencontrarme con lo que yo había creado desde otro lugar y aprendí sobre mi novela. Me acordé mucho del escritor, porque son 627 páginas, así que tuve que leer mucho, pero estoy muy contento del resultado. Es otra manera de hacer llegar la historia de Mongo Blanco y de la atrocidad de la trata de esclavos y la participación española al gran público.
En el caso de The Sandman, es algo completamente distinto. Es una ficción sonora. Es una serie, pero sin la imagen, sin lo audiovisual. Pero igual de bien producida, con unos medios increíbles, con una profundidad de capas de sonido que hacen la experiencia muy rica. Estás oyendo cosas increíbles todo el tiempo. No solo los diálogos y las descripciones, sino cómo suena el infierno, el monte Olimpo, cómo suena el Londres de Shakespeare. Está funcionando muy bien y creo que es una experiencia muy gratificante, muy rica, porque ha trasladado al sonido el mundo de Neil Gaiman. Qué es un mundo de fantasía exacerbada, loquísimo y, por tanto, divertidísimo.
Y con todo lo que has hecho, continúas con este tercer acto de The Sandman. ¿Con qué novedades cuenta la historia en esta tercera entrega?
Más de los eternos. De ese mundo, absolutamente, original de Neil Gaiman, más recreaciones de diferentes momentos históricos, más visitas al infierno. A mí, particularmente, esa es una parte que me divierte muchísimo, cómo ha recreado el infierno y todas las legiones de diablos a cada cuál más loco. Y esta historia fantástica, que por momentos, roza el terror y en otros momentos es francamente divertida, en la que vemos seres míticos, arquetípicos, eternos, inmortales, pero a la vez profundamente humanos. Lo cuál hace que entendamos muy bien sus motivaciones y empaticemos con ellos.
En una sociedad en la que muchos tienen menos tiempo para leer. ¿Crees que los audiolibros han venido para quedarse?
Yo creo que cada época está determinada por su tecnología. El consumo cultural de cada época va a determinado por el soporte tecnológico de esa época. Ahora todos llevamos un smartphone encima. Así que llevamos encima, pues igual que mucho ruido y mucha viralización de cosas absolutamente innecesarias, pero también tenemos el acceso a historias fantásticas como The Sandman o a escuchar los grandes clásicos de la literatura, de la novelística y creo que es algo que viene para quedarse, que está asociado a una manera de consumir cultura que es la que predomina en esta época.
Tras narrarla en Audible, ¿has encontrado alguna cosa en Mongo Blanco que te hubiese gustado cambiar?
No. Lo que yo leo es estrictamente la novela. Lo que me llevé fue una muy grata sorpresa. Dije, ‘qué novela más buena’, ‘quién la habrá escrito’. No, pero me sirvió más para recordar todo el proceso que me supuso escribir esa novela, que fueron cinco años de trabajo. Dos años y medio de documentación histórica, yo soy licenciado en Historia Contemporánea, y estuve investigando sobre la trata de esclavos.
Y luego el trabajo como escritor de articular toda esa información de una manera amena. Yo no quería escribir una monografía para especialistas, quería escribir una novela, algo que agarre a la lectora o al lector y lo lleve por todo ese mundo, a lo largo de 600 y pico páginas. Me reconectó mucho con ese proceso.
¿Qué diferencias pueden disfrutar los oyentes entre The Sandman de Audible y la serie estrenada en Netflix?
Hay una diferencia fundamental y que a mí me resulta muy atractiva. Yo que soy novelista y escritor, pienso que los libros son mejores que las películas, siendo actor. Cuando tú consumes audiovisual, la comunicación entre el emisor y el receptor es unívoca. A ti te dan todo hecho. Tú lo recibes, te dan la cara de la cara del actor, de la actriz, la ambientación… La ficción sonora, en ese sentido, la emparento más con la experiencia literaria. En el sentido de que, por más que nosotros narremos y haya una superproducción de sonido, al final la comunicación es bidireccional. Tú tienes que crear en tu cabeza las imágenes. Y, en este mundo en el que vivimos acelerado, tener la oportunidad de escuchar esto, creo que es una manera muy interesante, muy gratificante, de activar verdaderamente la imaginación.
Hemos visto mensajes tuyos en defensa de la sanidad pública. ¿Qué piensas sobre lo que está ocurriendo con la sanidad en Madrid?
Bueno, pues, desde el punto de hora en el que salí a manifestarme, está clara mi posición. Lo público es lo que nos articula como sociedad y lo que nos defiende de la intemperie del mundo. Destruir lo público, convertir las necesidades básicas de la población en el negocio de unos pocos, yo siempre estaré en contra de eso.
Desde el Partido Popular hubo muchas críticas contra Pedro Almodóvar…
Es una argumentación tan pedestre, que me sabe mal hasta tener que… Vamos a ver. Que tú tengas capacidad de pagarte un seguro privado, no te inhabilita para opinar y para estar a favor de que quién no pueda pagárselo tenga una sanidad pública de calidad y universal. Es obvio.
Hay una cosa en general con esta cosa de que ‘los actores opinan’, que nos zamarrean constantemente, que es muy divertida. A ellos les molestan que opines porque no opinas como ellos. Cuándo los que opinan son tipos como, yo que sé, Arévalo o Toni Cantó, pues les parece estupendo que opinen. A ellos no les molesta que los actores o la agenda de la cultura opine. Lo que les molesta es que no opinemos como ellos. Son argumentaciones de una simpleza tal que no creo que haya que perder mucho tiempo en razonar sobre ellas.
Y todo esto a pocos meses de que arranque el tour de elecciones. ¿Cómo ves la situación política? ¿Qué te parece lo que está ocurriendo entre Podemos y Yolanda Díaz?
Lo que veo es que siempre se pone el foco en la tensión de la izquierda, como si en el resto de los partidos no hubiera tensiones. Hace nada, cual Julio César, bajo la estatua de Pompeyo, apuñalaron al presidente del Partido Popular, que era un señor que ya nadie se acuerda de él, que se llamaba Pablo Casado. Todos los partidos tienen tensiones. Lo que pasa es que las tensiones de la izquierda, con un interés claro por parte de los dueños de ciertos medios de comunicación se amplifican y se publicitan constantemente. La política es tensión, son acuerdos, desencuentros y ponerse de acuerdo en mínimos siempre. Yo confío en que cuando llegue el momento de las elecciones todo el mundo se pondrá de acuerdo.
Y luego toda la que se lió hace unos días con los ataques de Vox a Irene Montero. ¿Estamos dejando atrás la política tal y como la conocíamos?
Yo soy profundamente optimista. Creo que el optimismo es revolucionario y la melancolía o la nostalgia es siempre reaccionaria. El ser humano tiende a pensar que lo que pasa en su ciclo vital es novedoso, único y excepcional y que nunca ha pasado antes. Pues no creo que haya ahora más tensiones que había, por ejemplo, en las Cortes españolas en los años 30. Evidentemente, puede que haya más disparidad de opiniones que las que había en las Cortes durante el franquismo.
Hay crispación, pero no creo que en ningún momento de la historia de la humanidad no haya habido crispación. Siempre existirá. Lo que hay que hacer o lo que yo intento, es entender quiénes son los que crispan y huir de las equidistancias. Es decir, esto de los nazis y los judíos de Auschwitz están polarizados, no. No hay crispación, equidistancia posible. Hay gente que hace de propagar el odio una manera de vivir y de rentabilizar la política y contra esa gente hay que pelear siempre.
Y cómo defines lo que ocurrió con Irene Montero…
Machismo pedestre, una indignidad. No creo que haya mucho más que decir al respecto. Se descalifican ellos solos. Yo creo que hablan para un grupo de gente, muy cafeteros. A mí me gustaría pensar que la mayoría de la gente está muy por encima de eso.
Eres un persona muy activa en redes sociales. ¿Qué te parece todo el lío que se está montando desde que Elon Musk se hizo con Twitter?
Elon Musk compró una empresa por 44.000 millones de dólares y ahora creo que vale 16.000 millones. No lo debe estar haciendo muy bien. Yo no soy un gran de estos grandes mitos del emprendimiento que, si luego escarbas un poco, pues tiene unas biografías todos como muy dudosas. Este señor ya era millonario de cuna y además millonario, heredero de una empresa de extracción de diamantes en la África del apartheid. O sea que, no creo que sea un tipo que pueda ser un referente moral para nadie.