California, Texas y Florida: el impacto de los hispanos en las elecciones
Los republicanos no pueden ganar las elecciones sin ganar Florida. Si los demócratas los derrotan allí, la contienda habrá concluido.
En Estados Unidos normalmente hay bastantes votantes registrados que no se molestan en participar en los comicios, pero este año parece que serán menos los que no cumplan con este deber cívico. Según noticias proporcionadas por CNN, de los tres estados más grandes en términos de población, California, Texas y Florida, estos dos últimos presentan cifras muy altas de participación. En ambos estados, el 28 de octubre había votado ya el 48% de los votantes registrados. Estos tres estados son muy interesantes por combinar su gran tamaño con el hecho de tener una población hispana muy numerosa.
En estas elecciones se habla poco de California, porque no se esperan sorpresas. Aunque California apoya a los demócratas en las elecciones presidenciales desde 1992, el estado no se hizo firmemente demócrata a todos los niveles hasta comienzos de este siglo, cuando el aumento de la población hispana, principalmente mexicana, transformó el mapa político. En estos momentos los demócratas tienen una súper-mayoría tanto en el Congreso como en el Senado del Estado de California, cuyo gobernador también es demócrata. Además, todos los senadores y la mayor parte de los congresistas que representan a California en el capitolio de Washington son demócratas. Esto no fue siempre así. El gobernador republicano Pete Wilson, que estuvo en el poder de 1991 a 1999, tomó una serie de medidas destinadas a perseguir a los hispanos y cortejar a los blancos. Aunque a él estas medidas le reportaron los votos deseados, a largo plazo perjudicaron al partido republicano, ya que los hispanos, cuyos números siguieron aumentando, contribuyeron después, junto con otras minorías étnicas, a darles la victoria a los demócratas. Lo que pasó en California puede pasar en otros estados.
Del estado que más se habla en estos momentos es de Florida, que es clave para las elecciones presidenciales. Este estado, que ganó Trump en 2016, podría inclinarse por Biden. Se espera que el que gane lo haga por una diferencia de 100.000 votos o menos. Así que ambas campañas se están volcando allí. Los cubanos, que son el grupo hispano más numeroso, favorecen al actual residente de la Casa Blanca, ya que éste acusa a su oponente de ser comunista y, por muy ridícula que sea esta afirmación, obtiene una fuerte reacción visceral de este grupo tan escarmentado de los excesos del régimen de Fidel Castro. Por su parte, los puertorriqueños, que son el segundo grupo más numeroso, apoyan a Biden. Los puertorriqueños, que suelen votar por los demócratas, este año están particularmente motivados por el horrible trato que el actual presidente dio a la isla, a la que abandonó a su suerte tras el huracán María en 2017, lo que provocó una profunda crisis económica y una migración masiva hacia el continente, especialmente hacia Florida. Si salen a votar en suficientes números, los puertorriqueños podrían darle la victoria a Biden, así que hay mucho suspense.
Un estado del que se habla menos y es muy grande es Texas. Este estado ha sido sólidamente republicano durante décadas. La novedad este año es que en las encuestas la intención de voto está bastante equilibrada entre demócratas y republicanos hasta tal punto que no se considera inconcebible que gane Biden allí. La población hispana, de origen mexicano, apoya a los demócratas y su número aumenta cada año. Si los demócratas no ganan este año, podrían hacerlo en un futuro próximo. Cuando esto suceda, sin los votos de un estado tan grande, a los republicanos les resultará imposible ganar las elecciones. En estos momentos Texas destaca por el entusiasmo con el que los ciudadanos están participando en los comicios, a pesar de los descarados intentos de supresión del voto efectuados por el gobernador republicano, que ha retirado urnas en barrios en los que predominan los hispanos y recurrido a todo tipo de triquiñuelas para dificultar el acceso de éstos al voto. Sin duda los duros y constantes ataques de Trump a los hispanos en general y a los mexicanos en particular durante los últimos años le están pasando factura ahora. El martes, 27 de octubre, a una semana de las elecciones, en Texas ya había votado el 90% de todos los ciudadanos que lo hicieron en las elecciones de 2016. Será muy interesante ver lo que pasa. Aunque sea improbable que gane Biden en Texas, el hecho de que sea posible es algo que produce gran expectación. Los hispanos y sus aliados han convertido a California en un estado demócrata. Sería muy emocionante que pasase lo mismo en Texas.
Respecto a Florida, se espera que los hispanos acaben apoyando a los demócratas con el tiempo, según aumenta la población puertorriqueña y la población cubana se transforma con el cambio generacional. De momento la cosa está tan igualada que nadie se atreve a hacer predicciones. Parece que ambos candidatos planean celebrar allí los últimos actos de sus respectivas campañas electorales. Ninguno de los dos piensa visitar Texas, a pesar de que en ese estado la cosa está también muy reñida. Puede que los republicanos confíen en retener Texas y los demócratas tengan dudas sobre sus posibilidades de éxito o puede simplemente que Florida sea demasiado importante como para apartarse de allí ni un momento. Los republicanos no pueden ganar las elecciones sin ganar Florida. Si los demócratas los derrotan allí, la contienda habrá concluido.