¿Ha servido la campaña para algo?
Quince días para convencer a un 41,6% de indecisos.
Silencio… como diría Albert Rivera. Este viernes a medianoche los políticos tienen que cerrar sus bocas. Los españoles se enfrentarán a un día de reflexión, el futuro de España está en sus votos. Durante quince días han bombardeado con mítines, entrevistas, anuncios, mensajes de Whatsapp. La fiesta-rave de la democracia.
Dos semanas de campaña electoral. Y los partidos la comenzaron con un dato obsesionando sus mentes: el 41,6% de los ciudadanos no sabía a quién votar. En esta era de sobreinformación, de redes sociales, de espectáculo catódico: ¿sirven de algo?
“Quince días… la campaña empezó el lunes con los debates”, reflexiona Verónica Fumanal, experta en comunicación política. Se llegaba tras un periodo muy “politizado” con la moción de censura y el nuevo Gobierno. La Semana Santa -que coincidió con la primera semana- fue un “periodo valle de descanso”. Pero a partir del duelo televisivo en RTVE se han marcado tendencias: “Podemos se está recuperando, hay un cierto efecto Pablo Iglesias”.
Estos días, relata Fumanal, “han podido servir para ver propuestas y también las formas de los candidatos”. Y este interés durante estos últimos momentos se evidencia en que mucha gente en la cola de las oficinas de Correos comentaba que había esperado a ver los debates para meter su papeleta en el sobre.
Según Fumanal, se han vivido “dos grandes momentos televisivos en prime time” y con un altísimo share. Esto ha sido lo más significativo, señala, que puede haber hecho que gente decida su voto. El final, añade, está protagonizado por el fichaje de Ángel Garrido por parte de Ciudadanos. Los naranjas se guardaban esta sorpresa después de llegar “desfondados” a la campaña, apostilla.
Y da una clave sobre la campaña: no ha habido grandes debates sobre propuestas ni modelos económicos. Estos días se han convertido “en un gran plebiscito”: echar a Pedro Sánchez o frenar a la coalición de las tres derechas.
“Estamos en un campaña en negativo. El PSOE dice que es la única alternativa para que la extrema derecha no cuente y el PP y Cs afirman que son los únicos que pueden hacer que Sánchez salga de La Moncloa. Sobre todo, se trata de que el otro no esté, no de dar razones para estar”. Todo ello en un clima de “volatilidad del voto” y de caída de fidelización de los partidos.
“Seguro que sí ha servido la campaña”. Esta es la opinión del consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí. “El volumen de indecisos es muy alto y no van a la abstención”, ilustra, para coincidir en que los debates han sido esenciales en estos días, además de las encuestas.
Y el “tercer elemento” esencial de la campaña, añade Gutiérrez-Rubí, es “la novedad de Vox” y la situación de que este partido pueda ser decisivo para formar Gobierno. ¿Hay un fenómeno de voto oculto a los de Santiago Abascal? “Sí, hay mucho”, responde tajante: “No sólo de gente indecisa que haya decidido votarles finalmente, sino que en las últimas horas por parte de gente que había pensado en PP y Ciudadanos”.
El fenómeno del voto oculto de Vox
“Frente al espectáculo del fichaje de Garrido y la frustración de que la derecha no gane, dan un golpe en la mesa y votan a Vox”. Son “electores molestos con esta maniobra fratricida que demuestra que los populares y los naranjas están más preocupados por ganarse entre ellos que al PSOE, eso aumenta a Vox, no cabe ninguna duda”, ahonda.
Para Gutiérrez-Rubí, ha sido una campaña “incierta, inquietante”. “Todo el mundo tiene miedo a algo. El PP al batacazo, Cs a perder la centralidad y la pugna con el PP, el PSOE a las derechas, Podemos a que sea infructuoso su empeño tras un buena campaña y Vox a no cumplir las expectativas”, relata. “Todo el mundo tiene miedo a lo que va a pasar, eso se nota”, subraya.
Y Toni Aira, experto en comunicación política, lo tiene claro: “Los dos damnificados de esta campaña han sido el PP y el PSOE. Ha tenido un protagonista, Vox. Sin estar ha estado. A partir de ahora se van poner en valor las campañas fuera de los medios tradicionales, con un recorrido paralelo y más en redes”.
“Mucha gente daba por muertos los debates y no se debería hacer”, señala tras lo sucedido estos días. “Se generó un calentamiento previo, como en el fútbol con los partidos de alto riesgo, como de gran final de Champions”, describe Aira, que añade que esto ha afectado al PSOE por “la mala gestión de Sánchez y su equipo” los días anteriores.
En estos ‘partidos’ en RTVE y Atresmedia, explica Aira, “Ciudadanos no es que haya rozado el riesgo de sobreactuar, sino que se ha pasado de la línea, cuatro pueblos. Pero hay que mirar quién es su público objetivo, escorado hacia la derecha”. “Podemos ha entrado de nuevo en la campaña y en la agenda a través de los debates”, sentencia.
¿Y en Cataluña? ¿Movilizará voto la campaña? Aira contesta: “El independentismo ha tenido suerte con Cayetana Álvarez de Toledo y con la competición que ha generado con Inés Arrimadas, que ha tenido que echar el resto en la línea del ‘a por ellos’ y el ataque al catalanismo”. E incide en la figura de la ‘número uno’ del PP por Barcelona: “Ha sido la novedad, ha generado la dialéctica con Cs de competición para ver quién tiene la bandera más grande”.
En su opinión, esto ha beneficiado al independentismo “que no está en su mejor momento” y le ha ayudado a “compactar el discurso y a disimular sus diferencias”. Pero, en general, este experto en comunicación política insiste en que ha sido una “campaña descafeinada”: “se habían generado una expectativas sobredimensionadas”. “Se ha limitado a los debates, el resto era más de lo que habías visto”, añade.
Para Mónica Contreras, politóloga de Red Lines, hay que hablar ya de la “idea de campaña permanente”. Así está España, comenta, desde que se celebró la moción de censura y con “discursos muy agresivos”. “La diferencia entre ciclo institucional y electoral se ha diluido”, explica.
Por ello, a su juicio, el único momento en el que cobró sentido la campaña fueron los debates: “cuando los candidatos están delante de tu sofá, te cuentan sus programas y se recriminan los unos a los otros”. Y, además, la gente tarda más en decidir su voto, hasta el mismo colegio electoral. Tiene sentido, indica Contreras, porque la gente habla más en el día a día de política y los votantes se informan, no pertenecen fielmente a un partido. Esperan hasta el final y emiten su sufragio por su “interés”.
çSilencio… la campaña llega a su fin. ¿Y tú has decidido ya tu voto?